Darío Campos, este jueves, durante la presentación de los presupuestos de la institución en la Cámara
Darío Campos, este jueves, durante la presentación de los presupuestos de la institución en la Cámara - M. MUÑIZ
Diputacón de Lugo

El PSOE ya tacha de «tránsfuga» al diputado díscolo Manuel Martínez

El presidente del ente provincial, Darío Campos, denuncia «oscuras negociaciones» con los populares

El alcalde de Becerreá es un histórico militante del socialismo gallego, y su carnet de afiliado data del año 1979

Santiago Actualizado: Guardar
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Se terminaron los intentos de entendimiento entre el diputado díscolo socialista, Manuel Martínez, y el presidente de la Diputación de Lugo, Darío Campos. El nuevo líder del ente provincial, tras haber hecho en los últimos meses numerosas llamadas al entendimiento con el alcalde de Becerreá, hasta el punto de convencerlo de que firmase la moción de censura contra la popular Elena Candia, rompió ayer definitivamente con él. Durante su intervención en el Parlamento gallego, Campos tachó de «tránsfuga» a Martínez, pese a que todavía es compañero suyo de partido y de grupo en la corporación provincial.

El presidente lucense reprochó durante su comparecencia para explicar los presupuestos de su administración la postura del PP en el pleno de organización provincia.

«Ustedes le habían ofrecido hace tres meses al BNG más de lo que tenía en 2011 y esta semana se lo han quitado todo», subrayó aludiendo a supuestas «oscuras negociaciones» y «confabulaciones» entre los populares y el socialista rebelde. De hecho, incidió en este argumento apuntando a «pruebas» de dichas conversaciones.

Batalla dialéctica

Campos cayó en una dura refriega con el diputado autonómico José Manuel Balseiro, que volvió a tachar el pacto para desalojar al PP del poder de «moción de la vergüenza». El veterano parlamentario puso sobre la mesa la debilidad del equipo que ahora encabeza el socialista apoyado por el BNG, y cuestionó en numerosas ocasiones la capacidad que tendrán para sacar los presupuestos adelante si no cuentan con el voto de Martínez. Pero Balseiro fue más allá, e incluso deslizó la posibilidad de que el nombramiento del socialista pudiese ser nulo por supuestas irregularidades.

El parlamentario popular también lanzó reproches al BNG por su «código ético de quita y pon», argumentando que los nacionalistas exigieron la cabeza de Martínez por su condición de imputado, pero transigen con que el PSOE haya colocado a dos alcaldes en la junta de gobierno provincial con la misma situación procesal.

Para zanjar su intervención, Balseiro reiteró que considera a Campos «un hombre serio, pero mal rodeado», le auguró un mandato tormentoso, e incluso se atrevió a vaticinar que «no terminará la legislatura». Por su parte, el socialista terminó su intervención con una nota de humor y, en respuesta al popular, concluyó que «cuanto más difíciles se ponen las cosas, mayor motivación hay para hacerlas».

Vieja militancia

Los reproches de los socialistas de Lugo hacia su viejo compañero de organización no deslucen una militancia continuada del alcalde de Becerreá en la federación socialista gallega. Según reza en su ficha de afiliación, Manuel Martínez es militante del PSOE desde el año 1979, cuando en la montaña lucense ser socialista era algo «heroico», apuntan fuentes del partido. Desde una posición de resistencia vivió la hegemonía del Partido Popular y las sucesivas derrotas del PSOE. Sin embargo, y según confesó a ABC, en distintas ocasiones nunca tuvo la tentación de «cambiar» de bando. El PSOE premió esa fidelidad a la sigla y son numerosos los dirigentes que reconocen la «valentía y el carisma» del «viejo compañero». Sin embargo, la situación ha cambiado y las guerras internas han desencadenado un cruce de reproches entre la oficialidad y el «díscolo».

Pocos días después de recuperar la Diputación de Lugo, el presidente Darío Campos lo calificaba de «amigo» y un mes más tarde lo etiqueta en el Parlamento de Galicia de «tránsfuga». También divulgaron fotografías de encuentros con la expresidenta Candia para desacreditar su militancia. La respuesta de Martínez no se hizo esperar. «No sabía que tomar café con una diputada estaba prohibido, ya tardaron demasiado», señaló a este diario. En todo caso, anunció que aclarará en qué condiciones se produjo la conversación con la portavoz del grupo popular, Elena Candia.

Los «desaires» de los que se cree víctima Martínez no le impidieron exhibir su condición de socialista. En los plenos acude con la insignia del «viejo PSOE» y esperará hasta hoy para desentrañar las claves de un proceso del que sé que se considera una «víctima». De cara al futuro, Martínez siempre reiteró su decisión de continuar en la organización de izquierdas y hacer real ese lema que siempre ha guiado su pertenencia al PSOE; «la resistencia». Ahora resta saber cómo el PSdeG administrará la salida del diputado. De momento, Besteiro ya señaló que «no tengo previsto hablar con él en los próximo días» y, hábilmente, le recordó que el expediente informativo abierto después del 24 de junio continúa su tramitación.

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