Real Madrid-Valladolid

Lo que pensó Vinicius cuando marcó el primer gol

«Cuando he cogido la pelota ya tenía pensado que podría tirar tras pasar a los tres rivales y pegarle fuerte». Consiguió el 1-0 de rebote

Vídeo: Así fue el primer gol de Vinicius con la camsieta del Real Madrid LaLiga

Tomás González-Martín

Era el partido de la esperanza blanca y el mago Vinicius se sacó la paloma del pecho y engañó a todos. Sesenta y siete mil madridistas y mil trescientos pucelanos disfrutaron de un encuentro precioso, repleto de emociones, en un ambiente festivo que comenzó con las ovaciones al brasileño en el calentamiento, continuó con los aplausos a Solari en su presentación en el césped y se caldeó con los pitos a Ramos cuando tocaba el balón. Era un aviso que el capitán encajó personalmente, pero que se dirigía realmente a todos los líderes del equipo. Un ambiente extraño, volátil, al son del marcador, que se transformó radicalmente en alegría de la afición local gracias a la intervención decisiva de la joven estrella brasileña y al gol a lo Panenka del central sevillano, que respondió a los silbidos jugándosela a vida o muerte en el lanzamiento del penalti. El campeón de Europa volvió a caminar sobre el alambre, como Pinito del Oro, y esta vez no se cayó.

«Te imaginas lo que habría ocurrido si Ramos falla el penalti a lo Panenka y el Valladolid empata?», comentaban los aficionados en la grada

«¿Te imaginas lo que habría ocurrido si Ramos falla el penalti a lo Panenka y luego empata el Valladolid?», comentaba Alejo González, un madridista de 16 años. «Habrían pedido que lo echaran ya», respondía su tía Concha al salir del estadio. El diálogo entre dos seguidores incondicionales del tercer anfiteatro del fondo norte expresaba perfectamente la tensión que se vivió en las gradas. Ramos fue silbado de nuevo cuando cogió el balón para lanzar la pena máxima. El teatro romano del Bernabéu pedía que se lo dejara tirar a «Vini», que generó las dos jugadas determinantes de los goles. El hispalense no le dejó y anotó el 2-0 de la tranquilidad con ese disparo de riesgo máximo, flojo, por el centro. Lo celebró señalándose el escudo y soltando una decena de epítetos que dejaron los dos bemoles de Solari en un inocente cuento de Walt Disney.

Al final del partido, Ramos dio la cara y respondió también a las protestas con declaraciones: ««Entendemos los silbidos y el sentir de la afición. Somos los responsables de cambiar esto y después del gol el Bernabéu se volvió a levantar. Consiguiendo resultados recuperaremos la confianza del público en un equipo que ha ganado mucho».

«Vinicius es un mago, tiene la suerte incorporada, hay que sacarle siempre», subrayaban los seguidores al final del partido

El capitán no pensaba que los silbidos fueran dirigidos a él, sino al grupo, y advirtió: «Los jugadores que más tiempo llevamos aquí debemos asumir este rol. Como capitán es un orgullo que me carguen la mochila de piedras y tirar al frente. Son muchas horas de trabajo y hay que tener siempre máximo respeto. El orgullo es el que me ha hecho llegar donde estoy y batir todos los récords que he logrado».

Los seguidores, como el coliseo romano hace dos mil años, cambiaron el sentido de su dedo, de abajo arriba, ante la personalidad demostrada por el andaluz: «Hay que tener valor, a lo Panenka», reflexionaba Juan Carlos López, un albaceteño que se traslada desde la ciudad manchega al Bernabéu siempre que su centro de estética que dirige se lo permite. Le encantó Vinicius: «Ese niño está tocado por la varita mágica, sale y crea los dos goles». María José, su pareja apostillaba: «Vinicius lleva la suerte dentro, incorporada de serie, lo veo, al nene hay que sacarlo siempre, nos ha dado él solito la victoria». Cinco seguidores se sumaron a esta opinión y pidieron a Solari que lo hiciera titular ya.

El joven ídolo de masas habló con mesura: «Necesitábamos la victoria. Vamos a jugar poco a poco para volver a nuestro sitio. Entré bien al campo para sumar tres puntos». Habló del primer gol, de rebote: «Cuando he cogido la pelota ya tenía pensado que podría tirar tras pasar a los tres rivales y pegarle fuerte. Ahora tenemos que jugar todos juntos para que tengamos más gol y sumemos otros tres puntos en la Champions».

Courtois le dio un buen consejo: «Yo le diría a Vinicius que no lea la prensa y tenga los pies en el suelo ». Es la afición la que se los levanta, porque vuela de ilusión con el chaval. El graderío pasó de los pitos a la felicidad con dos requiebros del brasileño. Era el «Vinicius day». Los incondicionales hablaban de la magia del muchacho. Eso es el fútbol. Ilusión.

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