La vida ermitaña de Ternera y la falta de terapia continua sugieren que «no está grave»

Fue arrestado con una mochila llena de ropa y 4.000 euros, «como si pensara ir a alguna parte»

Marlaska felicita a los agentes por la detención de Josu Ternera Guillermo Navarro

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La prueba de que Josu Ternera estaba obsesionado con su seguridad hasta el punto de no mantener contacto ni con sus familiares es que no conoce a sus nietas, las hijas de su primogénito y frustrado sucesor Egoitz Urrutikoetxea, que este jueves explicó a las niñas que la parte positiva de la detención de su abuelo es que alguna vez podrán visitarle. De ese permanente estado de desconfianza que ha condicionado el día a día de quien ha sido el etarra más buscado dieron cuenta ayer fuentes de la lucha antiterrorista vinculadas a su captura al revelar que Ternera ha estado viviendo solo en un pequeño refugio para turistas a 1.100 metros de altitud entre pistas de esquí con vistas al Mont Blanc, accesible únicamente a pie y que abandonaba a veces para ir a la vecina pedanía de Saint Nicolas de Véroce (Saint Gervais-Les Bains), donde se hacía pasar por un escritor venezolano de nombre Bruno Martí. Y también salía a horas intempestivas en la madrugada para hacer deporte.

Eran «largas marchas a diario, de horas por la montaña», caminatas no aptas para convalecientes debilitados, y a ellas se atribuye la condición física fibrosa y «buena» en la que el pistolero ha sido encontrado «aparentemente» -subrayan- tras su captura. Una delgadez que las mismas fuentes rechazan que responda a que esté «gravemente enfermo» de cáncer, ya que certifican que «no estaba recibiendo ningún tratamiento oncológico continuo» .

En la imagen difundida por la Guardia Civil anteayer puede vérsele con una corta barba y pelo denso que sobresale de una gorra, algo incompatible con una radioterapia. La cita que tenía en el hospital cuando fue atrapado, -zanjan-, no tenía nada que ver «con una rutina de tratamiento que requiriera visitas periódicas». Allí, al ser abordado no ofreció resistencia , aunque trató de despistar a los agentes hablándoles en francés y asegurándoles que se equivocaban de persona, hasta que reconoció su identidad. Llevaba una pesada mochila «con mucha ropa» y 4.000 euros encima de procedencia desconocida, -parte para pagar la consulta, muy frecuente en Francia- «como si pensara irse después a alguna parte».

Las primeras noticias relativas al supuesto cáncer de estómago del terrorista superado pero reproducido en el páncreas fueron difundidas en 2008 por vías anónimas de la lucha antiterrorista, que entonces daban al etarra una esperanza de vida en torno al año. Han pasado once.

Fuentes oficiales consultadas indican que, tras más de tres lustros en la clandestinidad, el informe médico que se esté haciendo a Ternera en Francia, -posiblemente tras su ingreso ayer en cárcel del sur de París de La Santé (La Salud)-, arrojará las primeras certezas sobre su estado. Añaden que el país vecino no ofrecerá esa información «por protección de datos». Con todo, su familia se apresuró este viernes a difundir a través del diario radical Gara su preocupación por la «gravedad» del etarra, un paso previsible puesto que se cuenta con que la defensa del exjefe de ETA tratará tarde o temprano de provocar su salida de prisión invocando una supuesta dolencia terminal.

No a otro Bolinaga

El caso del que fuera carcelero de José Antonio Ortega Lara , el terrorista Josu Uribetxebarria Bolinaga, -que vivió sus últimos dos años y medio en libertad condicional por un cáncer con metástasis- sobrevuela el futuro penitenciario de Josu Ternera, al que la Fiscalía gala notificó ayer la orden de arresto vigente contra él que desembocó el jueves en su detención para el cumplimiento en el país vecino de ocho años de cárcel.

En el transcurso de ese periodo, se cuenta con que los jueces franceses atiendan las Órdenes Europeas de Detención (OED) emitidas por cuatro Juzgados Centrales de Instrucción contra Ternera para que sea enjuiciado en España de los delitos que tiene pendientes, entre ellos el de mandar el brutal atentado contra la casa cuartel de Zaragoza en 1987. Después, regresaría a Francia para completar su pena y sería extraditado, si bien se cree que podría haber una segunda condena de la justicia gala esperándole.

Fuentes consultadas que quieren permanecer en el anonimato subrayan que, una vez que está controlado y desactivado, lo mejor es que Ternera «no acabe convirtiéndose en otro Bolinaga» dentro de España.

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