La infanticida de Godella se hunde en prisión

El juez cree que la versión del padre es «inverosímil»: había tres teléfonos en la casa y no avisó a la Guardia Civil ni pidió ayuda

Maria Gombau y su pareja Gabriel ABC

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El paso de los días y la medicación han empezado a hacer mella en María Gombau, la presunta infanticida de Godella, acusada de matar a sus hijos Amiel e Itxel, de tres años y cinco meses, el pasado 14 de marzo en esa localidad valenciana. La mujer, que permanece ingresada en la enfermería de la cárcel de Picassent con dos «presas sombra» está hundida al darse cuenta de lo que hizo e ir tomando conciencia de la situación , según las fuentes consultadas por ABC. Allí, sometida al protocolo de prevención de suicidios, está recibiendo el tratamiento psiquiátrico que se había negado a seguir antes del doble crimen cuando su propia madre detectó que no estaba bien. María Gombau confesó que había matado a sus hijos tras ser detenida por la Guardia Civil a los forenses y psiquiatras que la trataron; en todos los casos pretextó argumentos que evidencian su estado como que los niños ya no eran sus hijos, que «habían perdido su alma» y que era una voluntad divina.

La parricida confesa dijo a uno de los médicos que a sus hijos los perseguía una supuesta secta de pederastas , que surgió de las SS nazis y ese fue el motivo que la obligó a liberar sus almas. Los primeros informes apuntan a que la joven podría haber sufrido hasta cuatro brotes psicóticos , dos antes de los asesinatos (en uno de ellos desapareció a media noche con su bebé y la encontraron en un huerto con la niña aterida de frío); otro la madrugada en la que mató a golpes a los pequeños y el cuarto cuando ya estaba i ngresada en la cárcel de Picassent y amenazó con matar a sus dos internas de confianza.

La «entereza» del padre

Gabriel Salvador , pareja de María y padre de los menores, también sigue sometido al protocolo de prevención de suicidios e ingresado en la enfermería de hombres del mismo centro penitenciario. Sin embargo, a diferencia de su mujer, su actitud es normal, de gran entereza y responsabiliza a ella del doble crimen. Las amigas de Gombau contaron al juez de Paterna que instruye el caso que fue él quien inculcó en María sus « pensamientos extravagantes y delirios referentes a la existencia de sectas, extraterrestres o fuerzas ocultas» , como informó ABC. Le definieron como una persona « fría, calculadora y extremadamente manipuladora», que había aislado a su pareja sentimental , según recoge el sumario.

Noemí Mensua, la madre de María y abuela de los pequeños, declaró ayer durante hora y media ante el juez. Ratificó las palabras que hizo en su denuncia al juez de guardia de Valencia la tarde antes de los asesinatos donde trasladó su temor por la situación de los niños. En ella contó que había encontrado a su nieto desnudo y solo al borde de la piscina, que desde tres semanas antes su hija y su yerno estaba psicológicamente muy alterados y que sus nietos corrían «cierto peligro». La abuela ya habló a este juez de que al niño le hablaban de abusos sexuales y teorías extrañas, de ahí su miedo, al que nadie hizo caso. Ayer proporcionó explicaciones más amplias.

El juez de Paterna que instruye la causa ha acordado mantener en prisión a Gabriel al considerar que existen indicios de su participación en los hechos criminales . El magistrado no se cree la versión que dio sobre la desaparición de sus hijos. Aseguró que no se dio cuenta de que María se había llevado a los niños hasta que ella volvió sola a la casa de campo de Godella, «algo que resulta inexplicable» porque Amiel e Ixchel dormían al lado de sus padres en el comedor.

El magistrado dice que el padre de los niños a doptó «una actitud pasiva» al no llamar a la policía ni pedir ayuda, pese a que había hasta tres teléfonos móviles en la casa y él escuchó las frases más que inquietantes de María. Gabriel explicó a los primeros agentes que llegaron a la vivienda de Godella después de que un vecino alertara de que había visto a María correr desnuda por el campo que su pareja le había dicho que oía voces de niños muertos y que los menores «ya estaban en paz con Dios».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación