Pablo Iglesias, en la manifestación que convocó a principios de año en la Puerta del Sol
Pablo Iglesias, en la manifestación que convocó a principios de año en la Puerta del Sol - I. PERMUY

Las semejanzas de la retórica de Iglesias con la de González en el 82 y la de Aznar en el 96

Los expresidentes ya usaron en las campañas que les llevaron a La Moncloa términos como el «cambio» o la política del «búnker»

Madrid Actualizado: Guardar
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«Si hay un pasado que fue de ellos, el futuro es nuestro. El futuro es nuestro, de nuestra libertad consciente. El futuro es de la mayoría que quiere el cambio. Adelante. Conquistemos el futuro en paz». Año 1982. Medio millón de personas acuden al mitin de cierre de campaña de Felipe González en la gran explanada de la Universidad Complutense, la cuna de los dirigentes de Podemos.

A poco más de un mes para las elecciones del 20-D, planteadas por Podemos y Ciudadanos como las que acabarán con la «vieja política», los nuevos dirigentes repiten en sus discursos mensajes que ya lanzaron Felipe González y José María Aznar en las campañas de 1982 y 1996, que supusieron las primeras victorias electorales de PSOE y PP, respectivamente.

El lema de González en el 82 era «Por el cambio» y su programa tenía similitudes con el que presentó Podemos a las elecciones europeas, donde Pablo Iglesias logró cinco meritorios escaños. Los socialistas llegaron al poder con una amplia mayoría absoluta con un programa que se comprometía a nacionalizar los bancos en crisis y subir los impuestos a los más ricos.

González prometía acabar con el «círculo vicioso de la reproducción de la desigualdad», facilitar el acceso a viviendas a las familias más desfavorecidas y devolver los derechos a los jóvenes. El PSOE llegó a proponer salir de la OTAN, como Podemos en las europeas, antes de moderar su programa electoral, antes de incluir al ex-Jemad José Julio Rodríguez en sus listas para el 20-D.

El «cambio» y el «búnker»

En sus discursos, González atacaba «la torpeza de la derecha» y a los «enemigos de la libertad». «El pueblo quiere cambio». En el mitin de cierre de campaña que congregó a centenares de miles de personas en la Universidad Complutense, el socialista Joaquín Leguina: «Nosotros solos no podemos, necesitamos ayuda. Pero todos juntos sí podemos». Pura retórica Podemos. Las llamadas que hace ahora Iglesias al pueblo para desalojar a la casta política ya las hacía González en el 82, cuando el PSOE era nueva política.

Cuando Pablo Iglesias reunió a principios de año en la Puerta del Sol a 100.000 personas —300.000 según Podemos—, dijo: «Este año es el año del cambio y vamos a ganar las elecciones al PP». También habló de futuro: «De lo que seamos capaces de hacer ahora depende el futuro de una generación entera». También del pueblo: «Los pueblos dignos y orgullosos confían en sí mismos. No nos fallemos. Somos nosotros los que no nos tenemos que fallar».

Era cuando Podemos estaba en su mejor momento, cuando superaba al PSOE en las encuestas e Iglesias soñaba con tomar La Moncloa «por asalto». Once meses después, su discurso ha cambiado. La agenda no la marca la lucha de «los de abajo contra los de arriba», sino el desafío independentista de la Generalitat de Cataluña. Para diferenciarse del resto de fuerzas políticas, Iglesias sitúa a Rajoy, Sánchez y Rivera en el mismo «búnker» desde el que «prohíben actos» como en «otras épocas».

En la época en la que Aznar consiguió su primera victoria electoral, en 1996, también se hablaba de búnkeres. El hoy presidente de honor del PP pedía el voto para su partido y superar así a «una minoría cada vez más pequeña anclada en el inmovilismo y bunquerizada, tan desquiciada, con tanto pánico a perder el poder, que cae en la histeria y habla de miedo y de terror». «Frente a la corrupción, una España limpia y honrada», repitió Aznar una y otra vez durante la campaña que lo llevó al Palacio de La Moncloa. Con estos mensajes, el expresidente popular llegó a reunir a más de 55.000 personas en el estadio de Mestalla, donde juega el Valencia.

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