ESPECIAL EMPRESAS CON PROPÓSITO

Los mercados entienden el mensaje

Los activos que incorporan criterios ambientales, sociales y de gobierno (ASG) han pasado de ser una apuesta de riesgo a convertirse en una gran oportunidad

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«La codicia es buena» es la frase más famosa de Gordon Gekko, el desalmado banquero que interpretó Michael Douglas en la película Wall Street (1987). El personaje de Gekko forma parte de ese imaginario colectivo que pinta a los ejecutivos financieros simplemente como unos tiburones sin escrúpulos dispuestos a cualquier cosa con tal de acumular dinero. Esa imagen empieza a tener los días contados con el imparable avance de la inversión socialmente responsable , una tendencia mundial que incorpora criterios ambientales, sociales y de buen gobierno (ASG) a la hora de gestionar activos.

Nuestro país también es parte de ese cambio. En 2019, el volumen en activos en España con criterios ASG era de unos 285.454 millones de euros , un 700% más que los 35.710 millones de 2009, de acuerdo con un estudio de Spainsif, una organización que promueve este tipo de inversión. «Ha habido un cambio de mentalidad. Ahora se ve como una oportunidad, mientras que antes se consideraba como algo arriesgado», dice Joaquín Garralda , presidente de Spainsif.

En Estados Unidos, la cifra invertida únicamente en fondos de inversión cotizados (ETF) que siguen criterios ASG se ha duplicado entre 2019 y 2020. La cantidad actualmente ronda la cifra récord de 27.400 millones de dólares , de acuerdo con información recopilada por la compañía FactSet. También 2020 ha sido un año récord en el número de lanzamientos de nuevos ETFs socialmente responsables en Estados Unidos. Sólo este año se han lanzado 31, más que los 16 nuevos que salieron en 2019 y los 14 en 2018. Se estima que en EE.UU. hay más de 100 ETFs que siguen criterios ASG.

«El interés de los inversores en estos productos va a continuar en aumento», dice Juan Pablo Gi l, estratega de mercados de XTB. En su opinión, las acciones de compañías relacionadas con energías renovables y el desarrollo de la economía verde gozan de un gran potencial para los inversores . «En la Bolsa española, compañías centradas en energías renovables como Siemens Gamesa o Solaria han tenido una gran revalorización en los últimos años», explica Gil.

Un ejemplo a nivel internacional sería NextEra Energy , una empresa estadounidense que cuenta con una capacidad de generación de unos 46 gigavatios de energía renovable. En los últimos dos años su cotización ha subido un 65% , mientras que su capitalización de mercado ronda los 147.000 millones de dólares. Esa cantidad es ligeramente superior a los 141.500 millones de dólares que valen todas las acciones clase A de la petrolera Shell en la bolsa de Nueva York.

Otra compañía que es parte de este cambio es Tesla , cuya capitalización de 611.922 millones de dólares es más de diez veces superior que la del gigante General Motors. «Tesla es la punta de lanza en la transformación hacia el vehículo eléctrico. Los cambios que trae la economía verde son potencialmente muy rentables para los inversores», explica Gil.

En sintonía

«Nunca he visto tanta sintonía entre inversor y fondo de pensiones como ocurre en el caso de los fondos socialmente responsables», dice Marta Olavarría , profesora de derecho de los mercados financieros y finanzas sostenibles en el Instituto de Estudios Bursátiles. Olavarría considera que los proyectos de sostenibilidad medioambiental son una de las principales prioridades para el sector financiero .

Hasta hace unos años, la inversión socialmente responsable giraba sobre todo en torno a los llamados fondos éticos o solidarios , los cuales evitaban invertir en empresas productoras de tabaco o que fabricaban armas, entre otras. Poco a poco comenzó a profundizarse en temas relacionados con la sostenibilidad , mientras que se produjeron una serie de cambios regulatorios que facilitaron la expansión de este modelo de inversión.

«La inversión responsable comenzó a crecer sobre todo por varios cambios legislativos», explica Garralda, de la asociación Spainsif. Después de una serie de nuevas regulaciones, los fondos de pensiones de empleo deben informar si toman en cuenta criterios de sostenibilidad a la hora de gestionar activos , lo que se traduce en mayores esfuerzos por realizar inversiones socialmente responsables con la intención de atraer inversión. «Si dicen que no siguen criterios ASG, entonces habrá inversores que no se interesarán por sus productos. Por ese motivo los fondos empezaron a aproximarse más en la inversión sostenible», comenta Garralda.

Para Olavarría, la crisis del Covid ha evidenciado la necesidad de las empresas para ser más resilientes para recuperarse lo más rápido posible de cualquier situación adversa. «La financiación sostenible juega un papel fundamental para apoyar a las empresas que trabajan en una mejor reconstrucción de la economía», comenta.

Garralda coincide con percepción y cree que el apoyo financiero a proyectos sostenibles es la mejor forma de conseguir esa resiliencia. «El inversor antes se veía como alguien frío, racional e indolente. Hoy la sociedad está viendo una serie de cambios que también han llegado al mundo de las finanzas. Y han llegado para quedarse», concluye.

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