Habanos S.A. calcula que podría tener una cuota de mercado del 30% en Estados Unidos si se rompe el bloqueo
Habanos S.A. calcula que podría tener una cuota de mercado del 30% en Estados Unidos si se rompe el bloqueo - abc
El bloqueo de 1962 se resquebraja

Cuba y Estados Unidos, un acuerdo con buenos humos

La industria cubana del tabaco aguarda la entrada en el mercado norteamericano

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Las arrugas de Gerardo son las de las hojas de tabaco que cultiva como guajiro y veguero en Pinar del Río (Cuba) desde que era niño. Ahora tiene 85 años. «No necesito termómetros para saber la humedad del tabaco. Yo la noto cuando toco las hojas», describe en una casa de tabaco tradicional en la que secan las hojas recogidas. Pliegues de tabaco que, después de 539 pasos, estarán enrollados y empaquetados como puros en cajas de Habanos S.A., la gran compañía de habanos cubana propiedad al 50% de la franco-española Altadis. Pero algo ha cambiado en un proceso que ha sufrido pocas alteraciones en las últimas décadas. Por primera vez desde 1962, las hojas que acaricia Gerardo podrían ser vendidas de forma legal como habanos en Estados Unidos.

Los puros de la paz.

El deshielo comercial con Estados Unidos avanza con buenos humos de cara a la industria del habano cubano. Hasta el punto de que el pasado mes de diciembre, Barack Obama aceptó un puro cubano en una recepción por Navidad. A pesar de la prohibición norteamericana aún vigente, el líder mundial atrapó el regalo y sonrió. Y olió el habano ante las cámaras.

Este gesto simbólico fue más allá el pasado 16 de enero: desde entonces los puros cubanos se pueden consumir legalmente en EE.UU. Si fumar un habano en tierras norteamericanas era delito, ahora los turistas norteamericanos en la isla pueden comprar hasta 100 dólares de habanos y llevárselos de vuelta a su país de origen.

Sólo son las primeras caladas del acuerdo que puede venir pero el nuevo horizonte de apertura se palpó hace semanas en el XVII Festival Internacional del Habano, que congregó en la isla la semana pasada a periodistas, directivos de la industria y celebridades como Paris Hilton y Naomi Campbell. El vicepresidente comercial de Habanos S.A., Jorge Luis Fernández abrió fuego y señaló en rueda de prensa que la compañía aspira a lograr una cuota de entre un 25% y un 30% en Estados Unidos si le levanta el embargo contra la isla.

«Algunos pensarán que es una cifra un tanto conservadora, pero eso nos convertiría en líderes de mercado», aseguró Fernández. El español Javier Terrés, vicepresidente de desarrollo de Habanos, fue más allá y apuntó que el objetivo a largo plazo de la compañía es lograr en EE.UU. una cuota de mercado del 70%. Este porcentaje es el que la compañía tiene en todo el mundo.

El fumador norteamericano es el más codiciado por las marcas de tabaco «Premium». El país es el principal mercado mundial del sector. Si en todo el planeta se fuman cada año unos 400 millones de dólares en este segmento, sólo EE.UU. consume dos terceras partes, señala el director general de la división de cigarros «premium» de Imperial Tobacco -matriz de Altadis- y presidente de Tabacalera, Fernando Domínguez.

Si EE.UU. pone fin al embargo económico que mantiene sobre la isla, marcas reconocidas en todo el planeta como Montecristo, Cohíba, Romeo y Julieta o Partagás podrían desembarcar en tierras norteamericanas. Hasta entonces puros de Nicaragua, República Dominicana y Honduras son los que abastecen la demanda estadounidense.

Desde Habanos, que cuenta con todas estas marcas, se espera que la entrada en territorio norteamericano dispare su cuota de mercado pero que después se estabilice. Domínguez confía en el efecto arrastre que puede tener la entrada en EE.UU. en otros mercados, al tener una mayor proyección exterior. Habanos S. A. vendió el año pasado 439 millones de dólares, un 1% menos que en 2013. Un 56% de su facturación fue a Europa, mientras que América absorbió el 15%.

Ante el nuevo escenario, la corporación ya está moviendo ficha en todos los procesos en los que está presente: desde el cultivo de la planta de tabaco hasta su distribución final. La idea, destacan desde la empresa, es no perder la labor artesanal y la calidad que caracteriza a los cigarros cubanos.

«Vamos a estar en disposición de satisfacer toda la demanda cuando ese momento llegue -el desbloqueo definitivo-, tanto en EE.UU. como en el resto del mundo. Nuestro socio ya está trabajando en Cuba para alcanzar este objetivo, tanto desde el punto de vista agrícola como del de la industria del torcido a mano, mejorando eficiencias y productividades e incorporando nuevas áreas de cultivo en las mejores vegas de Cuba», describe Domínguez.

Desde La Habana, las señales de humo de las negociaciones parecen positivas. El secretario de prensa de John F. Kennedy, John Salinger, contaba que horas antes antes de firmar el embargo a Cuba en 1962, Kennedy le mandó comprar 1.000 habanos Petit Upmann para aprovisionarse. Quizás en unos meses, también Obama pueda comprar su propia reserva de puros cubanos en territorio norteamericano.

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