LinkedIn entona el adiós definitivo de las redes sociales occidentales en China

Acuciada por la censura y la competencia local, sigue los pasos de Facebook, Twitter o Google, que llevan más de una década bloqueados

Pablo M. Díez

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Reforzada por la pandemia del coronavirus , que tiene sus fronteras cerradas desde marzo del año pasado, sigue elevándose la nueva ‘Gran Muralla’ que separa a China de Occidente. No en la industria, donde el gigante asiático continúa siendo la ‘fábrica global’, sino en lo tecnológico y social, donde cada vez resultan más incompatibles las diferencias ideológicas entre el autoritario régimen de Pekín y las democracias occidentales.

El último ejemplo lo acaba de protagonizar la red social y laboral LinkedIn, que se marcha del gigantesco mercado chino harta de plegarse a la censura que impera en internet . «Mientras hemos tenido éxito ayudando a nuestros usuarios chinos a encontrar trabajos y oportunidades económicas, no hemos alcanzado el mismo nivel en los aspectos más sociales de compartir y estar informados. También nos enfrentamos a un entorno operativo significativamente más exigente y con mayores requisitos de cumplimiento en China», anunció a mediados de este mes LinkedIn. Tras su cierre en este país, lanzará un portal de empleo, InJobs , pero «no incluirá una red social ni la capacidad de compartir comentarios y artículos».

Despedidas continuas

Con su retirada, cae el último mohicano de las redes sociales occidentales en China. Presente en este país desde 2014, cuando Twitter y Facebook llevaban bloqueados desde 2009 y Google ausente desde 2010, LinkedIn ha sufrido duras críticas por doblegarse a la censura china.

LinkedIn lanzará el portal de empleo InJobs, sin red social ni posibilidad de incluir comentarios

Aunque la compañía, propiedad de Microsoft desde el año 2016, insistía en su apoyo a la libertad de expresión, no le quedaba más remedio que cumplir con las leyes chinas , que obligan a bloquear todos aquellos contenidos sensibles para su régimen «capicomunista». Desatando un sonado escándalo, este acatamiento de las normas locales le ha llevado a censurar a periodistas occidentales y activistas políticos . Además, recibió el año pasado la orden de retirar 42 contenidos considerados «ilegales», de los que actuó en 38, según informa ‘The Wall Street Journal’.

Por esta misma publicación de temas censurados, en el pasado marzo fue castigada con la prohibición de añadir nuevos miembros durante un mes . A tenor del ‘Wall Street Journal’, Pekín le dio 30 días para regular sus contenidos y cumplir con las leyes chinas, lo que parece haber sido la gota que ha colmado su paciencia.

Profunda purga

De igual modo, LinkedIn tampoco se ha librado de la purga que el presidente Xi Jinping está llevando a cabo en el sector tecnológico chino para que nada ni nadie le hagan sombra . Junto a 105 aplicaciones locales, LinkedIn y otra página web de Microsoft, el buscador de internet Bing, fueron las únicas firmas extranjeras reprendidas por el régimen por «recopilación impropia de datos».

A este entorno cada vez más hostil se suma la difícil competencia con la que LinkedIn se ha topado en China. Aunque cuenta con 50 millones de usuarios locales, básicamente ha servido para conectar a exportadores chinos con sus clientes en el extranjero porque la mayoría de internautas nacionales usan aplicaciones propias como Zhaopin o Maimai para buscar trabajo.

Gestionada por dueños locales, la rama china solo aportaba el 2% de los ingresos de LinkedIn , cuyos 10.300 millones de dólares (8.800 millones de euros) son únicamente el 6% de la facturación total de Microsoft.

A pesar de las posibilidades que ofrece el descomunal mercado chino, la quimera con la que el régimen compra el silencio de empresas y gobiernos de todo el mundo, la retirada de LinkedIn es la crónica de un fracaso anunciado . Al bloqueo desde hace más de una década de YouTube, Facebook, Twitter o Google se suman los más recientes de Instagram, Signal, Clubhouse y, en general, cualquier red social o aplicación de comunicaciones que no acate la censura.

Por el riesgo de que aborden temas políticamente sensibles que puedan provocar manifestaciones o protestas, como se vio en la Primavera Árabe de 2011, todas ellas son inaccesibles en el gigante asiático a menos que uno disponga de una VPN . Así se denomina a las conexiones, por lo general de pago, a un servidor de internet en el extranjero que permiten saltarse la ‘Gran Muralla Cibernética’ del régimen.

Censura y propaganda

Aunque dichas VPN son imprescindibles para los expatriados que viven en este país, y también para los chinos que trabajan con el extranjero, la mayoría de la población no las tiene y usa las redes sociales y aplicaciones nacionales , regidas por la censura y la propaganda.

Eso genera dos realidades paralelas en internet, cada vez más distanciadas por esta nueva ‘Gran Muralla’ del siglo XXI. Si uno teclea «Tiananmen» con VPN en el buscador autorizado Bing, de lo primero que aparece es la masacre por las protestas democráticas de 1989. Sin VPN, los turistas chinos que se retratan sonrientes en la plaza bajo el retrato de Mao.

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