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Tordesillas se revuelve contra el indulto al Toro de la Vega

Los vecinos de la localidad vallisoletana critican la decisión de la Junta «por sorpresa y sin acuerdo« de prohibir la muerte «pública» del morlaco

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Los habitantes de la localidad vallisoletana de Tordesillas despertaron este viernes con un estado de ánimo a caballo entre el enfado y el hartazgo. Enfado porque intentaban digerir la decisión de la Junta de Castilla y León de prohibir, vía Decreto-Ley, lancear o dar muerte al Toro de la Vega. «Nadie se lo esperaba», insisten, pero es que, además, nadie deseaba volver a ser protagonista involuntario en los medios de comunicación por acoger cada año el torneo en un municipio cuya historia -que es la historia de España- debería pesar más que cualquier otra cuestión.

Ayer, en Tordesillas la actividad era como la de cualquier otro día, pero los sonidos eran distintos. Un único tema de conversación se imponía sobre el resto.

Cafeterías, bares, tiendas, comercios restaurantes....en todos se podían escuchar con nitidez las mismas frases y palabras: «Toro de la Vega», «tradición», «no hay derecho», «que nos dejen en paz», «así no...». Las cámaras de televisión y los fotógrafos delataban la presencia de pediodistas ante los que muchos tordesillanos se negaban a hablar «hartos» de que todos los informativos hablasen de ellos. En los hermosos soportales de la Plaza Mayor, un grupo de mujeres, en plena tertulia, mostraba su enfado por la decisión del Ejecutivo de Castilla y León, mientras una de ellas advertía que «si se considera que en el Toro de la Vega hay maltrato animal, también lo hay en las corridas de toros». Con lo que ninguna está de acuerdo es con el método empleado por el Gobierno regional, vía decreto y «por sorpresa», según sus palabras, para acabar con el torneo. «Hablando se entiende la gente y en este caso eso no se ha hecho», insiste Carmen S. Hidalgo. «Es todo política», advierte otra de las mujeres, al tiempo que se queja de que «estamos todo el día el ‘el parte’; ¡ anda que no somos famosos!».

Lo cierto es que la política sobrevuela muchas de las conversaciones, como en la que participa un joven tordesillano que se reconoce militante del Partido Popular y que mantiene que «la primera medida electoral se ha tomado en Tordesillas». En términos similares se pronuncia otro popular y presidente de la Junta de Cofradías de Semana Santa, Isaías García Martín, para quien «antes de hacer un juicio y tomar medidas, lo primero que tenían que haber hecho es verlo, saber cómo funciona y qué es, que no es maltrato, y luego que hagan lo que quieran». Insiste en que «no han sido formas porque tenían que haberlo consultado, al menos con el alcalde». Reconoce que «estábamos mentalizados de que iba a ser el último torneo», y reprocha al consejero de la Presidencia, José Antonio de Santiago-Juárez, que diga que «la Ley es la Ley». «Pues vamos a mirar también la ‘Perla negra’ que hay muchas formas de mirar la ley», concluye.

Pero la vida en Tordesillas sigue y, como suele ser habitual, son muchos los turistas que recorren estos días las calles de la villa en busca de huellas de su historia: el Tratado, los Reyes Católicos, Juana la Loca, Carlos I...Es lo que hacía ayer una familia de Brasil ansiosa por descubrir el municipio y conocedora del polémico Toro de la Vega. «A mí no me gusta lo que hacen con el toro pero respeto la cultura de las personas», señalaba Joao Batista que, acompañado de su mujer y su hija se disponía a dar buena cuenta de las Casas del Tratado.

Como buena cuenta daba de sus productos Carlos Galicia, propietario de Confiterías Galicia, que trabajaba como cualquier otro día en su obrador de la principal calle de Tordesillas. Allí, se muestraba sorprendido por la prohibición de la Junta que «ha encendido al pueblo porque el año pasado dijeron que era un festejo legal y que cumplía con todos los requisitos según la reglamentación».

«Ayer tomaron una medida que nadie esperaba y la sorpresa en el pueblo es enorme», añadía. Reconocía que la Junta tenía que haber consensuado con el Ayuntamiento la medida, haber dialogado y buscado soluciones pero no tomar una decisión tan drástica sin contar con nadie. Galicia, que tuvo que quitar el apellido de «De la Vega» de sus polvorones y llamarlos sólo «El Toro», por las amenazas que en los últimos años ha recibido, advertía de que con la polémica suscitada, ahora todos los tordesillanos apoyan el torneo porque se han sentido agredidos, sin olvidar que el Toro de la Vega se ha convertido en la «punta de lanza» y el «buque insignia» de los grupos antitaurinos.

«Era previsible»

En un lenguaje conciliador se pronunció José Luis Sáinz, presidente de la Asociación de Empresarios de Tordesillas, para quien la medida adoptada por la Junta «tarde o temprano iba a llegar y era previsible». Comprendía que alguna decisión había que tomar «porque los acontecimientos se estaban desarrollando en los últimos años de forma violenta», aunque «no sé si ésta es la solución».

En cualquier caso, tenía muy claro que «el problema del torneo del Toro de la Vega es entre las personas, porque se estaba llegando a unas situaciones peligrosas y eso hay que solucionarlo».

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