El mercado de sellos y monedas: 90 años de tradición y cifras mareantes en la Plaza Mayor

Desde 1927 es cita obligada en las mañanas de los domingos para los coleccionistas del metal y del papel

Varios hombres analizan una colección de monedas en la Plaza Mayor ARCHIVO ABC

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Desde 10 céntimos hasta 3.000 euros se pueden llegar a pagar actualmente por un sello en la Plaza Mayor que vaya de 1950 a 2018; hasta 6.000 euros por alguna moneda, aunque no siempre se dispone de ello. También hay hueco para las postales, los dedales, pendientes de otras épocas. Cuentan los entendidos que el origen de este mercado numismático y filatélico en la Plaza Mayor se remonta a 1927. Según los Amigos del IV Centenario de este emblemático lugar de la ciudad, un grupo de coleccionistas que se reunía en la Plaza de España cambió su punto de encuentro a la Plaza Mayor, bajo sus soportales para refugiarse del frío y la lluvia. Primero se comenzó con la filatelia y años más tarde por la fiebre del metal. «Los políticos de la época abandonaban sus diferencias ideológicas en la plaza para intercambiarse sellos», informan desde Anfil.

En los años de la República, la presencia del mercado ya era notable en la capital. En una publicación de ABC del 28 de abril de 1933 se hacía alusión a su gran dimensión . «Cuando llueve se busca refugio en los soportales; pero, al cesar de llover, aunque sea por poco rato, el grupo se va ensanchando y abandonando el refugio momentáneo, lo que hace pensar en si para esta afición será preciso tener como cobijo el ancho campo del espacio, donde no encuentren barrera las ilusiones», se describía.

Tras la Guerra Civil, su crecimiento se fue descontrolando y el Ayuntamiento madrileño tuvo que ponerle coto en 1959 . Como contaba este diario el 28 de octubre de ese mismo año, el Sindicato de Papel, Prensa y Artes Gráficas negoció con el Consistorio que fuera necesaria la solicitud de un permiso para poder tener un puesto en la Plaza Mayor . «Ya no es el mercado ambulante con la puerta abierta al intrusismo», referían aquellas páginas. Desde entonces, aquella normativa se fue quedando olvidada y de nuevo los ventajistas se fueron aprovechando del negocio. Algunos intentos han llevado a cabo diferentes concejales para controlar la venta ambulante filatélica al aire libre, pero el mercado no se ha llegado a regularizar como el de El Rastro.

Su influencia y su tradición llevaron a dejar de herencia las tiendas fijas del sector que hasta hoy día se mantienen alrededor de la Plaza Mayor. Cuando se le pregunta a los fanáticos de los sellos por qué comenzaron con su afición responden: «Era una forma de viajar. Era cultura. Pero el correo mundial ya no los lleva y se va a olvidar».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación