Marcelo juega el clásico

Marcelo llega al clásico que definirá el futuro el Real Madrid . Juega. Seguro. Sufrió un esguince en el partido frente al Viktoria Pilsen, al que marcó un golazo de vaselina tras una jugada iniciada por Fede Valverde, y se ha recuperado de la dolencia. Se señaló el escudo cuando anotó el tanto. También lo hizo cuando consiguió otra diana frente al Levante.

Fue una torcedura. Hoy ha pasado nuevas pruebas médicas y se encuentra perfectamente. Sin estar en buena forma física su talento le permite rendir de manera magnífica en ataque. Es un estilete. Un extremo. Un creador. La entrada del brillante Fede Valverde al campo le cubrió la espalda para convertirse en un exterior puro. El uruguayo, un constructor de fútbol con una técnica depurada, ejerció de centrocampista defensivo y estuvo muy bien.

El uruguayo permitió a Marcelo campar a sus anchas y el brasileño es un genio si no tiene que pensar en defender. Es un malabarista del balón, un artista del «futebol». Es el mejor delantero del Real Madrid , junto a Benzema, y eso es decir mucho.

Su indicación personal al escudo es un orgullo de capitán en plena crisis de juego. Desea transmitir confianza al plantel en un momento difícil, cuando el equipo dispara veinte veces a puerta por partido y el gol se resiste.

Marcelo desea estar en el Camp Nou y salvar a Lopetegui con una victoria en un clásico muy difícil. El triunfo en territorio comanche sería el antídoto de la crisis y de la desconfianza. El madrid daría un paso adelante psíquico y real. El clásico te da la hora de cambiar las cosas, dicen los capitanes.