Darío Campos no descarta que el alcalde de Becerreá vuelva al PSOE

Admite negociaciones para rehabilitar a Martínez, expulsado por Galicia y Ferraz

Santiago Actualizado: Guardar
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La corporación provincial de Lugo es ya el espacio propicio para conversaciones políticas que, hace unos meses, podrían parecer inverosímiles. El presidente de la Diputación, el socialista Darío Campos, reconoció ayer abiertamente que «hay posibilidades» de que el alcalde de Becerreá, Manuel Martínez, vuelva a la que fue su casa en la institución: el grupo del PSdeG. A tenor de las últimas declaraciones, Campos ha optado por echar «pelillos a la mar» después de que fuera Martínez la condición suficiente para que Elena Candia (PP) se aupara —aunque de forma momentánea— al poder en el Pazo de San Marcos. Aquel fue el clímax del divorcio, abrupto y sostenido, entre el regidor y el partido en el que había militado desde el 1979. La dirección decidió retirarle el carnet y relegarlo de la familia socialista en la Diputación, por lo que adquirió categoría de no adscrito.

El presidente provincial, volcado en su intención de dar la espalda a todo aquello, admitió que «siempre hubo contactos y nunca cerré la puerta a nada». La política, afirmó, «da muchos giros, hay que dejar cicatrizar las heridas, hay posibilidad de volver y de no volver también». Cabe preguntarse ahora a qué se debe este giro en el talante de uno y otro, pues Martínez también reconoció hace días que el diálogo para su reingreso era una realidad.

El ejecutivo provincial tiene en el horizonte inmediato la aprobación de unos presupuestos para los que necesita el mayor número posible de votos favorables. La minoría de los socialistas, con diez escaños, frente a los doce del PP y los dos del Bloque Nacionalista Galego, acrecienta la necesidad de tender puentes entre adversarios que durante un tiempo fueron irreconciliables.

Oferta PP-BNG

La negociación es una disciplina muy extendida en San Marcos. Ayer, Candia dejó palabras de conciliación y acercamiento para el BNG. Planteó que si los nacionalistas eran capaces de proponer unos presupuestos que repartieran los recursos a los ayuntamientos en base a criterios objetivos, contarían con el respaldo del grupo del PP. La aritmética, en este caso, daría la espalda a Campos, si bien es cierto que un pacto de los populares con el Bloque se haría difícil de explicar para las dos partes implicadas.

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