Las bases de En Marea piden la dimisión de la diputada que se encaró con la Policía, y ella se niega

Las bases de En Marea , la confluencia gallega de Podemos, han reclamado a través de una consulta telemática la dimisión de la diputada Paula Quinteiro , que en la noche del pasado 17 de marzo protagonizó un incidente con la Policía Local de Santiago de Compostela, a la que se encaró durante un control tras una denuncia por vandalismo. Sin embargo, la parlamentaria autonómica adelantó que, dijera lo que dijera la militancia, no tiene pensado dimitir, recrudeciendo un incidente que ha abierto dentro de En Marea una crisis de liderazgo y de unidad dentro del proyecto. Porque Quinteiro no está sola: pide su dimisión el líder, Luís Villares, pero la apoyan en su desafío su partido, Podemos, los nacionalistas de Anova y los alcaldes rupturistas de La Coruña y Santiago , Xulio Ferreiro y Martiño Noriega, respectivamente.

Según los resultados oficiales facilitados de madrugada por la dirección de En Marea, un 85% de los participantes en la consulta (790 votos) se mostraron partidarios de que Quinteiro dimita , frente al 15% que opinaron lo contrario (138 votos). La participación se situó en un 40% del censo total de inscritos en la confluencia, que tras las elecciones autonómicas de 2016 pasó a convertirse en un partido instrumental de adscripción individual, existiendo en paralelo a las formaciones a las que representa: Podemos, Esquerda Unida, Anova, Cerna y las mareas municipalistas.

En un escueto comunicado, En Marea avanza que le trasladarán los resultados de la consulta a la diputada, «para que obre conforme al código ético» de la organización . Sin embargo, el pasado martes —día en que comenzaba el proceso— la propia Quinteiro insistía en declaraciones a la Radio Galega que no tenía pensado dimitir de ninguna de las maneras, introduciendo una sombra de sospecha en el procedimiento, al alegar que no se produjo con las debidas garantías. Su entorno ha sembrado igualmente la desconfianza en el proceder de la dirección de En Marea, controlada por su líder, Luís Villares. De hecho, todo el affaire Quinteiro ha acabado convertiéndose en un test sobre el liderazgo y auctoritas internos de Villares, que ha pasado de político avalado por los notables de En Marea a convertirse en una voz incómoda. De hecho, en una entrevista con ABC , Villares no contemplaba que ningún dirigente de este espacio político desoyera a la voz de las bases.

La posición de Podemos, partido en el que milita Quinteiro —aunque procede de la corriente anticapitalista de la formación morada— ha sido contradictoria. A la dirección de Pablo Iglesias e Irene Montero no les tembló la mano para exigir la dimisión fulminante de Juan Merlo después de que ABC revelara que se inventó un título de ingeniero en su currículum, pero sin embargo ha transigido con Quinteiro.

La diputada, según el atestado policial, intentó obstruir la identificación de un grupo de jóvenes en un control rutinario tras varias denuncias por actos vandálicos. La mujer se dirigió a los agentes de esta manera: «¿Qué hacéis? Yo soy diputada y estais interfiriendo en mi labor parlamentaria. ¿Vosotros sabéis lo que estáis haciendo? Estais secuestrando mi labor parlamentaria y tenéis que saber que yo tego un régimen especial». Quinteiro les amenazó además con «interponer una interpelación parlamentaria ante el Parlamento Gallego por la actuación policial».

La dirección de En Marea, a partir de ahora, no descarta iniciar otro procedimiento reglado, el revocatorio, para forzar la dimisión de la parlamentaria, toda vez que la consulta celebrada no tenía carácter vinculante. Quinteiro siempre reprochó a la organización que no empleara este formato que, de prosperar, la mandaría al grupo mixto en el Parlamento gallego. La crisis interna, lejos de cerrarse, se recrudece.