Jens Weidmann dimite como presidente del Bundesbank tras una década al frente

«He llegado a la conclusión de que más de 10 años es una buena medida de tiempo para pasar una nueva página, para el Bundesbank, pero también para mí personalmente», ha explicado Weidmann en una carta

Jens Weidmann AFP / Vídeo: EUROPA PRESS

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No todos los alemanes creen en Dios, pero todos los alemanes creen en el Bundesbank. Este viejo dicho germano ilustra el peso del banco central alemán en la confianza nacional y explica por qué hasta el más nimio movimiento en la entidad tiene una repercusión significativa. Por eso la dimisión de su presidente, filtrada por el periódico alemán Die Welt y que la sede de Frankfurt ha confirmado unas horas después, es motivo de zozobra, más aún en estas semanas de transición entre la era Merkel y una coalición de gobierno «semáforo», formada por socialdemócratas, verdes y liberales, que todavía está siendo negociada. El motivo de la dimisión es personal, según se deduce de la carta que Jens Weidmann ha enviado al presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, pidiendo ser relevado en el cargo a partir del 31 de diciembre de este año. Pero el momento y la forma en que se produce añade incertidumbre y abre la puerta a nuevos equilibrios de poder en el seno del Banco Central Europeo.

Jens Weidmann ha estado al frente del Bundesbank desde mayo de 2011. Tanto al frente del banco central alemán como en el seno del Consejo de Gobierno del BCE, ha estado siempre del lado de la disciplina fiscal y ha encabezado la banda de los «halcones». «He llegado a la conclusión de que más de diez años es un buen momento para comenzar un nuevo capítulo, para el Bundesbank, pero también para mí personalmente", ha escrito Weidmann en una carta de despedida a los empleados del banco. Pero las razones exactas de su retirada, cuando la tradición manda que los presidentes del Buba se jubilen en el cargo y él tiene solamente 53 años, aún no están claras. En la carta recuerda las a veces «difíciles discusiones» en el Consejo del BCE, ahora bajo el liderazgo de Christine Lagarde, en los que hubo al menos, menciona, un «diálogo abierto y una atmósfera constructiva». Lagarde ha cumplido con el protocolo y ha declarado después del anuncio de dimisión que Weidmann ha sido un «buen amigo personal en cuya lealtad siempre podía contar». «Respeto su decisión, pero lo siento mucho», ha dicho, recordando que tenía "opiniones claras" sobre la política monetaria, pero siempre buscó soluciones de compromiso en el Consejo del BCE. El hecho es que desparece el más fiero opositor a los nuevos aires que la francesa trata de imponer en Frankfurt y el último de los viejos guardianes de la ortodoxia, que aprendió de Axel A Weber y que fue designado para presidir el Bundesbank por Merkel, quien conocía bien a Weidmann porque había sido anteriormente uno de los «sherpas» que preparaban sus papeles sobre política fiscal europea. Weidmann sigue su camino precisamente cuando Merkel abandona la Cancillería de Berlín.

En sus últimas intervenciones, Weidmann ha mencionado el hecho de que el Bundesbank está perdiendo influencia en la estructura europea. Advirtió que las decisiones de política monetaria también deben «vivirse». «Será crucial no mirar de forma unilateral a los riesgos de deflación, pero también no perder de vista los posibles riesgos de inflación», ha tratado de establecer un punto de equilibrio entre la decisión del BCE de ignorar la inflación y el miedo de los alemanes, aterrados por su IPC superior ya al 4%. Ha llamado a acordar una meta de inflación más clara y que se debería prestar mayor atención a los efectos secundarios y, en particular, a los riesgos para la estabilidad financiera. Weidmann ha insistido, además, en que las medidas de crisis, con su extraordinaria flexibilidad, son «sólo proporcionales en la emergencia para la que fueron creadas» y en el pasado había atacado repetidamente la política monetaria ultra-flexible del BCE. Sin embargo, en relación con el momento de la pandemia, asignó un «papel significativo y estabilizador» a la política monetaria común. La decisión de retirarse de la cabeza del Bundesbank no fue fácil para él, según su carta . Se refiere a los éxitos logrados durante su mandato y envía un mensaje de agradecimiento a los empleados de su instituto, a los que aconseja: «Mantener una voz audible de la razón en las discusiones públicas y preservar en el importante legado de estabilidad política del Bundesbank».

A partir de ahora, es probable que dos mujeres en particular tengan grandes esperanzas en la sucesión. Por un lado Claudia Maria Buch, que ha sido vicepresidenta del Bundesbank desde 2014. Por otro lado, Isabel Schnabel, quien también fue miembro del Consejo de Expertos hasta 2019 y ha sido miembro del Comité Ejecutivo del BCE desde 2020.

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