DavidWine

El español que aprendió el lenguaje chino de los negocios

Tras arruinarse, David Hernández fundó una marca de vinos con su cara en las etiquetas que triunfa en el gigante asiático

David Hernández, fundador de DavidWine ABC

Daniel Caballero

Esta funcionalidad es sólo para registrados

España es una tierra rica en gastronomía. Nos distingue la comida, pero también el buen beber. Y el vino es el jugo por excelencia de un país cuyos productos siempre han sido muy apreciados en el exterior. David Hernández , creador de la firma de vinos DavidWine, sabe bien lo que es llevar consigo la fama de España al exterior, pero con un toque distintivo sobre todo el sector: su cara va impresa en las etiquetas de sus botellas.

La historia de este español -autor del libro «El murciano que desafió al dragón chino » - es la de un resurgir empresarial. Se arruinó y decidió cambiar de vida. «Cuando te arruinas tienes que emprender de nuevo el vuelo. Estuve mirando mercados emergentes, porque uno de mis problemas era que mis recursos eran muy limitados», dice el empresario. Escogió China y allí montó lo que hoy es una marca consolidada con varios cientos de miles de botellas vendidas al año en el país asiático. «Siendo extranjero, eres un valor añadido en China. Lo más difícil cuando emigras es que tienes tus gustos y todo te resulta extraño. China es muy complejo, sobre todo cuando llegas en unas circunstancias tan extremas», subraya Hernández. Ahora, es un «chino» más. Trabaja como ellos, literalmente, porque la única manera de entenderles es meterte en su piel: «No tienes más remedio que hacerte chino y trabajar 8 horas por la mañana y 8 horas por la tarde. Están enfocados al trabajo ».

Empezó con apenas 200 botellas y él mismo de repartidor. Se marchó allí con algo más de 10.000 euros para volver a empezar y lo logró. Vende uno de los vinos españoles -de Jumilla- más afamados allí. «No me reconocen por la calle, pero en el ámbito del vino sí, y es lógico porque mi foto aparece en la etiqueta», afirma, al tiempo que explica que su objetivo no es que los chinos sepan quién es sino que reconozcan su marca.

«En esta vida no se para de aprender. Lo más importante es no perder la curiosidad», defiende David Hernández

Poco a poco va logrando su objetivo, pero no todo fue un camino de rosas. «Lo difícil era entender a los chinos culturalmente. Advertí eso desde el principio y supe que tenía que hablar su mismo lenguaje. Desde el punto de vista de los negocios, lo más importante es eliminar los prejuicios. El gran fallo que se repite en la mayoría de los extranjeros es que replican modelos occidentales, y eso allí no funciona», constata el empresario. Él llegó con una idea disruptora para captar a un público cada vez más aficionado al vino. Aunque todavía no llega al nivel de consumo de Occidente. «El consumo allí no es de orden cotidiano. De cada diez botellas, siete se regalan y tres se consumen . Pero aprenden muy rápido, y el vino es una manera de entender la vida. El público chino es muy abierto», dice Hernández.

Asimismo, llegó con un tipo de vino desconocido en China, pero también en España, el de Jumilla. No es habitual encontrar en nuestro país esa denominación de origen y él se atrevió a lanzarse a un mercado extranjero sin la experiencia local de éxito previa. «En esta vida no se para de aprender. Lo más importante es no perder la curiosidad», defiende.

Esa curiosidad le llevó a decantarse por China; y aunque fue una travesía tortuosa, consiguió llegar al éxito a base de conocer a los chinos. «La mayoría de las empresas tienen un modelo de negocio de compraventa, de trading, e implica que trabajan en el corto plazo. Y me di cuenta de que el chino, a corto plazo, es el mejor comerciante del mundo», sostiene el empresario. Así, para salvar las diferencias culturales y sociales, David Hernández empezó a vivir como un ciudadano más de país asiático .

Su objetivo, de momento, continúa siendo el mismo: consolidar su empresa y su marca en un mercado de casi 1.400 millones de personas . De momento, ya es patrocinador del torneo de tenis de la ATP de Shenzhen y del festival de cine de Shanghai. Y su cara está en todas partes.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación