Pancarta contra SCC en una imagen del pasado diciembre
Pancarta contra SCC en una imagen del pasado diciembre

Medio centenar de radicales secuestra el campus de la UAB

Societat Civil Catalana (SCC) denuncia la inacción del rectorado ante el asedio de los llamados «antifascistas»

Barcelona Actualizado: Guardar
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Se autodenominan antifascistas pero incurren en las mismas prácticas violentas y totalitarias de aquellos a los que dicen repudiar. Desde hace años, pero de manera más acusada en los últimos doce meses, un grupo de estudiantes radicales tiene secuestrada la libertad de expresión en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), uno de los campus más concurridos del país. No llegan al centenar, pero se hacen notar, por su indumentaria –todos de negro, encapuchados– y por su actitud violenta. Algunos parten del movimiento independentista estudiantil, otros se reconocen directamente anarquistas, aunque el denominador común es que sus protestas trascienden el ámbito académico y tienen a menudo un carácter violento, fascista en una palabra.

En mayo de 2015, estos radicales, que se movilizan a través de las redes sociales

y campan a sus anchas por el campus, se erigieron como «plataforma antifascista» con un único propósito: limpiar la universidad de «cualquier vestigio de extrema derecha», según su propio lenguaje.

En el punto de mira de su cruzada siempre ha estado Societat Civil Catalana (SCC), entidad a la que en reiteradas ocasiones –media docena desde abril de 2016– han agredido y coartado su libertad de expresión. Uno de los enfrentamientos más graves, que se saldó con dos heridos (un mosso d’Esquadra y un agente de seguridad del campus) se produjo el pasado 22 de abril, cuando SCC instaló una carpa informativa para protestar precisamente por otra agresión sucedida tres días antes. Como resultado de ese episodio, hay tres radicales imputados por delitos de coacción y de ultraje a la bandera.

Fue el preludio de una persecución contra la asociación a la que, según dicen, «pretenden desenmascarar». Ha habido quema de banderas, amenazas y, según denunció SCC, incluso se exhibieron armas blancas, con las que, además de rajar las banderas españolas amenazaron a algunos de sus miembros presentes allí. SCC reclamó ayuda al rectorado pero, según denuncian, «no nos sentimos protegidos». La entidad lamenta el «matonismo separatista» que impera en la UAB y la falta de apoyo. «En la UAB hay un problema», denuncia a ABC Josep Lago, coordinador de la sectorial de jóvenes de SCC, que no recuerda un acto organizado por ellos que no acabase con incidentes. «Pretenden que nos callemos, y no lo conseguirán», explica Lago, que lamenta que las coacciones han conseguido que incluso «gente que podría simpatizar con nosotros se calle por miedo».

Lago señala el entorno del Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans, próximo a la CUP, en el origen también, apunta, de las protestas violentas con reivindicación académica. «Durante la pasada huelga educativa, en marzo, directamente secuestraron el campus durante dos días», añade a este diario el profesor de Derecho Internacional y expresidente de SCC, Rafael Arenas. Son los mismos que unas semanas antes directamente habían amenazado de muerte al secretario de Universidades de la Generalitat,

El último incidente se registró el pasado 14 de marzo cuando un grupo de radicales cargó de nuevo contra una carpa informativa de SCC. Las consignas esta vez fueron especialmente agresivas: «Sin piernas, sin brazos, nazis a pedazos». Fue la gota que colmó el vaso, por lo que SCC ya ha anunciado que denunciará la agresión ante la Fiscalía Especial de Delitos de Odio. La entidad acusa a la UAB de «desoír» las peticiones de protección policial, con una «pasividad que ha permitido un acorralamiento aún más agresivo».

La Universidad Autónoma niega haber sido una estatua de sal en el conflicto. Virginia Luzón, vicerrectora de Comunicación, legitima cualquier protesta siempre que, según matiza, «no se incurra en conductas violentas o se produzcan daños en bienes públicos». La universidad no ha impedido nunca que estos estudiantes se expresen porque considera que ese límite no se ha traspasado en la mayoría de las acciones. Sí ha pedido, en algunas ocasiones, que el personal de seguridad acuda al lugar de la protesta para proteger a los miembros de SCC ante cualquier ataque. «Los Mossos no actúan si no ven que hay riesgos reales contra las personas que se manifiestan», aclara a ABC la vicerrectora.

La tesis desde SCC es otra, explica Lago, que denuncia la pasiva del Rectorado. «Nos sentimos absolutamente desamparados. No hemos recibido ni una llamada interesándose por nosotros», apunta el dirigente de la sectorial de jóvenes de SCC, que denuncia además que la universidad les excluye de actividades en las que les gustaría participar –como un encuentro de entidades con estudiantes extranjeros– «para evitarse problemas.

Para Rafael Arenas, el desinterés y doble rasero del rectorado con respecto a SCC es flagrante. «Hemos pedido que emitiesen un comunicado de condena cuando ha habido incidentes. Solo lo han hecho una vez». Medio centenar de radicales, los de la capucha negra, los mismos que han llenado la UAB de pegatinas con el lema «Fuck SCC», siguen campando a sus anchas. El campus es suyo.

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