Diego Cañamero y Juan Manuel Sánchez Gordillo
Diego Cañamero y Juan Manuel Sánchez Gordillo - EFE
Diego Cañamero

Cañamero: «La dirección de Podemos tiene tendencia a imponer a su gente»

Madrid Actualizado: Guardar
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El exportavoz nacional del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), Diego Cañamero, es otro de los nombres que se cae de las listas de Podemos para el próximo 20 de diciembre. El jornalero se presentó a las primarias de Podemos dentro de la lista «Utopía y Dignidad», alternativa a la de la dirección del partido y que fue la segunda más votada a nivel nacional, como también hiciera su compañero Juan Manuel Sánchez Gordillo.

Cañamero indicó ayer a ABC que la decisión de no concurrir en las listas de Podemos la había tomado «con antelación». «Voy a hacer campaña con Teresa Rodríguez para las elecciones generales, pero quiero retirarme como jornalero y no como político», señala.

El sindicalista incluso asegura que su presencia en las primarias fue para «darle crediblidad a la lista», aprovechando que él mismo y Sánchez Gordillo son más conocidos, pero nunca tuvieron intención de convertirse en diputados.

Cañamero, sin embargo, sí sostiene que en la dirección de Podemos hay cierta «tendencia a querer imponer a su gente», lo que considera «una pena y un error». El sindicalista arremete contra la figura de Sergio Pascual, secretario de Organización de Podemos y cabeza de lista por Sevilla, a quien considera «falto de experiencia». « La línea de Teresa Rodríguez s más real, más desde abajo y con más mano izquierda. Deberían confiar en ella al 100% y no haberle dado a Pascual la responsabilidad» de confeccionar las listas, indica.

Vuelven a visibilizarse las dos sensibilidades que conviven en Podemos en Andalucía, y el dirigentes del SAT se alinea con Teresa Rodríguez: «Hemos apostado por este proyecto confiando en su línea de trabajo y porque creemos que es importante que haya gente con experiencia en la lucha sindical, como nuestros candidatos andaluces», señala.

La decisión de Gordillo y Cañamero, lejos de ser un problema para Pablo Iglesias, se antoja más bien un respiro. No sólo por su apoyo explícito a la corriente crítica que lidera Teresa Rodríguez, sino porque amenazaban con convertirse en otra fuente de disensos para la dirección de Podemos.

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