Iglesias y Montero someten «su credibilidad» a las bases tras comprar el chalé

Podemos critica que sus líderes padecen «una campaña de acoso» en los medios

Vídeo: Pablo Iglesias e Irene Montero se ponen en manos de las bases de Podemos / Foto: Iglesias y Montero, ayer en rueda de prensa ISABEL PERMUY / Vídeo: ATLAS
Enrique Delgado Sanz

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Un sábado por la tarde, dos minutos antes de la hora prevista -anunciada, por cierto, con noventa minutos de antelación- y con tres cuartos de entrada en la sala de prensa, Pablo Iglesias e Irene Montero anunciaron que someterán a los inscritos de Podemos su «coherencia y credibilidad» después de trascender, a principios de esta semana, que compraron un chalé valorado en 615.000 euros en La Navata (Madrid). Antes de hacer el anuncio, la dirección del partido remitió a las bases un comunicado en el que los más perspicaces ya pudieron avanzar las intenciones de sus líderes. A falta de autocrítica después de, años atrás, poner el grito en el cielo ante cualquier muestra de opulencia en política, Podemos culpó a «los poderes» de iniciar una campaña de «acoso y destrucción reputacional» contra Iglesias y Montero por tener una hipoteca que no está al alcance de cualquiera.

«Ahora les toca decidir a los inscritos si seguimos siendo dignos de seguir en nuestras responsabilidades o si nos ordenan dimitir. Deben decidir si debemos seguir siendo el secretario general de Podemos y la portavoz de Unidos Podemos en el Congreso», manifestó Iglesias, en la misma línea que Montero: «Si alguien cree que no somos creíbles o coherentes, no nos corresponde juzgarlo a nosotros. La gente, los inscritos, son los que deben valorarlo».

Esta «jugada» no representa algo extraordinario en Podemos. De hecho las consultas a la militancia son un mecanismo que ya ha utilizado Iglesias anteriormente para cerrar filas y armarse de legitimidad. Así se fraguó el «no» de Podemos en la investidura fallida de Pedro Sánchez o la mezcla de siglas con Izquierda Unida que desembocó en Unidos Podemos. Pese a lo variopinto de las decisiones, hay una tónica común a todas ellas: la escasa participación de las bases. En la última consulta a nivel estatal, celebrada en marzo, los inscritos tuvieron que decidir si Podemos se presentaría en coalición con otras fuerzas políticas a las elecciones de 2019 y si se conservaban las siglas en las futuras candidaturas. Participaron 76.511 inscritos, lo que desde Podemos cifraron como un 46,65 por ciento de los «inscritos activos», lo que se traduce en un 16 por ciento de los inscritos totales.

La consulta anunciada ayer, cuyos detalles dará Pablo Echenique el lunes, tendrá una pregunta que adelantó el propio secretario general -«¿Consideras que Pablo Iglesias e Irene Montero deben seguir al frente de la secretaría general de Podemos y de la portavocía parlamentaria?»- y que sólo tendrá dos posibles respuestas -sí o no-. Aunque por el momento no se han abierto las urnas virtuales, ya hay inscritos que han mostrado su discordancia con la decisión de Iglesias y Montero al iniciar un «proyecto vital» en una casa de 615.000 euros. El alcalde de Cádiz, José María González «Kichi», fue el primer peso pesado del partido en levantar la voz. Dejó claro que, pese a tener un importante cargo, no tiene intención de criar a sus hijos en otro lugar que no sea «su piso de currante» y también recordó a los recién hipotecados que el código ético de la formación «no es una formalidad», sino «el compromiso de vivir como la gente corriente para poder representarla en las instituciones». Al ser preguntados por estas palabras, Montero e Iglesias se limitaron a invitar al primer edil de Cádiz a tomar parte en la consulta y que «su opinión cuente».

Más se explayaron los dirigentes de Podemos al lamentar que esta semana se «han traspasado todos los límites» con ellos. «No deseamos a nadie que viva esto», aseguró Montero, justo después de considerar que ella e Iglesias han perdido «todo el derecho a la intimidad». «Para mí y para Irene no es necesariamente sencillo tener una vida en la que hay paparazzis cuando sacas a los perros», criticó Iglesias, sorprendido por el malestar que su hipoteca ha generado entre la opinión pública.

No lo esperaban

«No pensaba que esto iba a generar un debate y unas noticias de estas dimensiones», se sorprendió Iglesias, quien sin embargó insistió en ponerse a disposición de las bases: «Desde el momento en el que el debate se pone en cuestión, e incluso hay dirigentes que ponen en cuestión (la decisión), tenemos que dar la cara y preguntar a los inscritos si esto nos invalida para estar donde estamos ». «Creemos que la decisión es coherente y honesta con el trabajo que realizamos», apuntilló Montero.

«A ningún cargo público se le hace esto», se podía leer en el comunicado que la dirección del partido remitió a sus bases y en la que, igual que después hicieron Iglesias y Montero ante los medios, criticaron la campaña «de acoso la destrucción reputacional» de los medios de comunicación. «Si eliges Podemos, entonces todo vale». No hay mención, sin embargo, a los escraches que, por ejemplo, sufrieron la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; o la entonces líder de UPyD, Rosa Díez, a quien un grupo de estudiantes de la Complutense boicoteó una conferencia. Entre ellos estaba el propio Iglesias.

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