Real Madrid

Mala pata: Jovic se rompe al forzar en casa

El delantero se fracturó un pie entrenando, será baja durante siete semanas y se pierde el «inicio» liguero en junio

Tomás González-Martín

Luka Jovic ya sabe lo que es la ley de Murphy. Cuando piensas que nada puede ir a peor, siempre hay un resquicio para que lo imposible se haga posible. El serbio ha vivido, a los 22 años, todas las amarguras de este deporte. Tras una gran temporada en la Bundesliga, que le llevó al Real Madrid , el ariete ha pagado con dureza la novatada de pertenecer al club más mediático del mundo. Suplente a lo largo de la campaña, su situación le llevó a una depresión que afectó a su rendimiento.

Solicitó marcharse a Belgrado un día antes del confinamiento que comenzaba en España, para estar con Sofía Milosevic, su novia, embarazada. Allí se equivocó al salir de noche cuando las autoridades serbias exigían quedarse en casa, como en nuestro país. Fue multado por su comportamiento. Y al volver a Madrid para abrir una nueva página se ha roto el pie derecho entrenándose en casa. No puede pedirse más.

Frenazo

Los doctores del Real Madrid le han diagnosticado una «fractura extraarticular en el hueso calcáneo del pie derecho». El club blanco informa que será baja durante siete semanas.

El artillero se había planteado las once jornadas restantes como la oportunidad ilusionante de marcar goles que valgan una Liga y ahora sabe que se perderá los primeros partidos del retorno al fútbol, a remolque de su recuperación. Había regresado en vuelo privado para pasar los test y comenzar a trabajar con sus compañeros el próximo lunes y ahora todo se ha parado para él. «Annus horribilis», como diría la reina de Inglaterra. La historia del primer año de Jovic en el club madrileño expresa una serie de circunstancias que se han confabulado todas en contra para frenar a un joven que hace un año era un artillero cotizado.

Suplencia e introversión

Tímido, joven, Luka Jovic no ha sabido competir en el seno interno de una plantilla que exige orgullo para ganarse el puesto. Se ha visto superado por los acontecimientos. Le ha venido grande el Real Madrid. Sin fortuna deportivamente, su soledad en casa y su carácter introvertido acabaron por definir una depresión del chaval, lejos de su novia y de su familia. Se le notaba en el césped. No perseguía algunos balones, los daba por perdidos, no tenía moral, estaba hundido. Por eso, cada vez que hacía una cosa bien, recibía el ánimo de sus compañeros en el campo, los aplausos desde el banquillo, la palmada en la espalda.

El compendio de su pase a la reserva y el carácter reservado supuso su oscuridad. No contaba. A veces no iba ni concentrado. El balance de su temporada es 771 minutos jugados, divididos en 24 partidos, dos goles, una asistencia, cuatro remates a la madera y cuatro tantos anulados. Nada le ha salido a favor.

Jovic pedía una continuidad que nunca tuvo. Disputar diez minutos al final de cada partido no es la mejor forma de rendir. No supo aprovechar esas oportunidades de la ruleta rusa.

Ahora quería redimirse, dar un vuelco a su situación con once jornadas decisivas y se ha roto por forzar en casa en esa búsqueda de la mejoría, cumpliendo a rajatabla todos los ejercicios dirigidos por Dupont, que ha sido elogiado a nivel interno por su sabiduría para poner en forma a una plantilla por pantalla. El infortunio es traidor.

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