Coronavirus I En primera línea

«Esta mañana he denunciado a un chico por pasear su perro a 6 kilómetros de su casa»

Julio Mota es oficial de la Policía local de Toledo; Óscar Gil, de Cedillo del Condado

Coronavirus, última hora

Julio Mota, oficial de la Policía local de Toledo

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En 24 horas Julio Mota (36 años) ha formulado tres denuncias pintorescas en la ciudad de Toledo a personas que, presuntamente, incumplieron las medidas de confinamiento adoptadas por el estado de alarma : a una mujer que decía que regresaba del fisioterapeuta, a seis trabajadores que jugaban al fútbol junto a las obras del nuevo hospital y a un joven que fue sorprendido paseando su perro a 6 kilómetros de su casa.

Todo sucedió entre la mañana del lunes y la de este martes. Comencemos por la última denuncia. Julio acababa de interponerla cuando atendió la llamada telefónica de ABC. Eran las once de la mañana. Un chico había sido sorprendido en la zona del mirador del Valle, al otro lado del río Tajo, cuando paseaba su perro. Había dejado su coche escondido detrás de unos arbustos y se encontraba a 6 kilómetros de su casa, en un pueblo. «Venía del veterinario y he parado», se justificó ante el oficial de la Policía local de Toledo, 15 años como agente.

«Me doy una sesión al mes»

Había formulado la segunda denuncia unas horas antes, la tarde de este lunes. Seis obreros que trabajan junto al nuevo hospital, en el barrio de Santa María de Benquerencia, hacen un descanso. Para que se les haga más llevadero, juegan al fútbol en la calle. Resultado: se enfrentan ahora a una denuncia de entre 600 y 30.000 euros.

La primera de este ramillete ocurrió este lunes por la mañana. Julio sorprendió a una ciudadana que regresaba del fisioterapeuta, según se excusó. Sin embargo, no llevaba ningún justificante. «Dijo que no se la había prescrito nadie. Que ella se da una sesión una vez al mes y le tocaba el lunes».

Al hilo de esto, el agente tranquiliza a la población que sea denunciada y no pueda presentar un justificante en el momento. «Lo nuestro es una propuesta de denuncia, luego llegará el periodo de alegaciones», aclara.

Julio siempre recordará que estaba como jefe de servicio la noche que entró en vigor el decreto del estado de alarma, la madrugada del 15 de marzo. Desde entonces, y por su experiencia, a los habitantes de la ciudad no les ha costado tiempo mentalizarse. «Avisamos al principio y la gente se mostró respetuosa, salvo casos aislados en los que hemos tenido que denunciar», resume.

«A nivel interno, la plantilla está tranquila», asegura el oficial de la Policía local, cuyos servicios están centrados en controlar el movimientode personas y vehículos. «El resultado es muy satisfactorio. Muchos llevan la documentación necesaria y, si no, tratamos de comprobar las explicaciones que nos dan».

Óscar Gil

Julio sorprendió esta mañana al chico que paseaba con su perro por el Valle gracias a la colaboración ciudadana. Esta ayuda también ha servido a otro policía, Óscar Gil, para sancionar a irresponsables que salen a la calle, saltándose el confinamiento. «Hay gente, afortunadamente poca a estas alturas del confinamiento, que vive en un mundo paralelo; individuos que ven la pandemia muy lejos y no le dan la importancia que tiene», reflexiona Gil, jefe de la Policía local de Cedillo del Condado, a 35 kilómetros de la capital de Castilla-La Mancha.

«Siempre son los mismos. Esos que salen 6 u 8 veces a la calle el mismo día:compran primero una barra de pan, luego sacan el perro, más tarde salen a por un paquete de tabaco y después a por un cartón de leche... Y algunos de estos listos hemos pillado», cuenta el agente (42 años, 16 como policía). Su municipio comparte la seguridad con el vecino pueblo del Viso de San Juan, que también tiene Policía local. En total son 8 efectivos. «Doblamos turnos y no hay libranzas para cubrir así las 24 horas y controlar el estado de alarma» en Cedillo y El Viso, que suman unos 14.000 habitantes.

La plantilla ha formulado unas 80 denuncias por el incumplimiento del decreto, como el caso de la familia de varios miembros sorprendida dentro de un coche el Día del Padre: «Iban a tomarse una paella a la huerta y llevaban todos los ingredientes en el maletero. Se justificaron con que no iba a estar con nadie más», recuerda Gil.

No obstante, el agente afirma que ha notado desde el pasado fin de semana un cambio en el comportamiento de ese tanto por ciento de gente, «un 2 o un 3%», que parece que la cosa no va con ellos.

Una barbacoa con amigos

El oficial lamenta que no han podido atender todas las llamadas telefónicas de vecinos denunciando comportamientos incívicos de otro, como aquellos que estaban haciendo una barbacoa en su parcela con un grupo de amigos. «Además de la alerta, atendemos otros servicios. En estos días hemos evitado un robo cuando los ladrones iban ya dispuestos con las herramientas; hemos atendido un caso de violencia de género y un intento de suicidio», enumera Gil, quien concluye con un gesto de gratitud y una advertencia.

Por un lado, «muchas gracias a un bazar chino, a una clínica dental y a una farmacia, además de algún particular, que nos han facilitado material de higiene hasta que los ayuntamientos han podido comprarlo». Por otro, un imperativo: «Lo tenemos fácil: solo tenemos que quedarnos en casa».

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