Calviño insta a Sánchez a que decida si opta al Eurogrupo

Reforzar a la vicepresidenta podría ser incompatible con Pablo Iglesias

La candidatura de Calviño (dcha) al Eurogrupo mandaría un mensaje sobre la orientación escogida por Sánchez y debilitaría a Iglesias (izda) EFE

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Pedro Sánchez no tiene claro si quiere o no que Nadia Calviño sea la presidenta del Eurogrupo. La vicepresidenta económica llegó ayer a la reunión virtual de los ministros de la zona euro sin poder decir si será candidata a la sucesión del portugués Mario Centeno, que se despidió de sus colegas porque este lunes habrá presentado su dimisión y saldrá del Gobierno de su país. A pesar de que en Bruselas se considera que Calviño es una persona idónea para el puesto , el presidente del Gobierno no ha decidido lanzar la candidatura.

En unas declaraciones a los periodistas antes de la reunión, Calviño no quiso entrar en detalles y a todas las preguntas respondió lo mismo, aunque con diferentes formulaciones. «Está claro que la decisión compete el presidente del Gobierno y es quien en los próximos días tendrá que definir cuál es la posición de nuestro país teniendo en cuenta el interés general». La frase ha sido interpretada como una apelación a Pedro Sánchez a que defina de forma general qué orientación general quiere darle a la acción del Gobierno , si la que representa la ministra de Economía y vicepresidenta tercera como partidaria de la ortodoxia o la que impulsa desde Podemos Pablo Iglesias, que son claramente incompatibles.

En efecto, algunos observadores bien informados en Bruselas recuerdan que si bien la figura de Calviño podría concitar un altísimo grado de simpatía entre los socios de la moneda única, no sucede lo mismo con el hecho de que forma parte de un Gobierno en el que hay ministros de un partido de la izquierda radical y militantes del Partido Comunista. Ayer Calviño decía que los comentarios elogiosos a su candidatura demuestran «reconocimiento y confianza» hacia su papel como representante española en las discusiones sobre los diferentes mecanismos para reactivar la economía.

El verdadero problema para Sánchez sería si tiene que controlar a los socios de su coalición de gobierno cuando haya que aplicar las reformas que exigirá el propio Eurogrupo. También para Podemos sería muy complicado ejercer un papel de rebeldes partidarios del gasto si están sentados en el mismo consejo de ministros que la presidenta del Eurogrupo. En definitiva , la candidatura de Calviño sería una señal de que Sánchez ha optado por un rumbo en política económica que sería difícilmente aceptado por los ministros de Podemos, que con el debate sobre la reforma laboral ya se ha visto que no son partidarios de ciertos aspectos de las directrices europeas.

De lo que no hay ninguna duda es que las ayudas europeas, tanto los créditos como las subvenciones, vendrán con un fuerte factor de condicionalidad . El comisario de presupuesto, el austriaco Johannes Hahn advirtió ayer en una entrevista a «Euronews» que ese dinero «no srá en ningún caso un bufet libre, sino que estarán vinculadas a ciertas reformas que, de paso, no solo ayudará a los países a recuperarse sino a tener economías más resistentes y a estar más protegidos ante eventuales crisis futuras».

Por otro lado, si Sánchez presenta la candidatura y no saliese elegida (como ya le sucedió a Luis de Guindos en la época de Mariano Rajoy) entonces el presidente sería doblemente derrotado. Además, la candidatura de Calviño desactivaría por completo la de la ministra de Exteriores, Arantxa González Laya a la Organización Mundial de Comercio, que el propio Sánchez había asumido el pasado fin de semana.

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