El crédito al consumo en España es un 60% más caro que en Europa

La UE y el Banco de España avisan de la fuerte concesión y el repunte de los impagos en estos préstamos

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El escaso margen de negocio que dejan las hipotecas al estar el Euribor en tasas negativas ha llevado a los bancos españoles a volcarse en la concesión de créditos al consumo, que implican tipos de interés más altos. Los préstamos para la compra de automóviles, electrodomésticos y muebles y viajes a amortizar en un plazo de uno a cinco años llevan aparejado un tipo de interés medio en España del 8,15% , un 60% más alto que el 5,09% que de media se aplica en la Eurozona.

Solo en Grecia y países del este de Europa como Eslovaquia, Estonia, Lituania y Letonia este tipo de financiación a las familias es más costosa que en España. Según datos del Eurosistema a cierre del pasado mes de mayo, el tipo de interés medio en Portugal es del 6,81%, en Italia del 6,66%, en Alemania del 4,42% y en Francia del 3,67%.

La política monetaria del BCE ha llevado el Euribor a tasas negativas (-0,181%), en las que lleva más de dos años, lo que supone una merma para el margen de intereses de los bancos por su impacto en el bajo precio de las hipotecas. Ese interés de más del 8% que la banca española cobra de media por financiar el consumo de los hogares del país contrasta con el tipo medio actual del crédito hipotecario, del 2,67%.

Más consumo que hipotecas

«Una de las potenciales consecuencias de esta situación es la búsqueda por parte de las entidades de fuentes alternativas de recursos que ofrezcan una mayor rentabilidad pero que pueden llevar asociado un mayor riesgo. Lo anterior, junto con otros factores de demanda, podría contribuir a explicar el dinamismo observado en el crédito al consumo», explica el Banco de España en su último informe de estabilidad financiera.

En el último año el crédito al consumo viene creciendo mes a mes a tasas superiores al 15%. El pasado mayo lo hizo al 25%. Y no solo eso: la suma anual de dinero concedido con nuevos préstamos al consumo y financiación a través de tarjetas de crédito alcanzó ya en 2017 los 42.679 millones y superó por primera vez la formalización de hipotecas (38.863 millones) .

«Este es un segmento de negocio que suele tener una morosidad relativamente elevada y en el que las garantías juegan un papel menor, por lo que la evolución de esta cartera y su morosidad tendrán que analizarse con atención en los próximos trimestres», advierte el organismo dirigido por Pablo Hernández de Cos, que ya ha constatado «un cierto repunte, aunque contenido, en la morosidad».

Europa también ha dado la voz de alarma. El pasado viernes la Comisión Europea publicó un informe por su última misión de supervisión del rescate bancario en España en el que, en línea con el Banco de España, dice que «la reciente expansión de los créditos a los consumidores merece una vigilancia cercana». «Los bancos y los supervisores deben garantizar una implementación lo suficientemente conservadora de los estándares de crédito», recomienda el Ejecutivo comunitario.

Los expertos han comenzado también a alertar del peligro de acumular deudas en créditos al consumo y, sobre todo, micropréstamos y las tarjetas de crédito conocidas como «revolving», que pueden llevar aparejados tipos de interés de incluso el 20%.

Mal endeudamiento familiar

Es lo que se llama el mal endeudamiento . «Origina el efecto bola de nieve, que comienza con impagos aislados que generan de manera automática nuevos intereses a precios desorbitados, por encima del 25%; y si con precios estándar hay dificultad para pagar, con la deuda recapitalizada, intereses y demás comisiones el desastre financiero está asegurado», explica el consejero delegado de Agencia Negociadora, Luis Javaloyes, quien avisa de que esas deudas pueden implicar la pérdida en último término de la vivienda y dice que la demanda de servicios para reordenar deudas por parte de las familias está aumentando al 30%.

«Con el consumo creciendo fuertemente y el miedo a la crisis ya olvidado, para muchas personas resulta imposible resistirse a esas deudas pequeñas, a privarse de caprichos. Y el mal uso del dinero que se debe es un síntoma clarísimo de mal endeudamiento», dice, recordando que esto no ayuda a tener un endeudamiento ordenado.

Valga un ejemplo para comprobar que para una economía familiar es peor acumular mala deuda que mucha deuda. Si se compara una familia con una hipoteca y un crédito para un coche con una deuda total de 220.000 euros, con otra que aplaza por sistema compras con varias tarjetas además de tener suscritos otros préstamos por un total de 40.000 euros, la primera debe más, pero el interés es mucho más bajo y el plazo más largo y así puede dedicar cada mes la mitad de dinero que la segunda a devolver créditos. La segunda familia hay meses que no puede hacer frente a todos sus compromisos de pago.

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