Política

Oltra se venga del adelanto electoral y pone en jaque la investidura de Puig

La pelea entre PSPV, Compromís y Podemos-EU por las consellerias sigue bloqueando el acuerdo de Gobierno mientras podría no haber votación en las Cortes

Algunas voces apuntan a que la coalición maniobra para que los morados no entren en el Ejecutivo

Reunión entre PSPV, Compromís y Podemos-EU este martes EFE

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Ni firma del pacto en Alicante ni reparto de competencias. El bloqueo de las negociaciones entre PSPV, Compromís y Podemos-EU para formar Gobierno en la Comunidad Valenciana ha dado este martes una nueva vuelta de tuerca con la cuerda mucho más tensa entre los socios. La reunión del lunes no conseguía cerrar la llamada arquitectura institucional del Ejecutivo -es decir, qué partido ostentaba cada conselleria- pese a tener acordado el programa. Todo pasaba a centrarse en la cuota de poder y en el descontento creciente entre los partidos conforme avanzaba la jornada.

El punto de inflexión fue el mediodía. El «contrato» parecía encarrilado pero los negociadores de Compromís regresaban de una comida con Mónica Oltra -quien previamente había afirmado que eran los únicos que actuaban con generosidad- con una negativa. Según fuentes presentes, rechazaban que Podemos tuviera el control en competencias relacionadas con Medio Ambiente , pertenecientes a la coalición la pasada legislatura.

Tras el atasco, las conversaciones se reiniciaban por la mañana a primera hora en principio con una mejor actitud, a juzgar por las caras de los representantes de las formaciones. Éstas, al igual que en la jornada anterior, fueron torciéndose conforme pasaba el tiempo. Todo seguía igual e incluso peor. Pasadas las 13.00 horas, Podemos-EU se levantaba de la mesa de negociación, a la que no regresaron .

Los morados daban por hecho tan sólo 24 ahoras antes una vicepresidencia segunda con Vivienda (que en la pasada legislatura estaba dirigida por PSPV), Cambio Climático (que incluiría la Agencia hasta ahora en Presidencia), una parte de la dirección general de Medio Ambiente (bajo el control de Compromís) y Transición Energética (dependiente de Economía, también en manos de la coalición, y que contará con una Agencia de Energía propuesta por Podemos y que ha sido aceptada). A ello se sumaba que Esquerra Unida, con los que han acudido en confluencia, se llevaban Transparencia, Cooperación -ambas igualmente ostentadas por Compromís hasta ahora-, Memoria Democrática y Participación.

Ante la situación, según explicaban fuentes de la formación, optaban por renunciar a la mayor parte de lo relacionado con Medio Ambiente y solicitaban Vivienda y Transición Energética (más Transparencia). Pero Compromís no daba su brazo a torcer y la última oferta para Podemos fue Vivienda y Eficiencia Energética , además de la Agencia de Cambio Climático y la de Energía, ambas sin quitarlas de los departamentos originales. Unas competencias que consideraban insuficientes y que no podían aglutinar en su vicepresidencia. Así, se marchaban. «Hay fuerzas que no aceptan el peso electoral que tienen», indicaba su líder, Antonio Estañ, a la salida con un evidente enfado de sus compañeros de filas.

La posición respecto a la investidura de Ximo Puig la fiaban a la consulta a la militancia que había comenzado un día antes. Sin embargo, pese a que un 97'34% ha votado a favor de investir y un 93'10% ha aprobado la entrada en el Gobierno valenciano, Podemos comunicaba que lo dejaba todo en el aire . «Manifestamos nuestra voluntad de llegar a un acuerdo, pero atendiendo al mandato de los inscritos en estos momentos no podemos asegurar nuestro voto favorable a una investidura que no va ligada a la formación de un gobierno que ponga los intereses de la ciudadanía por delante de los intereses partidistas», señalaban. Desde Esquerra Unida -ya con conselleria asegurada salvo sorpresa- no parecían comprometerse a la unidad de acción en este sentido. Un 85,7% de las bases eran favorables al apoyo a la investidura y a la entrada en el Ejecutivo autonómico, lo que entienden que han que cumplir.

Así quedaba todo paralizado, sin una nueva reunión a lo largo de la tarde. «Es impresentable esta manera de apretar y de forzar los tiempos», reflexionaban algunas voces moradas. «Nos han ofrecido Vivienda y placas solares», indicaban otras indignadas por el área de Eficiencia Energética que quería darles Compromís. Y aunque la pinza con el PSPV había funcionado en días previos, parecía que los socialistas se habían aproximado de nuevo a Compromís por unas horas contra los morados. Era absolutamente fugaz.

Ruptura a varias bandas

En este momento, y a la espera de nuevos acontecimientos, PSPV y Compromís, hasta ahora socios de Gobierno, se encuentran en una casi total ruptura de negociaciones según admiten algunas fuentes. Y los socialistas -al igual que Podemos- apuntan al factor Mónica Oltra como el desestabilizador. Numerosas interpretaciones van en línea de que la forma de actuar responde a una venganza de la vicepresidenta de la Generalitat por el adelanto electoral que decidió Ximo Puig.

La herida no se ha curado todavía ni mucho menos y en Compromís siguen teniendo el convencimiento de que sin el anticipo hubieran sacado un mejor resultado -han pasado a ser cuarta fuerza- y la distancia con los socialistas no sería tan amplia. Al descontento por acumulación se incorporaría la teoría de la excesiva cesión de departamentos. Por tanto, una estrategia dirigida a presionar a Puig hasta el último minuto y a no perder poder en el Consell para no evidenciar su debilitamiento serían las dos formas de marcar su posición de fuerza.

La actitud está desesperando a PSPV y a Podemos. «No sabemos lo que pretende Mónica con todo esto», comentan algunos. Y se mencionan algunas maniobras. Una sería tratar de que los morados pidan Urbanismo a los socialistas. Otra, a su vez, que los primeros no entraran finalmente en el Consell . Esta última teoría ha llegado a oídos de Podemos y los socialistas confirman la sospecha. Como respuesta, Ximo Puig ha realizado un llamamiento a un Gobierno a tres durante el Comité Nacional y ha pedido responsabilidad, recordando que su partido es el vencedor de las elecciones.

En este escenario, la jornada de este miércoles en las Cortes Valencianas se plantea especialmente complicada. El pleno de investidura de Puig debería comenzar a las 10 horas, pero ante las presiones Compromís y el hecho de que Podemos pudiera abstenerse, podría no haber votación . La ley permite que el candidato a presidente de la Generalitat recite su discurso y la sesión se posponga hasta 24 horas, con lo que se retomaría el jueves.

La potestad para este retraso es del presidente de la Cámara, Enric Morera. Pero el PSPV se opone a la medida y ya advierte de que se posicionará en contra si es la intención real, de modo que Morera tomaría la decisión sin el visto bueno de la mayoría del Parlamento. Además, añaden que durante esas 24 horas se niegan a sentarse a negociar nada con Compromís En este sentido, no se descarta empezar la jornada con una Junta de Síndics urgente. En el peor de los escenarios, Puig se sometería a una primera vuelta el jueves y a una segunda 48 horas después. Algo inédito hasta ahora y que supondría una imagen de derrota absoluta del tripartito. En ella necesitaría más síes que noes.

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