España suma ideas futuristas en la carrera de las naves supersónicas
Proyectos comerciales o militares capaces de batir récrods de horas o de sortear los escudos de un país sin ser detectados es un objetivo en el que han estado invirtiendo Estados Unidos, Rusia y China dado el enorme potencial que pueden tener
El diseñador industrial Óscar Viñals , de la empresa homónima Viñals con sede en Cataluña, busca reducir el impacto medioambiental con ideas disruptivas. De hecho, ya en los años 50 se especula que España fue pionera en un proyecto de arma hipersónica, el HA-300 , diseñado por dos ingenieros españoles , Rafael Rubio y Jesús Salas Larrazábal que quedó olvidado y vendido a las fuerzas militares egipcias, una oportunidad perdida para tomar la iniciativa.
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Setenta años después España vuelve a tomar el pulso de este sector con la propuesta de Viñals; un avión supersónico, Hyper Sting , un ingenio capaz de solventar los problemas por los que los aviones supersónicos, como el Concorde , se dejaron de fabricar en su momento, dado que no eran viables económicamente, y además creaban sobre la zona urbana un estampido sónico muy molesto para la población. De ahí que su diseño tenga una estructura de morro afilado que sortearía estos obstáculos y aumentaría su velocidad.
Son los mismos problemas que la NASA y la empresa Boom Supersonic intenta solucionar con sus proyectos, investigando el diseño idóneo para mejorar el flujo del aire. Una carrera que los enfrenta a los aviones supersónicos chinos. Así en 2021 se anunciaba que la tecnología que el gigante asiático empleaba para armas hipersónicas militares se podría aplicar en el diseño de un avión de pasajeros que superaría a un Boeing 737. Y en 2022 podemos encontrar Jungfrau de la empresa Destinus , propiedad del empresario ruso Mikhail Kokorich , un avión que puede cruzar el mundo en 90 minutos. Unos planteamientos que se adelanta a su tiempo porque supone el uso de unas tecnologías que hoy están en fase embrionaria, al igual que le ocurre a las ideas de Viñals, el cual también apuesta por el uso de nuevos nuevos materiales.
La idea es que Hyper Sting sea viable para 2030. La velocidad que podría alcanzar sería de 1840 km/h. De Londres a Nueva York se tarda normalmente siete horas, y en este caso se haría el viaje en tan solo tres horas. La IA serviría para gestionar toda la sensórica del avión. Además de usar motores más ecológicos que funcionan con biofuel o hidrógeno.
Vanguardista
La figura del Hyper Sting difiere del avión Magnavem , una idea aún más futurista de Viñals que sería posible tener en 2050. porque combina nanotecnología, nuevos materiales, física del plasma (el cuarto estado de la materia), fuentes de energía inagotables y no contaminantes, superconductores o dispositivos magnéticos. El nombre HSP Magnavem viene del latín magna avem, que se traduce como pájaro grande. Se ha diseñado con gran ala con forma de delta y su fuente de energía es un reactor de fusión compacto. «El sistema de Inteligencia artificial controlará el funcionamiento del plasma, la velocidad y temperatura, así como las turbulencias del viento», detalla Viñals.
Civil y militar
Estaría preprado para transportar a 500 pasajeros y podría ir un 150 % más rápido que la velocidad del sonido. Y también incluye un sistema de limpieza de CO2. La esencia de ambos diseños es su carácter sostenible y la posibilidad de hacer uso de ellos a nivel civil o militar. Los proyectos de Viñals están expuestos en los museos extranjeros. El reto será poder llegar a verlos. Si EE.UU. y China siguen compitiendo en el desarrollo de estas tecnologías supersónicas puede que el horizonte de las ideas de Viñals comience a ser realmente tangible.
