La inversión social responsable ya está en el centro de las decisiones

El 25% del total de los activos gestionados a nivel mundial sigue criterios extra financieros

J. VALES

Aunque haya mutado en expresiones cada vez más modernas e innovadoras. la Inversión Socialmente Responsable (ISR) es un con un concepto antiguo que se remonta al siglo XVII, cuando en Estados Unidos algunas congregaciones religiosas comenzaron a aplicar filtros negativos a la hora de decidir dónde invertir sus ahorros. Entonces excluyeron proyectos que tuvieran elementos pornográficos, sobre consumo de alcohol o sobre la industria armamentística, ya que iba en contra de sus valores.

Aquel primer germen se reactivó en los años setenta y las ISR no invertían en empresas que tuvieran algún tipo de relación o implicación con la política del apartheid de Sudáfrica o la guerra de Vietnam. Hoy día, «la inversión socialmente responsable toma en consideración criterios extrafinancieros, internacionalmente reconocidos como ESG: sociales, ambientales y de gobierno corporativo», cuenta Carlos Saez Gallego, director de Georgeson en España que junto al Club de Excelencia en Sostenibilidad presentaron esta semana en Madrid la IV edición del Observatorio de la ISR. Esta iniciativa tiene por «objetivo ser una especie de antena para identificar tendencias en el ámbito de la inversión responsable», explicó Gallego. Y pretende convertirse «en una referencia dentro del mercado español para impulsar la inversión responsable».

Puerta abierta

En el acto de presentación del informe del Observatorio, se puso de relieve cómo la ISR ganan cada día más peso entre los inversores. Gallego indicó que «según los últimos datos de la Global Sustainable Investment Alliance (uno de los índices que mide la inversión responsable), el 25% del total de los activos gestionados a nivel mundial siguen criterios extra financieros. Los grandes gestores de fondos tradicionales han abierto definitivamente la puerta al mercado de la inversión socialmente responsable».

Ahora importa invertir en empresas y actividades que no solo ofrezcan rentabilidad sino también que sean respetuosas con los derechos humanos, por ejemplo que no empleen mano de obra barata y explotada, que favorezcan la diversidad en los altos cargos, que utilicen energías limpias, se preocupen por la movilidad sostenible... Algo que también pueden representar una oportunidad de negocio tanto para la industria financiera como para el resto de los sectores, en forma de nuevos productos/ servicios, siendo una manera eficaz de diversificar e innovar impactando directamente en la cuenta de resultados.

Las ISR también incluye premiar a empresas modélicas, que adaptan una serie de buenas prácticas tanto en su gestión fianciera como en asuntos medioambientales, sociales y de gobierno coporativo.

Las preocupaciones

Este año el informe del Observatorio de la ISR incluye las principales preocupaciones de los inversores responsables. A ellos les interesa garantizar la privacidad de los datos y la ciberseguridad, el cambio climático, la diversidad (inclusión de mujeres en los consejos de administración) y los asuntos relativos a salud y seguridad laboral.

El estudio también destaca la preocupación de muchos inversores por la evaluación del consejo de administración de las empresas, una herramienta que resulta muy eficaz para medir cómo funciona este órgano supervisor de las compañías. Así como por lo nuevos perfiles de consejeros que acceden a ese órgano. Creen que deben apostar por la diversidad, y por perfiles digitales, internacionales y que hayan liderado otros procesos y proyectos.

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