Cospedal y Santamaría entran en batalla y Casado se ofrece como tercera vía

Descartado Feijóo, los populares temen que la sucesión de Rajoy se convierta en una disputa personal que derive en una guerra interna total

Sáenz de Santamaría y Cospedal ABC
Mariano Calleja

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Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal medirán por fin sus fuerzas reales en el Partido Popular . Después de años de pésima relación, tensiones internas y enfrentamientos públicos y privados, las dos mujeres con más fuerza en el Gobierno y en el PP de los últimos años se verán las caras y librarán la batalla definitiva. Tras el rechazo de Alberto Núñez Feijóo a presentarse como candidato, los acontecimientos se precipitaron ayer en el PP. A primera hora, la exvicepresidenta anunció, vía Twitter, su candidatura, y una hora y media después, en un acto de partido en Toledo, la secretaria general hizo lo propio.

Es el escenario propicio para la tormenta perfecta en el PP, la situación que muchos temían y querían evitar. De nada sirvieron los llamamientos desde distintos sectores del partido y en concreto desde el Grupo Popular, abanderado de la oposición en este momento, para presentar una candidatura de unidad y evitar un choque que no deseaban para no tener que elegir, por el desgarro que les supone. El riesgo de división existe , de ahí que las voces de alerta se hicieran más fuertes ayer, para pedir que se evite la trifulca personal, como reclamó Rajoy en su última intervención.

En medio de la fuerte marejada, otro candidato, Pablo Casado, se presentó como «tercera vía», en declaraciones a ABC, con una candidatura de «unidad» en la que da la bienvenida a todo el mundo, y como quien puede representar mejor que el resto la renovación y el relevo generacional que reclaman muchos populares. El exministro José Manuel García-Margallo aprovechó también la guerra interna que se ve venir entre Santamaría y Cospedal para ofrecerse como candidato alternativo para la integración.

Sáenz de Santamaría se adelantó a Cospedal en las redes sociales al confirmar su paso adelante, pero la exministra de Defensa fue la primera de las dos en comparecer. Cospedal había convocado, como Feijóo, a la Junta Directiva regional del partido, en este caso de Castilla-La Mancha, que se reunió también en un hotel, esta vez en Toledo. Antes de anunciar su candidatura, algo que hizo a las 11.38 horas, relató los «duros e ingratos» momentos vividos como secretaria general, informa María José Muñoz.

En referencia a los escándalos de corrupción que han sacudido al partido, y en concreto a Luis Bárcenas , dijo: «Me he enfrentado a individuos que nos engañaron a todos. Individuos que robaron a nuestras espaldas, que ensuciaron con sus delitos las siglas de nuestro partido. Individuos que ya están donde deben estar». Pero -añadió- «he dado la cara y siempre la daré. Me la han partido unas cuantas veces, pero siempre me he vuelto a levantar».

Entre fuertes aplausos de la militancia, Cospedal aseguró que se presenta «para ganar, para ganar y para ganar» y para «defender la unidad de España». Muy emocionada, con la voz quebrada en algunos momentos, afirmó que quiere ser «la primera mujer que presida el Partido Popular y la primera mujer que presida el Gobierno de España».

A la puerta del Congreso

Sáenz de Santamaría, sin cargo orgánico del partido, y por tanto sin una plataforma para presentar su candidatura, optó por hacerlo en la que ha sido su segunda casa en los últimos años después de La Moncloa, que no es otra que el Congreso de los Diputados . La exvicepresidenta eligió la puerta de los leones, en la Carrera de San Jerónimo, y allí, bajo un sol de justicia, desveló su decisión de presentarse para ser presidenta del PP, «y por tanto candidata a la Presidencia del Gobierno».

La mujer más fuerte del Gobierno de Rajoy ofreció un proyecto de «unidad, responsabilidad e integridad», y reivindicó su experiencia en el Ejecutivo, pero también en la oposición, que es donde le toca estar ahora al PP. En sus primeras palabras no hubo ningún reproche a sus adversarios internos: «Somos compañeros y espero que como compañeros nos tratemos».

Cuando se le preguntó por la posible «guerra» con Cospedal en la carrera por la sucesión en el PP , esquivó el primer choque así: «Yo respeto a todos (sus contrincantes), de hecho ya he hablado con alguno de ellos y espero hacerlo con todos. Lo que es importante es que sigamos todos trabajando por esa unidad». Santamaría explicó que había hablado con Rajoy, quien le pidió que «hicieran las cosas bien», e intentó hablar con Cospedal, pero se quedó en llamada perdida, al menos hasta ese momento.

Santamaría, vestida con el color propio del Partido Popular , sabe que sus adversarios van a criticarle precisamente el alejamiento que ha tenido de su formación política en los últimos años. En su intervención ante las cámaras lanzó numerosos guiños a los militantes, que son los que deberán votar en la primera vuelta de las «primarias» populares, el próximo 5 de julio.

Solo podrán participar los afiliados inscritos y que estén al corriente del pago de las cuotas, lo que, según uno de los candidatos, dejará fuera a más del 80 por ciento de los más de 860.000 militantes que figuran en el PP. A no ser que uno de los aspirantes arrase en esa primera vuelta de la votación interna, los dos más votados pasarán a la «segunda ronda», en la que decidirán los 3.134 compromisarios , también elegidos por los militantes. Será ya en el congreso extraordinario, el 20 de julio, cuando se decida el futuro del PP.

Una «refundación»

La ausencia de Feijóo ha cambiado en apenas unas horas las perspectivas de ese congreso, que según uno de los candidatos estaba diseñado prácticamente como un «trámite administrativo» para proclamar al presidente gallego. Ahora, el XIX Congreso del PP puede suponer una auténtica «refundación». Santamaría y Cospedal parten como favoritas, pero si Casado consigue aprovechar sus peleas personales para brillar por sí mismo con una candidatura centrada en las siglas y en la renovación total, podría dar la sorpresa y conseguir pasar a la segunda vuelta. Y a partir de ese momento todo será posible en el PP, pues si Cospedal es la que se queda fuera, todos sus partidarios se volcarían con Casado. El congreso queda así totalmente abierto.

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