El caso de la diputada que se encaró con la Policía pone en jaque a En Marea

El grupo parlamentario desoye tras un debate de ocho horas a la dirección, que había exigido la dimisión de la diputada

El caso abre una crisis interna en la confluencia y mina el papel de su líder, Luís Villares

Paula Quinteiro (i) sale de la oficinas de En Marea junto a Luís Villares (d)
Mario Nespereira

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Choque de legitimidades. La polémica que rodea a Paula Quinteiro, la diputada de En Marea que se vio envuelta en un altercado con la Policía de Santiago, provocó ayer una fractura entre la cúpula de la confluencia, que resolvió el pasado viernes su dimisión , y los miembros del grupo parlamentario, defensores de su continuidad.

Ocho horas de reunión en el Parlamento visibilizaron la enorme vía de agua que el incidente está causando entre las familias del rupturismo. Ningún portavoz oficial quiso hacer declaraciones al término del encuentro y el grupo optó por emitir un comunicado medido al milímetro para reivindicar que Quinteiro «debe seguir desarrollando» su labor en O Hórreo bajo el paraguas de la organización, «tal como ya afirmó en anteriores ocasiones» .

En el mismo documento, además, se proyectan dos mensajes dirigidos a nutrir la confrontación con la dirección del partido, en la que ni Podemos, ni Esquerda Unida, ni las mareas locales más influyentes se sienten representados.

En primer lugar, los diputados desoyen la petición de dimisión formulada el pasado viernes por el Consello das Mareas, la ejecutiva de la organización. Se trata, dicen, de una «declaración política que no tiene consecuencias directas» ; lo que implica una desautorización hacia los dirigentes que creen que Quinteiro abusó de sus «privilegios» como parlamentaria, y que no dio explicaciones suficientes sobre su incidente. Dentro de ese sector se encuentran los aliados de Luís Villares, líder de En Marea, cuya autoridad queda comprometida tras la reunión de ayer.

Pero el texto avanza un segundo dardo. Quinteiro no solo no claudica ante el coro de voces que piden su renuncia –entre ellas, la de Xosé Manuel Beiras —, sino que avanza su disposición a la batalla: demandará la apertura de un «expediente informativo» en el que se informe «de todos los elementos que concurren en el caso» . Y sus compañeros de escaño la apoyan en su determinación.

Grupo vs. dirección

El suceso que estalló como un incidente de baja magnitud ahora amenaza con reventar las maltrechas costuras internas de En Marea. El caso Quinteiro es el leitmotiv de un relato que ha roto por completo la correa de transmisión entre la dirección orgánica y los diputados del partido.

De fondo hay muchos ingredientes. La diputada , vinculada a la corriente anticapitalista de Podemos , ha conseguido sumar apoyos entre sus rivales de antaño , como la secretaria general de los morados, Carmen Santos, y hacerse con el favor de los críticos con Luís Villares . Entre estos últimos figura un sector de Anova, Esquerda Unida y miembros de plataformas como la Marea Atlántica, encabezada por Xulio Ferreiro.

Porque ésa es otra lectura fundamental para entender el embrollo interno en el que se ha zambullido el rupturismo: el liderazgo de Villares. Cabeza visible tanto en la dirección como en el grupo parlamentario, el magistrado en excedencia ha venido guardando un escrupuloso silencio sobre el asunto desde que se desenmascaró. Canceló entrevistas y comparecencias de prensa habituales, y tampoco ha sabido imponer entre los diputados de la confluencia la posición de quienes le colocaron en la cúspide .

La tercera clave tiene que ver con los futuribles. El momento en el que se produce esta crisis coincide con otro debate: el del papel de En Marea en las elecciones municipales del 2019 , y la capacidad para volver a atraer a su seno a Podemos, Esquerda Unida y los contingentes locales que le hicieron ganar en 2015 las alcaldías de La Coruña, Santiago y Ferrol. El partido de Pablo Iglesias, por su parte, cerró ayer la consulta a sus bases al respecto, y pronto dará a conocer los resultados en Galicia.

Por último: la imagen. La publicación de un vídeo en el que varios de implicados en la trifulca con la Policía insultan a Villares solo contribuye a minar la reputación de la marca.

No defraudar

La única que compareció para rendir cuentas en público fue precisamente la líder de Podemos en la Comunidad. Carmen Santos tomó partido en los últimos días por la continuidad de Quinteiro y ayer no hizo cambios en el guión. A la espera de una convocatoria de prensa prevista para hoy, hizo un llamamiento a la «unidad» y a no «defraudar» a quienes entregaron su confianza al rupturismo .

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