Pozo petrolífero
Pozo petrolífero - ARCHIVO

La caída del precio del petróleo sumará cuatro décimas al PIB en 2016

El «oro negro» se ha abaratado el 20% en diciembre, el 45% en 2015 y se sitúa en el entorno del 75% desde que comenzó el desplome en junio de 2014

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Con el barril cotizando a precios que hace unos años hubieran sonado a ciencia ficción, el petróleo se ha convertido en uno de los protagonistas indiscutibles de la actualidad económica y promete seguir siendo palanca de la recuperación económica en 2016. Las cifras hablan por sí mismas. En junio de 2008, el Brent alcanzaba los 140 dólares el barril y esta semana, el mismo barril marcaba mínimos de los últimos once años al llegar a cotizar a 36 dólares. La caída roza el 20% sólo en diciembre, supera el 45% en 2015 y se sitúa en el entorno del 75% desde que comenzó el desplome en junio del año pasado. Para un país que, como España, importa el 95% del «oro negro» que consume, los efectos de esta montaña rusa son decisivos.

Según los cálculos de Analistas Financieros Internacionales, este abaratamiento tendrá «un impacto positivo en el crecimiento de hasta 0,4 puntos adicionales para 2016». Esto se sumará al impulso que ya ha recibido nuestra economía este año. En concreto, según cálculos del Ejecutivo, el crecimiento de este ejercicio ha sumado tres décimas más gracias al abaratamiento del oro negro. Ya durante el último trimestre del 2014, cuando el petróleo cayó hasta los 80 dólares frente a los 107 dólares de media del periodo octubre 2013-septiembre 2014, el impacto fue de cuatro décimas más de crecimiento para España.

Además, no hay que olvidar el efectro que un hipotético encarecimiento del petróleo hubiera tenido en la inflación. Gracias a que la tendencia bajista del precio del crudo se ha mantenido, y el «IPC será menor en 2016, por lo que empresas y hogares se beneficiarán de un aumento de renta real y una reducción de sus costes», afirman desde Afi.

Importación de crudo

El otro aspecto positivo es el impacto en el saldo por cuenta corriente. Así, el año se cerrará con un déficit comercial inferior al que España tenía hace un año. Hasta el pasado mes de octubre, la diferencia entre exportaciones e importaciones se redujo un 2,7% hasta los 20.530 millones de euros, según los datos que hizo públicos esta semana el Ministerio de Economía. Aunque aún faltan por conocer los resultados de los dos últimos meses, es ya prácticamente imposible que el ejercicio cierre con un desequilibrio superior al registrado en 2014, cuando el déficit rozó los 25.000 millones. Esta mejor evolución se ha producido por el tirón de las exportaciones, que han logrado un nuevo máximo histórico, además de por las menores importaciones, que crecieron por debajo de las ventas.

Y en esas menores compras al exterior ha sido determinante la caída en los precios del petróleo. Entre enero y octubre, las importaciones de crudo bajaron un 33,2%, lo que ha permitido pasar de una factura de 37.665 millones de euros en 2014 a otra de 25.176 millones de euros. En total, un ahorro de 12.489 millones de euros. Esta menor carga ha supuesto un respiro para las cuentas públicas.

Las previsiones de ahorro que maneja el Ministerio de Economía son incluso más ambiciosas. La pasada semana el ministro de Economía, Luis de Guindos, estimó que el ahorro para España podría llegar a los 17.000 millones de euros durante este ejercicio. Mientras, las exportaciones crecieron un 3,8% entre enero y octubre hasta los 208.430 millones, lo que supone un nuevo máximo histórico, según Economía.

Dividendos en jaque

El nuevo escenario también tiene, no osbtante, efectos negativos. Las más afectadas son las propias petroleras, que están sufriendo un drástico recorte de sus beneficios, lo que a su vez está ocasionando fuertes reducciones de plantillas, un frenazo a sus inversiones y la venta de activos. Según analistas consultados, la siguiente pieza del dominó podría ser el tradicionalmente jugoso dividendo de estas empresas.

Las petroleras son compañías que históricamente han dedicado un porcentaje importante de sus beneficios a la remuneración en efectivo a sus accionistas y este ha sido un hecho clave para que muchos inversores se decidieran por este sector. Así, el futuro de estos dividendos se ha convertido así en una pregunta recurrente en las presentaciones a analistas de estas compañías pues, precisamente en 2015, han sido varias las empresas que han recuperado en pago en efectivo tras años de pago en acciones, lo que aumenta el riesgo de «fuga» de los accionistas.

Ver los comentarios