Atocha, ayer, con los viajeros despistados por el cese del servicio
Atocha, ayer, con los viajeros despistados por el cese del servicio - ISABEL PERMUY

Quejas, confusión y retrasos por las obras de la línea 1 de Metro

Los usuarios afectados el primer día laborable por el cierre criticaban la falta de información y alertaban del caos que se montaría a partir de septiembre

Madrid Actualizado: Guardar
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Desorientados, confundidos, molestos, buscando alternativas y con prisas por llegar a sus destinos. Así discurrió ayer la primera jornada laborable del cierre de la línea 1 de Metro para los miles de usuarios que la utilizan a diario. A pesar de que el corte del servicio en 23 de las 33 estaciones se ha aplazado varias veces desde mayo, la noticia desubicó a los usuarios que se sorprendían al coger las líneas alternativas de la EMT: S1 (Cuatro Caminos-Plaza de Castilla); y el tramo más afectado, el S2 (Sierra de Guadalupe-Atocha), S3 (S. Guadalupe-Conde de Casal), que discurre por los distritos de Puente y Villa de Vallecas.

«Pensaba que estos buses hacían el recorrido completo de la línea 1. ¡Vaya chasco! Y ahora, ¿cómo voy a Sol?», era una de las preguntas recurrentes que se hacían muchos de los afectados, como Matías.

Las colas en las paradas eran la tónica, las miradas a los recorridos de los servicios especiales habilitados y las cábalas sobre los trayectos posibles. «¿Qué hago para ir de Atocha a Hortaleza? Tengo una entrevista de trabajo para protésico dental. No sé qué puedo hacer», decía Caridad en Portazgo, agobiada. Al final, retrasó la cita 24 horas. «Mañana [por hoy] me organizo mejor», respiraba aliviada.

Otro de los problemas que acarreaba la suspensión del servicio para consolidar el túnel y cambiar la catenaria de la línea de Metro más antigua de Madrid hasta el 12 de noviembre, era tener que duplicar los transbordos o utilizar más autobuses, alargando los tiempos del viaje.

«Yo he tardado cuarenta minutos, en lugar de 25, en ir desde Miguel Hernández a Antón Martín, y eso que he salido media hora antes para llegar a tiempo. El S2 iba a rebosar», explicaba Nieves al término de su jornada laboral. Carlos decía que él había tardado una hora en un trayecto de 35 minutos de Embajadores a Villa de Vallecas. La mayoría llegó tarde.

«¡Me han destrozado vivo!»

El conductor de uno de los buses especiales explicaba a ABC: «La línea 1 es muy frecuentada y las quejas más comunes son porque la gente piensa que salimos y paramos donde los demás buses, y no es así; estacionamos lo más cerca posible a las paradas de Metro».

No siempre era así. Las protestas más frecuentes de los viajeros eran por «escasez» de información: «Yo me he pasado de parada en Puente de Vallecas y ahora tengo que ir marcha atrás. Deberían avisar por megafonía», decía Manuela. «Está mal indicado, no tienen aire acondicionado y no para siempre junto al metro. Y mira cómo va el bus a mediodía. No quiero ni pensar qué sucederá cuando se acaben las vacaciones», aseveraba Isidro, vendedor de la ONCE.

«Aunque la frecuencia de estos autobuses sea de entre 3 y 5 minutos y algunos sean dobles, es imposible que absorban a todos los viajeros por mucho que se hayan reforzada algunas líneas de Cercanías y de la EMT. ¡A mí me han destrozado vivo!», explicaba Pepe.

Otra coincidencia entre los usuarios era que «las obras se debían haber hecho por tramos». Los había que ponían el acento en que habían pagado el abono por un servicio mal prestado. Un inspector explicaba en Atocha que la mayoría de las protestas era porque no había servicio hacia el norte.

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