Ricardo Ortega y Julio Rey recuerdan su récord de España de maratón
Junto con Agustín Fernández, Juan Hidalgo, Juan Francisco Romera y Antonio Serrano, son los seis atletas castellano-manchegos que han batido la plusmarca nacional en los 42 kilómetros y 195 metros
Ricardo Ortega: «Me encontré con una marca que no esperaba»
En 1980 Ricardo Ortega (Toledo, 1953) había acabado el servicio militar y tenía que empezar la residencia de Medicina en el hospital. Entonces pensó que «la única oportunidad» que tenía de ir a los Juegos Olímpicos de Moscú era pasarse al maratón. Ya conocía la distancia, pues en 1977 y 1978 había ganado los dos primeros maratones «Ciudad de Oviedo», pero nunca había entrenado específicamente para dicha prueba.
La clasificación fue en el campeonato de España de 1980, disputado en Laredo, donde tres atletas batieron el récord nacional de Santiago Manguán (2:15:18): Eleuterio Antón (2:14:32), el propio Ortega (también bajó de 2:15) y el toledano Fernando Fernández Gaitán (2:15:13). Sin embargo, la federación decidió que solo uno iría a los Juegos. El elegido: Eleuterio Antón. «Ese fue el mayor golpe deportivo que me han dado en mi vida» , recuerda Ortega, convencido de que en Moscú «podría haber quedado entre los ocho primeros».
Aquella sensación de injusticia generó tal revuelo en Toledo que la Caja de Ahorros Provincial le pagó el viaje para el maratón de Nueva York, en otoño, «una experiencia inolvidable». Allí llegó con la marca número 70 y, «en un recorrido duro», finalizó duodécimo con un crono de 2:14:44. En noviembre de 1982 repitió en la ciudad de los rascacielos y mejoró el tiempo (2:14:23).
Con ese bagaje, el maratón de Londres de 1983 parecía propicio para abordar el récord de España. Junto con su entrenador, Martín Velasco, fijó «un plan de puesta a punto de siete semanas en el que fuimos aumentando el kilometraje y las distancias de las series, a la vez que reducíamos la velocidad y el tiempo de recuperación entre ellas».
El 17 de abril Ortega se situó en el grupo de cabeza de carrera desde el inicio y «la obsesión que tenía» era aguantar lo máximo posible porque «estaba siendo espectador de excepción de una carrera extraordinaria», recuerda. Aquel maratón se puede ver en Youtube. Además, cuenta que a la altura del Palacio de Buckingham, cuando faltaba muy poco para la meta, hizo el último esfuerzo y adelantó al británico Martin McCarthy para ser sexto (el ganador fue el también británico Mike Gratton, con 2:09:43).
Ortega hizo un crono de 2:11:51 en Londres , rebajando el récord en dos minutos y 20 segundos (el pellizco más grande desde que en 1966 Carlos Pérez Alonso batió su propio mejor tiempo por casi cinco minutos). «Me encontré con una marca que no esperaba», reconoce Ortega. El récord le duró apenas cuatro meses, hasta el 14 de agosto, cuando Juan Carlos Traspaderne paró en 2:11:34 en el Mundial de Helsinki.
Julio Rey: aquel 23 de abril de 2006 fue «una maravilla»
Julio Rey (Toledo, 1972) ganó cuatro veces el maratón de Hamburgo como si fuera un reloj, pero solo en el último consiguió el premio adicional de batir el récord de España. En la primavera de 1999 Fabián Roncero estableció en Rotterdam la plusmarca nacional de los 42 kilómetros y 195 metros en 2:07:23. Desde entonces Rey se puso el reto de superarlo. Le costó siete años.
En 2001 venció por primera vez en la ciudad alemana con 2:07:46, a 23 segundos del récord. En 2003 se acercó aún más: hizo 2:07:27 y se quedó a cuatro segundos. Ese verano logró la medalla de plata en el Mundial de París en una carrera sumamente emocionante que se decidió en los últimos instantes, cuando el marroquí Jaouad Gharib esprintó entrando al estadio y le arrebató la gloria por siete segundos. En 2005 triunfó por tercera vez en Hamburgo con 2:07:38, a 15 segundos de la plusmarca de Roncero.
Por fin, el 23 de abril de 2006 tanta persistencia tuvo su recompensa: Rey paró el crono en 2:06:52 y rebajó el récord de España en 31 segundos. Aquel día fue «una maravilla». «En las ediciones anteriores las liebres me fallaban antes de llegar al medio maratón y ese año hubo una que me llevó hasta el kilómetro 30. También contribuyó que un keniano (Robert Cheborbor, con 2:07:37) aguantase hasta casi el final. Además, en Hamburgo siempre se levanta un poco de viento en los últimos kilómetros, porque la meta está cerca del puerto, pero ese año nada. Y la temperatura, nueve grados, era perfecta para correr».
Entonces el récord del mundo lo tenía el keniano Paul Tergat con 2:04:55, una marca que consideraba inasumible, aunque «en algún momento sí pensé, por los entrenamientos, que podía bajar de las dos horas y seis minutos». Sin embargo, en un maratón se tienen que juntar «muchos factores que no fallen» para lograr un gran tiempo.
Uno de ellos es la temperatura. «En torno a los diez grados es lo ideal y a partir de los 18 yo ya no rendía , sudaba más de la cuenta y no podía asimilar el líquido que bebía durante la carrera», explica. El toledano pone como ejemplo que en el Mundial de París o en los Europeos de Múnich y Gotemburgo, donde se colgó sendas medallas de bronce, la temperatura era baja, mientras que en los Juegos Olímpicos de Atenas, en Edmonton, Osaka o Tokio «hizo calor» y se derrumbó.
Los 2:06:52 siguen siendo el récord de España más de 14 años después. Nunca una plusmarca en maratón había durado tanto. «Son procesos generacionales, tiene que salir un chico con capacidad», dice Rey y señala a su sucesor: Hamid Ben Daoud , nacionalizado de ascendencia marroquí. Se trata de uno de tantos inmigrantes que se han jugado la vida al atravesar la frontera en busca de un futuro mejor. En su caso lo hizo escondido en los bajos de un autobús cuando tenía 14 años. Ahora tiene 24 y el último maratón de Sevilla, celebrado en febrero, hizo 2:07:33, a 41 segundos del récord.
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