RAFA ALBARRÁN

Cifuentes purgará a los miembros del PP que no sean «ejemplares»

Impondrá un «código ético» y expulsará a cargos y militantes investigados en casos de corrupción

Madrid Actualizado: Guardar
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Apenas han pasado unas horas desde que Génova le designara sucesora de Esperanza Aguirre al frente de la gestora en el PP de Madrid, pero Cristina Cifuentes prepara ya la revolución en el partido, donde se propone aplicar las mismas recetas de regeneración que propugna desde su atalaya de la Comunidad. Para empezar, promete ser implacable con la corrupción entre los suyos, cuyo último capítulo se escribió el jueves con la entrada de la Guardia Civil en la primera planta de Génova por presuntas finanzas ilegales. «Me avergüenza», reseñó ayer Cifuentes, que anuncia que soltará lastre con cualquier cargo o militante que sea investigado formalmente en casos de corrupción. Caiga quien caiga. El primero podría ser el exgerente Beltrán Gutiérrez, cuyo despacho en Génova registró la UCO. La línea roja la mantiene Cifuentes en la citación formal como investigado (imputado).

Antes de dar el primer paso, pidió tiempo hasta el lunes, cuando completará su equipo en la gestora, con Juan Carlos Vera como su segundo. En cualquier caso, ayer, en su primera declaración como líder, ya avanzó que impondrá un «código ético» a todos los cargos y militantes del PP de Madrid, que serán expulsados si se ven inmiscuidos en cualquier caso corrupto. Prometió «colaboración absoluta» con la justicia, sin «tapar nada» por nadie. «Habrá una colaboración absoluta con la justicia para llegar hasta el final en cualquier caso que tenga que ver con corrupción, se llame Gürtel, se llame Púnica. Si tienen que salir cosas, que salgan», dijo. Ella misma se personará en el «juzgado»si detecta algo, dijo. De paso, dejó un recado a su compañera de Valencia Rita Barberá, a la que aconsejó que renuncie al aforamiento que, como senadora, le «blinda» ante la justicia ordinaria.

El peso del «dedazo»

Cifuentes viajó ayer, en su primer acto de partido, a la agrupación del PP de Getafe para escenificar la remontada en «el corazón del sur», en un municipio perdido ante el PSOE, y en el que gobierna, precisamente, la líder socialista, Sara Hernández. Allí anunció «un nuevo tiempo» en el PP de Madrid, que deberá ser más «cercano», «transparente» y «autocrítico» si se quiere recuperar la confianza perdida.

En la jornada de resaca, también se esforzó en sacudirse el «dedazo» de Rajoy, que le designó presidenta de la gestora y a quien le agradeció, otra vez, la confianza depositada en ella. Como ya hizo hace un año haciéndola candidata autonómica a las elecciones de mayo. Cifuentes, que lleva mucho tiempo predicando que el PP se abra a la democracia interna, no oculta su incomodidad por no haber sido nombrada tras recibir la aprobación de sus compañeros en junta directiva, como deseaba. Y aunque lo justificó por la urgencia de la situación y el «vacío de poder» tras la renuncia de Aguirre –«la especial situación de dificultad del PP en España y en Madrid obligaban a medidas inmediatas y la máxima operatividad»–, su esfuerzo fue en recalcar que abrirá el próximo congreso regional a las primarias. Admitió que «posiblemente» se presentará a la presidencia, formal, de la federación.

«Un militante, un voto», resumió, aprovechando para, conciliadora, tender puentes con el «aguirrismo». Este sector es mayoritario en el partido, pero ya comienza a virar hacia la nueva líder. «Estoy convencida de que contaré con el apoyo de todo el PP, sin etiquetas», dijo. Aguirre y Cifuentes apenas han mediado un mensaje telefónico de felicitación.

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