Reunión del G20 en Turquía
Reunión del G20 en Turquía - EFE

El G20 acuerda medidas de transparencia fiscal y regulación bancaria antirrescate

Los líderes mundiales advierten de «riesgos e incertidumbres» en los mercados financieros, así como sobre «desafíos geopolíticos» que amenazan a la economía

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Los líderes del G20 adoptaron hoy una normativa para favorecer la transparencia fiscal y dificultar la ingeniería impositiva de grandes compañías, además de una regulación bancaria para evitar futuros rescates de la banca.

Los líderes de las potencias del G20 reconocen que el crecimiento mundial está por debajo de las expectativas y advierten de «riesgos e incertidumbres» en los mercados financieros, así como sobre «desafíos geopolíticos» que amenazan a la economía, señala el comunicado final de su reunión de Antalya.

El G20 sigue comprometido con impulsar el crecimiento económico mundial, que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha reducido para este año del 3,3 por ciento al 2,9 por ciento.

Los líderes políticos también reconocen que «la creciente desigualdad» social es un motivo de preocupación y puede suponer no solo «un peligro para la cohesión social», sino que también puede «socavar las perspectivas futuras de crecimiento».

La OCDE había alertado antes de la cumbre de que la desigualdad era un motivo de preocupación ya que se encuentra en sus niveles más altos en décadas en las economías desarrolladas, mientras que en los emergentes es incluso peor.

El G20 ha adoptado en esta cumbre un plan de acción de la OCDE para luchar contra la erosión de la base fiscal y la transferencia de las ganancias de las corporaciones multinacionales (BEPS, en sus siglas en inglés).

«Esta es la culminación de un intenso trabajo desde la crisis para sentar las bases de un sistema fiscal internacional más transparente, eficaz y justo», destacó durante la cumbre el mexicano Ángel Gurría, secretario general de la OCDE.

Compartir datos

El G20 se había comprometido a reformar las políticas fiscales internacionales, que incluyen obligar a las grandes compañías multinacionales a compartir más datos con las agencias tributarias nacionales.

Algunas multinacionales aprovechan agujeros en el sistema fiscal internacional para gravar sus ganancias en países con tasas impositivas muy reducidas pese a que sus ventas se hayan producido en otros Estados.

El G20 también quiere recalcar que avanza en el objetivo de lograr un intercambio automático de datos fiscales entre sus países para 2017 o finales de 2018.

«Estamos avanzando hacia la mejora de la transparencia de nuestros sistemas fiscales y reafirmamos nuestros compromisos anteriores sobre intercambio de información (fiscal) solicitada, así como sobre intercambio automático de información para el año 2017 o finales de 2018. Invitamos a otras jurisdicciones a unirse a nosotros», señala el comunicado.

Según los datos de la OCDE, entre 100.000 y 240.000 millones de dólares se pierden anualmente en ingresos fiscales debido a este tipo de prácticas.

Estas medidas son importantes ya que el G20 reúne al 85 por ciento de la economía mundial, el 75 por ciento del comercio y el 65 por ciento de la población del planeta.

El primer paso para evitar la quiebra

Los líderes de las naciones ricas y emergentes también han respaldado una regulación bancaria que «es el primer paso para acabar con el demasiado grande para quebrar», que se ha aplicado a bancos sistémicos que fueron rescatados con dinero público.

Esa norma incrementa la cantidad de capital que deben mantener los bancos para hacer frente a los riesgos en los que incurran.

El objetivo es evitar que un banco «sistémico» quiebre sin contar con fondos para hacer frente a los acreedores y deba recurrirse al dinero de los contribuyentes para evitar la incertidumbre, como sucedió con las turbulencias financieras tras la bancarrota de Lehman Brothers en 2008.

El G20 destaca la importancia de ese "estándar internacional común" sobre unas reservas con las que deben contar las entidades y que permite «aumentar la resistencia del sistema financiero internacional».

Así, los mayores bancos del mundo, los 30 considerados sistémicos, deberán contar desde el 1 de enero de 2019 con un colchón anticrisis que cubra un 16 por ciento de sus activos ponderados por riesgo y a partir del 1 de enero de 2022 este porcentaje, conocido como TLAC -acrónimo de «total loss absorbing capacity»-, debe alcanzar un 18 por ciento.

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