Real Madrid

Zidane, en entredicho

Los errores tácticos del francés en el empate ante el Valladolid provocan dudas en el club y en la afición. El técnico leyó mal el duelo y los cambios parecían ya meditados

Tomás González-Martín

Las victorias tienen muchos padres y las derrotas son huérfanas. Es la ley no escrita del fútbol. Pero todos, entrenador y jugadores, son culpables en los éxitos y en los fracasos. Ni el Real Madrid de Vigo era el de la final de Cardiff, ni el Real Madrid del sábado era el más malo del mundo. Mereció ganar al Valladolid y no supo.

Un centro del campo muy débil y Valverde sin jugar. No se comprende que no reforzara la zona de creación y de robo con un hombre de fuerza como el uruguayo

Con independencia del cúmulo de errores defensivos que permitió el empate pucelano, Zidane cometió fallos tácticos que propiciaron esa pérdida de dos puntos. El entrenador también tiene su parte de culpa. Para muchos, la principal en este fiasco. El responsable deportivo madridista deberá afinar en el futuro y aplicar el cambio prometido con jugadores, que es lo que se esperaba, y no con sistemas sorprendentes que provocan extrañeza en los aficionados y hasta en la entidad.

Mantuvo solo dos medios incluso con el 1-0. Zidane no supo defender la ventaja. No hizo cambios acordes al partido. Deberá aprender la lección

El técnico no fue fiel a sus ideas y protagonizó errores inesperados. Se pasó de jugar bien a hacerlo mal por decisiones erráticas que merecen la autocrítica y que despiertan dudas en el club y en la afición.

No mantuvo el 4-3-3 ganador

Tras dos meses en la picota por una pretemporada con resultados preocupantes, el triunfo en Vigo frenó las críticas. Zidane lo consiguió con el regreso al 4-3-3 en ataque, con dos extremos puros, Bale y Vinicus, que abrieron el fútbol por las bandas. El galés se convertía en el cuarto centrocampista cuando había que defender. Todo el equipo lo hacía. El 1-3 presagiaba que el entrenador mantendría el once ganador en su retorno al Bernabéu. Sorprendió con un sistema menos ofensivo, un 4-4-2, sin Vinicius. El Real Madrid dominó, pero acusó la ausencia del brasileño. No hubo profundidad por los flancos. Su acoso era estático, previsible. Y no encontraba el gol.

Pasa al 4-3-3 en el minuto 56

La falta de acierto en el remate supuso que Zidane recuperara el 4-3-3 y abriera ambas bandas con la entrada de Vinicius a la hora de juego. Sustituyó a James, el mejor hombre de los locales en el primer tiempo, porque el técnico adujo que sentía molestias. Pero el brasileño se integró al juego cuando el Real Madrid ya acusaba falta de fuelle en el centro del campo. Los blancos no mandaban como en la primera parte y el contragolpe visitante era muy peligroso. El esquema de Zizou requería un futbolista de potencia, como Fede Valverde. El uruguayo, sin embargo, nunca jugó.

La ruleta rusa del 4-2-4

Preocupado por la falta de gol, Zinedine sorprendió al madridismo al jugársela a todo o nada al quitar a otro mediocampista, Isco, que jugó mal y debió ser sustituido antes, e introducir otro punta, Jovic. Si el relevado era un acierto, el error táctico fue meter otro punta, pues dejaba al equipo sin centrocampistas cuando más los necesitaba. El 4-2-4 descubrió a un Real Madrid débil, en el alambre, a expensas del contraataque vallisoletano. Lo que debía haber hecho Zidane era gastar los dos cambios a la vez e introducir a Valverde para obtener fuerza y a Jovic para rematar. El serbio mandó un balón a la madera nada más salir. El ariete debía jugar, ese no era el dilema. El quid de la cuestión es que hacía falta también un centrocampista que diera aire a Kroos y Casemiro, pues el partido era un correcalles. Se podía ganar y perder en cada jugada. El Madrid solo apuesta a la ruleta rusa cuando su contragolpe puede matar. El sábado, la única contra letal era la morada. Zizou se estaba equivocando.

El inmovilismo tras el 1-0

En ese toma y daca descontrolado, Benzema marcó un golazo inesperado. Y su entrenador cometió un nuevo fallo al no dar entrada por fin a Valverde como medioa destructivo. El francés mantuvo el volátil 4-2-4 con el 1-0 en el marcador. Había sido muy difícil conseguir el gol y el técnico no lo defendió. No hacía el tercer cambio y el Real Madrid demostraba un desequilibrio alarmante. Cada ataque del Valladolid era una angustia para la afición casera. Y el peligro se hizo gol.

El 1-1 y Lucas ya sin tiempo

El empate llegó en una pérdida de Kroos que delató a una defensa descolocada. Zidane dio entrada entones a Lucas por Benzema cuando no había tiempo para nada. No se sabe por qué nunca jugó con el único centrocampista que había en el banquillo, que además es un portento físico.

Zidane nunca hizo cambios acordes con el partido. Parecía tenerlos prefijados. El empate fue una lección que debe aprender. El madridismo pide novedades, pero en el once. Que no tenga reparo en cambiar la vieja guardia.

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