Real Madrid

Un problema sin resolver

Ancelotti no encuentra soluciones en el Real Madrid para romper las defensas de los equipos que se parapetan en sus áreas; el Getafe, el Sheriff, el Osasuna, el Cádiz y el conjunto españolista le frenaron con cerrojos previsibles pero inexpugnables

Rodrygo, rodeado de rivales en el Coliseum
Tomás González-Martín

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El líder de la Liga es raro, quizá como lo son casi todos los líderes, que basan su superioridad en el talento, y el talento es caprichoso . Los jugadores del Real Madrid se motivan en los partidos grandes y sacan todo lo mejor de sí mismos y luego pierden puntos ante rivales modestos que en realidad son molestos, porque juegan a la guerra de guerrillas hasta pillarles a traición . El cuadro de Ancelotti venció con autoridad al Barcelona, al Atlético y al Athletic en San Mamés, para empatar frente al Osasuna y el Cádiz en el Bernabéu y perder ante el Sheriff en Chamartín, frente a los blanquiazules de Cornellá y contra los azulones de Getafe , donde solo el canterano Peter destacó entre los visitantes . Cinco tropiezos, cuatro en Liga y uno en Champions, que se definen por el mismo rasero, la falta de recursos y de magia para abrir un cerrojo formado con defensas de cinco que en realidad son once. Diez puntos se ha dejado el conjunto de Ancelotti ante las murallas enemigas.

La derrota, 1-2, ante el humilde Sheriff moldavo es el mejor ejemplo de esta incapacidad. El Real Madrid disparó 32 veces a puerta, hizo héroe nacional al guardameta de enfrente, solo anotó un gol y cayó en dos contragolpes con goles irrepetibles.

Hace cuatro años la magia de Cristiano solventaba una docena de partidos enrevesados por temporada con su golpe de gracia. Sus compañeros le enviaban balones cuando la cosa no pintaba bien y el portugués pintaba el cuadro perfectamente. Pero Ronaldo no está y el equipo madrileño no tiene un goleador salvador. Se nota.

Benzema posee una calidad incontestable, pero no es un asesino del área. Actualmente no hay una gran estrella que solucione partidos imposibles en la plantilla blanca. Y cuando el adversario ejecuta biern el cerrojo, el madridismo sabe que su equipo no ganará. Es un peligro, porque todos los oponentes pondrán el muro frente al Real Madrid. Da resultado.

Ancelotti se enfadó en Getafe porque lo sucedido lo había hablado con sus pupilos. Pidió concentración, velocidad de movimientos y disciplina táctica para abrir el muro azulón y a la hora de la verdad sus hombres jugaron con una parsimonia insoportable. Militao falló en el gol local y luego no hubo ideas, genialidad, rapidez de circulación de balón, movilidad, actitud y nervio para remontar. Quedó en evidencia una vez más que al Real Madrid se le atraviesan los rivales que se encierran.

Ancelotti exige circulación rápida de balón, movilidad y riesgo en el área rival para abrir los muros, pero solo Vinicius tiene regate; El Alcoyano le espera mañana con el mismo muro que le permitió vencer a los blancos en la Copa hace un año

Los adversarios le han cogido la matrícula y ese es un dilema para Ancelotti . Si no está Vinicius no hay velocidad y el fútbol horizontal se convierte en una tónica previsible a los pies de Casemiro y Kroos. Falta chispa y profundidad en el líder cuando el oponente se enroca junto a su guardameta. Y Valverde , un futbolista de potencia para abrir la lata, estaba en el banquillo. Solo el delantero brasileño posee regate para abrir huecos en el área rival. Es un problema del líder, sí, que va primero en la Liga y continúa en la Champions, pero es un problema, porque los contrarios de calidad conocen esa asignatura pendiente del equipo blanco y buscarán esa vía con el remate de un contraataque más cualitativo que el de los equipos modestos. El planteamiento de bloque bajo, con rivales que defienden en repliegue intensivo y cinco jugadores atrás es insoportable para los profesionales de Ancelotti.

El Osasuna de Arrasate abrió esta rotura de cañerías en el Bernabéu, al empatar a cero en. El Villarreal también sumó una igualada sin goles pocos días más tarde, pero los amarillos dominaron. El Cádiz de Cervera se sabía la lección y ha sido el último equipo en puntuar sin goles en Chamartín. Los blancos no habrían marcado aunque el partido durara mil minutos. No había genialidad, no había nada. La historia se repitió el domingo en el Coliseum, ante un enemigo que interrumpe el fútbol creativo con faltas constantes y transforma el encuentro en una sucesión de faltas y centros a balón parado.

Ancelotti d ebe trabajar para solucionar un problema que se repetirá en el tiempo. El Alcoyano le espera mañana con esa misma táctica, que le permitió ganar a los blancos en la Copa hace un año.

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