José Bono, en una imagen de 2008, tras testificar en el juicio del Yak 42
José Bono, en una imagen de 2008, tras testificar en el juicio del Yak 42 - REUTERS

Defensa sí atendió las quejas sobre los vuelos contratados con la OTAN

Un informe, al que ha tenido acceso ABC, recoge la tramitación de 12 incidencias presentadas. Ninguna afectaba a la seguridad

Madrid Actualizado: Guardar
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El Ministerio de Defensa sí tramitó y atendió las quejas que le hicieron llegar antes y después del accidente del Yak-42. Así consta en los documentos a los que ha tenido acceso ABC y que desmontan uno de los argumentos más utilizados políticamente por el exministro de Defensa José Bono para atacar al Gobierno del Partido Popular por su gestión sobre el siniestro que costó la vida a 62 militares españoles en Trebisonda (Turquía). Bono llegó a decir en su comparecencia en el Congreso de los Diputados del 21 de octubre de 2004 que «llego a la conclusión de que hubo negligencia porque se ignoraron las quejas y los informes».

Ninguna de estas 12 quejas detectadas afectaban a la seguridad de los vuelos, sino que se referían a aspectos como cambios de horarios, demora en el repostaje o deficiencia en la coordinación de la paquetería.

Así lo manifestó el exministro de Defensa en el momento de la tragedia, Federico Trillo, en su respuesta a Bono en la misma comparecencia parlamentaria de octubre de 2004, como recoge el diario de sesiones: «No había ninguna queja relativa a la seguridad».

Solo dos no llegaron

Solo dos de estas incidencias no llegaron al Ministerio de Defensa, como ya publicó ABC en su edición del pasado día 19 de marzo. Estas incidencias fueron las de un teniente coronel del CNI, y no era sobre el avión que se estrelló, que alertó sobre «los altos riesgos al transportar personal en aviones de carga fletados en países de la antigua URSS». El militar admitió que no tenía conocimientos de aeronáutica. Esta nota no se tramitó al Estado Mayor de la Defensa y se quedó en la sede del Centro Nacional de Inteligencia.

La segunda incidencia fue otra nota de un comandante del Ejército de Tierra sobre un avión modelo Ilushyin-76, que sostenía que este aparato «no era idóneo para transportar pasajeros», como consecuencia de la «mala estiba de la carga». Las fuentes consultadas por ABC aseguraron que el informe se envió «erróneamente al Centro de Conducción de Operaciones de la Defensa (Cecod), que en esa fecha estaba desactivado. Por lo tanto, nunca llegó al Centro de Coordinación y Control del Estado Mayor, que es el organismo encargado del seguimiento de los vuelos y de definir las medidas correctoras, si fueran necesarias.

Al margen de estas dos incidencias, que se conocieron posteriormente al accidente, como así lo recoge el informe del Consejo de Estado, el resto de las 13 quejas presentadas sí tuvieron respuesta de los mandos militantes. Un informe relativo a «las «acciones tomadas sobre las incidencias de los vuelos» así lo confirma.

En sus conclusiones, el documento afirma que «se han recibido informes de incidencias en ocho vuelos de los 44 efectuados por Champman Freeborn (la subcontrata que se encargaba de los vuelos de la OTAN, tramitados a través de Namsa, la agencia de la Alianza Atlántica)».

Otras incidencias fueron detectadas por el Emacon (Estado Mayor Conjunto). En ese caso fueron nueve quejas, de las que dos fueron provocadas por causa de fuerza mayor, ajenas a las compañías aéreas y a las Fuerzas Armadas. «De éstas –sigue diciendo el informe– solamente en una ocasión se produjo perjuicio económico (se descontó el informe calculado por el Emacon en el precio del siguiente vuelo)».

«Les hablaré con la verdad»

En los casos en los que se detectó que las condiciones en las que el personal había sido transportado «sin las condiciones de seguridad y confort requeridas», el informe asegura que «o bien no se ha vuelto a hacer vuelos con la compañía responsable (Belavia) o bien no se ha vuelto a transportar personal en los aviones afectados como en el caso del TU-54 y el IL-76».

El contenido de este informe nunca fue dado a conocer por José Bono, como tampoco el documento de las Fuerzas Armadas suecas, que consideraba seguro el mismo aparato que se estrelló, después de un viaje de inspección, como desveló ABC el 19 de marzo.

Sin embargo, el exministro siempre acusó a Trillo y al Gobierno de Aznar de no decir la verdad. En su comparecencia en el Congreso el 21 de mayo de 2004 pronunció frases como éstas: «El ministro tenía un compromiso con la verdad y hoy quería traerles la verdad», «las familias tienen derecho a saber lo que pasó… Les seguiré ayudando, les hablaré con la verdad.. No quiero ser inquisidor ni justiciero y menos contra quienes sufren o han sufrido por esta causa».

Bono también llegó a decir que «después del accidente faltó respeto a la verdad» y se preguntó «¿nadie vio en España lo que vieron los jefes de unidad que protestaban?,¿nadie lo vio? ¿quién iba a despedirles? ¿iban sólo a hacerse la foto? ¿no veían cómo estaban los aviones?».

El exministro insistió en que «aquí había quejas oficiales de los ejércitos en informes, pero no la suerte del capitán Vindenes (el capitán noruego que se quejó de la seguridad de un Yak-42, pero se desconoce si fue el mismo que se estrelló, u otro distinto), que tuvo quien le escuchó y por eso sigue vivo, mientras que aquí algunos no fueron escuchados y lamentablemente murieron. ¿No había aquí, como en Noruega, alguien preocupado por nuestros soldados que se quejaban tanjustamente? A pesar de todo esto no hubo comprobaciones ni inspecciones técnicas».

Finalmente, el ministro terminó su intervención haciendo referencia a la teatralidad de la política: «En la vida política hay a veces más representación que en los escenarios del teatro y hay veces en que la teatralidad se estrella con una realidad que no consiente el teatro y a mí me parece que éste esuno de esos días, por muchas razones».

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