Kerber posa en la Caja Mágica antes de estrenarse en el torneo
Kerber posa en la Caja Mágica antes de estrenarse en el torneo - DE SAN BERNARDO

Mutua Madrid OpenKerber: «Sentir la responsabilidad del número uno es un privilegio»

Pasó a ser la primera gran campeona de su país después de Steffi Graf y ahora negocia encantada la presión de estar en lo más alto

MADRID Actualizado: Guardar
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Angelique Kerber tiene una virtud que no es tan frecuente dentro de su gremio como pueda imaginarse. Cuando habla, mira a los ojos, expresa complicidad con el redactor y siempre está sonriendo. «Sí, es verdad, porque soy así», responde, y lo hace, obviamente, con una sonrisa de oreja a oreja, sin ruborizarse cuando se le incide en ese aspecto. Para los menos puestos, cabe presentar a esta tenista alemana, nacida en Bremen el 18 de enero de 1988, zurda y con diez títulos, entre ellos dos Grand Slams. Además, por esas cosas del tenis y el baile de puntos entre semana y semana, ha cedido temporalmente la corona a Serena Williams como reina del tenis, pero Kerber recuperará el número uno en breve (si hace semifinales en Madrid, ya podría) y aspira a mantenerse en el ático una buena temporada ya que Serena está de baja por embarazo.

Es, pues, una tenista relevante en un circuito inestable y hoy abre la pista central del Mutua Madrid Open enfrentándose a Timea Babos (11 horas, Teledeporte).

Puede que Kerber no sea la jugadora más carismática del circuito ni la que más cámaras reclama, pero tiene argumentos de sobra para presumir, a sus 29 años, de una carrera muy interesante. Antes de ella hubo 21 tenistas que se coronaron como número uno y a ella el premio le llegó el pasado septiembre, cuando conquistó el Abierto de Estados Unidos. Antes, ese mismo curso, se estrenó en un grande con la victoria en Australia, y evidentemente se ha multiplicado la presión. «Es todo, ser número uno es todo. Es una sensación genial, ves reflejado todo el trabajo. Pero, claro, te obliga a hacer muchísimas cosas. Más presión, claro. Pero es una presión positiva, sentir esa responsabilidad es un privilegio. Siempre fue un sueño ser la mejor de mi disciplina», confiesa a ABC en la zona de los jugadores de la Caja Mágica, sentada frente a un billar y a unas máquinas recreativas para que los jugadores maten el tiempo. Dice, sin embargo, que ella es la misma, pero que ahora tiene muchas obligaciones propias de ser la reina. «Mi vida no ha cambiado. Lo que ha cambiado es mi agenda. ¡Ahora tengo muchísimas cosas que hacer!».

Kerber no ha logrado más trofeos desde el éxito de Nueva York, y como de costumbre se suceden los murmullos que siempre acompañan al tenis femenino. Hay una máxima que dice que cuando Serena Williams está bien y quiere, las otras solo pueden esperar, pero ahora la americana no estará durante unos cuantos meses. «No pienso demasiado en su ausencia. Claro que estoy feliz por ella, pero yo me fijo en mí, en cómo mejorar, en cómo hacer buen tenis. Actualmente no pienso en que no esté. Es verdad que es una pena para los aficionados, pero es una gran noticia para ella». ¿Es más fácil ganar grandes torneos ahora?, se le pregunta. «Ja, ja. No creo que sea más fácil. Hay un montón de buenas jugadoras, y también las jóvenes están llegando con mucha fuerza. Hay muchas preparadas para ganar, así que de fácil, nada de nada».

Para bien o para o mal, nació en el país de Steffi Graf, musa de este deporte, campeona de todo y sin relevo de categoría hasta la eclosión de Kerber. «Es completamente diferente lo que hizo Steffi porque ella jugó durante 20 años, lo ganó todo, fue una campeona increíble. Era otro tenis, una situación muy diferente. Crecí siguiendo toda su carrera, por descontado, pero ahora busco camino. Steffi en Alemania es la más respetada por todo lo que hizo, por cómo es. Y hablar del tenis alemán sigue siendo hablar de ella». Y habla de su ídolo de modo reverencial, con quien habla de vez en cuando. «No hablamos diariamente, pero siempre ha tenido buenas palabras hacia mí».

Pudo ser nadadora, pero escogió el tenis porque era lo que veía en casa. «Sigo nadando. Y también intento hacer cosas diferentes como montar en bicicleta o correr. Necesito cambiar de vez en cuando mis rutinas», reconoce, consciente además de que el tenis exige cada día más fuerza. «Me ayuda mucho el gimnasio. Desde luego que en los últimos tres años el tenis se ha vuelto mucho más físico, mucho más exigente. Hay que ser muy fuerte y cada día se pide más y más». En Madrid persigue mejorar después de tres años perdiendo a la primera.

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