¿Cómo se protegen nuestras catedrales e iglesias más emblemáticas?
El reciente incendio de Notre Dame pone de actualidad la forma en que se conserva este tipo de edificios en España. UMAS Mutua Seguros es la encargada de asegurar los bienes de la Iglesia Católica desde 1981, a través de diferentes pólizas
El fatal incendio de Notre Dame en París y la investigación posterior, tal y como viene informando ABC, apuntan hacia un posible error técnico en la gestión de las obras de restauración - el semanario «L`Express», entre otros medios, señalaba la semana pasada hacia el sistema de alerta de incendios de los andamios- han puesto de actualidad la forma en que están protegidos estos edificios y quiénes serían los responsables en el caso de un accidente. ¿Cómo está asegurado nuestro patrimonio histórico?
En Francia, un edificio de la trascendencia histórica de Notre Dame está clasificado como monumento histórico desde 1862 y su propiedad corresponde al Estado francés, que es quien lo asegura. Mientras que los contratistas civiles, a los que se les encargaba algún trabajo de restauración o mantenimiento, debían contar obligatoriamente con un seguro civil. Los objetos religiosos o las obras de arte también contaban con sus propias pólizas.
En el caso de España, la Iglesia Católica promovió en 1981 la creación de su propia mutua de seguros: UMAS Mutua de Seguros . Con ella todos sus inmuebles tienen suscritos pólizas de responsabilidad civil e incendios. Como ha explicado su director general, Eduardo Basagoiti Olano, las cientos de catedrales, basílicas e iglesias que alberga España «cuentan la gran mayoría de ellas con un seguro contra daños» asignádoseles un valor muy concreto. Una cifra que resulta de parámetros como el tamaño, la altura o los materiales de construcción, entre otros. «Es muy difícil fijar un valor específico cuando hablamos de este tipo de edificios e inmuebles», ha apuntado.
¿Y en el caso de un siniestro similar al de Notre Dame? Basagoiti ha respondido que la compañía aseguradora «haría frente a los daños con el límite de capital contratado por el tomador del seguro (la Iglesia Católica)» aunque si la causa fuese por algún tercero, esto no descarta una posible demanda.
En cualquier caso, como sucede en Francia, a las empresas que realicen labores de mantenimiento, reparación o construcción se les suele exigir un seguro de responsabilidad civil profesional para cubrir los posibles daños por su actividad. En este sentido, el director general de UMAS ha explicado que «en función de la legislación pero, sobre todo de los contratos y licitaciones, se suele exigir un seguro de Responsabilidad Civil con unos capitales acordes».
Principales riesgos: el tiempo y los rayos
Preguntado sobre lo que estas pólizas cubren específicamente, Basagoiti habla de «aspectos comunes a cualquier edificación» como los cristales, las cubiertas, las conducciones o las fachadas. Además, de otras «peculiariadades» como los materiales específicos con los que fueron levantados, el tipo de construcción o la antigüedad. Lo que hace necesario «la intervención de especialistas a la hora de afrontar su valoración y aseguramiento».
Para Basagoiti, los principales riesgos a cubrir son las inclemencias del tiempo (lluvia, viento o la nieve) acentuadas por su situación en la que se suelen localizar este tipo de edificaciones y la caída de rayos «que suelen causar daños eléctricos además de en fachadas o tejados por incendio», de difíciil acceso en muchos casos.
Respecto al interior desde UMAS han confirmado que también se contratan pólizas con el objetivo de proteger, por ejemplo, el mobiliario, los bancos, los confesionarios, el ajuar litúrgico (vestimentas, cálices... ) o los sistemas de sonido. «Para a spectos más singulares como pueden ser las tallas e imágenes, los retablos, las vidrieras o artículos de especial valor se pueden contratar seguros específicos», ha apuntado el máximo responsable de esta mutua.
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