«En la clase de mi hija hay un positivo por coronavirus, ¿qué hago?»
Mariano, ingeniero especialista en ventilación y en calidad del aire, cuenta el contrasentido que está viviendo con sus dos hijas en un colegio de Toledo
Ésta es la historia de Mariano, aunque bien podría ser la de muchos padres cuando se confirma un positivo por COVID-19 en el centro educativo de sus hijos.
Las dos hijas gemelas de Mariano estudian en el colegio Maristas de Toledo, en aulas diferentes de Educación Primaria, donde él lamenta que no hayan reducido las ratios ni el aforo. «Ellas están con 30 compañeros en clase; una auténtica locura», opina este ingeniero especialista en ventilación y calidad del aire .
Este martes por la mañana, una enfermera ha informado a Mariano de que una de sus hijas debe estar aislada en una habitación hasta el próximo sábado. Pero han pasado cuatro días desde que el colegio le comunicó que había un caso positivo por el virus en el aula de una de sus hijas.
Durante este tiempo, este padre de familia asegura que no le han dado ninguna pauta clara sobre qué hacer para evitar la posible propagación del virus. Solo le indicaron, desde la Delegación Provincial de Sanidad, que su hija tenía que permanecer en casa hasta el 10 de octubre.
Secuencia de la película
Nos remontamos al pasado viernes. Después del colegio y sin conocer aún el positivo, la familia de Mariano se desplaza hasta Salamanca, donde están unas horas con los abuelos paternos, más de 80 años de edad cada uno y, por tanto, personas de riesgo.
El viernes por la noche, Mariano recibe una llamada de la directora del centro para informarle de que se ha confirmado un caso del virus SARS-CoV-2 en el aula de una de sus hijas y que ella, como otros cinco alumnos, tiene que pasar una cuarentena en casa.
«Esa misma noche, recibo un comunicado firmado por la Delegación de Sanidad de la provincia de Toledo en el que se me informa, literalmente, de que los seis niños que han de hacer cuarentena son los alumnos que no tienen garantizadad la seguridad dentro del aula, ni en el comedor, alrededor del caso positivo -relata-. Mi nivel de alucinación es galáctico porque los protocolos con los que regresamos a las aulas, y el discurso político, decían que la seguridad y la distancia social entre los alumnos estaban garantizadas».
Pero a Mariano y a su familia no les marcan ninguna pauta de qué tipo de aislamiento debe hacer su hija. «Me informan de que solo ella tiene que hacer la cuarentena dentro de nuestro núcleo familiar. Una cosa absurda e irracional», cuestiona.
El sábado por la mañana a primera hora, Mariano y su familia regresan a casa. Cumpliendo con las directrices que le han dado, Mariano lleva a una hija al colegio. Luego él y la hija que tuvo el contacto con un positivo se personan en un laboratorio en Toledo capital para hacerse una PCR. Por la tarde, les comunican el resultado: negativo en ambos casos. Mariano telefonéa a sus padres para que se tranquilicen porque no ha habido riesgo de contagio.
También escribe un correo electrónico al centro para comunicar el resultado negativo de la PCR, con el objetivo de que su hija se reincorpore a clase. La directora del centro le responde con otro mensaje: «Ha hablado con la Consejería de Sanidad y mi hija tiene que cumplir íntegramente la cuarentena». Una situación que Mariano no entiende: «Con una PCR negativa puedo coger un vuelo y viajar prácticamente a cualquier país del mundo, o incluso moverme por España en coche, pero mi hija no puede regresar al colegio. Es irracional».
Aunque para Mariano «lo peor de todo» ha sido que, en el escrito de Sanidad que recibió el viernes por la noche, se le informaba de que una enfermera de Vigilancia Epidemiológica iba a contactar con él en los próximos días para informarle, rastrearle y marcarle las pautas de la cuarentena. Pero hasta este martes por la mañana una enfermera no ha telefoneado a Mariano, un experto en ventilación convencido de que el virus se propaga por el aire.
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