CRÓNICA

Bola de partido para En Marea

Un grupo promovido por Noriega y los alcaldes rupturistas amenaza con tumbar en septiembre a la cúpula de Luís Villares

El líder de En Marea, Luís Villares, en una reunión de la coordinadora EFE

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Hay una tendencia a la desunión en la forma en la que En Marea despide los veranos. En 2016, poco después de su nacimiento como carcasa unitaria, recreó una imagen inédita para la izquierda radical en Galicia. En el cierre de campaña de las elecciones autonómicas, los tres alcaldes rupturistas, los referentes de Anova, Podemos, Esquerda Unida, y Xosé Manuel Beiras escoltaron al candidato Luís Villares en el mitin final en la plaza compostelana de Platerías. El horizonte de las urnas fraguó una unidad que pronto se supo del cristal del que estaba hecha . Ya en septiembre de 2017, tras el tumultuoso ascenso a la cúspide de Villares, el referéndum secesionista catalán amagó con volar los puentes entre el ala nacionalista de la confluencia y el más federal, liderado por Podemos. Y así hasta el verano de 2018, cuando En Marea se prepara para afrontar otra nueva bola de partido . Quizá la definitiva.

La creación de la Mesa da Confluencia, un grupo impulsado por Compostela Aberta para «relanzar» al partido instrumental, es el nuevo peligro que amenaza el liderato de Luís Villares. Tras abrir una ronda de reuniones en las últimas semanas, el grupo ha hecho público un análisis que ha encendido algunas alarmas entre el círculo del magistrado en excedencia . No ya porque alertan contra el «desgaste» y el agotamiento del proyecto que encabeza Villares, sino por la amenaza de activar un proceso de revocación de la ejecutiva si no se renueva al inicio del curso político.

El texto lo firman, además de Compostela Aberta, Marea Atlántica y Ferrol en Común: los partidos de MartiñoNoriega, Xulio Ferreiro y Jorge Suárez. A él también se han unido Anova —la organización fundada por Beiras—, y Podemos y Esquerda Unida, que hasta entonces se habían desentendido del papel de En Marea como partido. Es decir: los que en 2016 avalaron a Villares en la foto de Platerías, ahora amagan con hacerle caer.

«O rompe o rasga»

El documento, publicado por ABC el pasado viernes , no ha sentado nada bien en la sala de máquinas de la confluencia. De manera oficial, entienden que lo mejor es hacer el «menor ruido» posible para no enturbiar los ánimos, pero de puertas para adentro no esconden ni las extrañas afinidades que se están tejiendo contra Villares ni las maneras con las que los críticos pretenden hacerse con el control. Es un «rompe o rasga», dicen: «Hay gente que solamente sabe trabajar con ultimátums».

Lo único que rescatan del diagnóstico de la Mesa es el reconocimiento de que En Marea «es un referente» para el rupturismo. A partir de ahí, cargan contra el llamamiento del colectivo a que Podemos y Esquerda Unida se inscriban oficialmente en la confluencia , y cambien con ello la correlación de fuerzas dentro del Consello das Mareas: un órgano de mayoría «villarista» gracias en parte a la incomparecencia de sus rivales y al sostén que el presta un grupo de minorías encabezado por Cerna.

«Eso debieron hacerlo desde el principio» , protesta una fuente oficial en conversación ABC. «Es la estrategia de tensar por tensar». Cansados de escuchar que el sector de Cerna está «sobrerrepresentado» y de ver cómo uno de sus responsables, Mario López Rico —ex del BNG—, es calificado despectivamente de «superhéroe» de la fontanería , en la cúpula simplemente recurren a la fórmula de la proporcionalidad: «Tiene el porcentaje de votos que le dieron los inscritos».

Pese a todo, a pesar incluso de creer que el movimiento de la Mesa se explica dentro de la necesidad de algunos partidos de posicionarse antes de las municipales de 2019, En Marea atenderá a una de sus principales reivindicaciones: adelantará las elecciones al Consello, previstas para enero de 2019 , aunque no sin antes seguir lo marcado en los estatutos convocar a la coordinadora, al Consello y finalmente al Plenario.

Efecto contagio

Desde las mareas locales, sin embargo, se conjuran para hacer efectiva la llamada «unidad popular». Saben que la imagen de En Marea dista mucho de ser la idónea , y temen incluso que el aura de cainismo que planea sobre la marca acabe por desgastarlas de cara la cita con las urnas del año que viene.

No quieren convertir su movimiento en un choque de los alcaldes contra Villares, pero tampoco dejan de condenar que la actitud de En Marea hacia «el abuso de competición interna» acabó por alejar a buena parte de los aliados. Entre ellos, Esquerda Unida y Podemos, a los que incitan a «corresponsabilizarse» del rumbo de la confluencia , dado que para «decidir» qué se hace con el futuro de En Marea, «es mejor que estén todos», confiesan algunas voces a este diario.

En ese sentido, y vista la ausencia de contestación interna que hay en otras siglas, como Compostela Aberta o Marea Atlántica, no se creen poseedores de una «fórmula mágica» de la unidad. Solo avisan:todos se reconocen entre todos . Lo mismo que promueven para En Marea, aunque para ello haya que enfrentarse a quien hasta el momento ha salvado todos los envites, hasta que los que se apellidaban Quinteiro. Ahora le toca a Villares salvar el partido.

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