Real Madrid

Adiós a 1.099 días de reinado blanco y a 1.833 días de dominio español

Nuestro país ganó las últimas cinco Champions en un lustro de oro; el Real Madrid obtuvo cuatro, las tres últimas consecutivas, más de mil días de mandato madridista

Ramos, estrujado al marcar el gol en Lisboa hace cinco años ABC

Tomás González-Martín

La historia siempre se repite. El Real Madrid hizo legendaria la Copa de Europa al conquistar los cinco primeros títulos de la competición, desde 1955 a 1960. Mandó en el fútbol continental durante nada menos que 1.819 días. Aquellas cinco primeras coronas germinaron el reto de derrotar al conjunto de Di Stéfano y Gento. Lo consiguió el Benfica, que acabó con el monopolio madridista en 1961. Ahora, el Liverpool ha cerrado otro lustro de leyenda del fútbol español. El Real Madrid, con cuatro cetros, y el Barcelona, con uno, forjaron otros cinco años de imperio de nuestro balompié, desde el 24 de mayo de 2014 al 1 de junio de 2019.

El fútbol español vio finalizar un lustro de oro, con cuatro títulos del Real Madrid y una del Barcelona; el conjunto blanco impuso un lustro de platino totalmente suyo entre 1955 y 1960, cuando el equipo de Di Stéfano y Gento consiguió cinco coronas consecutivas, las primeras que hicieron legendaria a la Copa de Europa

Han sido 1.833 días consecutivos en los que la Copa de Europa tenía campeón español . El Real Madrid ha mandado en las últimos 1.099 días. El fútbol inglés cerró este periodo de éxito hispano, que se extendió a la Europa League gracias a las victorias del Sevilla y, finalmente, del Atlético, con el triunfo en ambas competiciones, a los pies del Liverpool y el Chelsea.

Lágrimas por José Antonio Reyes

El cambio de trono unió a los dos estilos, el español y el británico, en el homenaje a José Antonio Reyes, que jugó en los dos países y sembró cientos de milagros en ambas tierras. Emocionante el mensaje de Van Persie, aterrado por la noticia del adiós de «una persona tan agradable y cordial». Los dos equipos de la final y todo el estadio aplaudieron al sevillano en un minuto impresionante. Los cánticos de las aficiones del Liverpool y del Tottenham se acabaron de golpe. Jurgen Kloop, Mauricio Pochettino y las plantillas completas de ambos clubes se pusieron de pie junto a los setenta mil espectadores.

Fernando Llorente y Alberto Moreno se mostraron emocionados , húmedos los ojos, en ese duro recuerdo de un compañero, de un amigo. Alberto Moreno lloró por su amigo . Su cara lo denotaba. También se forjó en la cantera sevillista, convivió con Reyes tres temporadas en el primer plantel, desde 2011 a 2014, antes de marcharse al club de Anfield. Al final del partido, conquistada la Champions, mostró una camiseta con una foto de él con Reyes y el mensaje: «Te quiero, hermano».

Veinte minutos antes del comienzo del encuentro el grupo estadounidense Imagine Dragons amenizó la noche del fútbol europeo con su música. «Radiactive» atronó en el Metropolitano. Radiactivo fue el penalti a los pocos segundos del encuentro. Varias personalidades del palco no vieron el tanto, pues dialogaban con otras autoridades y caminaban escaleras abajo hacia sus asientos. Tuvieron que ver repetida por televisión la polémica mano y el lanzamiento certero de Mohamed Salah desde los fatídicos once metros.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez , sí tuvo tiempo para estar en el palco del coliseo rojiblanco , a unos metros de Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA. Por la mañana no encontró espacio vital ni agenda para acudir al Día de las Fuerzas Armadas en Sevilla. Prefirió ir a un mitin de partido.

Al lado de Ceferin se encontraba Luis Rubiales , presidente del fútbol español, elegido hace cuatro días vicepresidente del organismo futbolístico continental, para atender cualquier situación. Cerca estaba Enrique Cerezo, el patrón del estadio, para hacer ejecutiva cualquier necesidad.

Villar y Doncic, en la grada

Figo, Morientes, Futre y muchos otros ganadores de la Champions ocupaban sus asientos no lejos del palco de honor. Mourinho era una de las atracciones en las gradas de prensa, comentarista incisivo de la televisión británica. Y entonces nos llevamos varias sorpresas.

La primera fue Ángel María Villar. Estaba en el Metropolitano en una tribuna, alejada de su añorado palco unos cuarenta metros. Durante veintiocho años acudió a las finales como vicepresdidente de la UEFA y presidente de la Federación Española. Ahora asistía como aficionado. Los dos cargos los ha adquirido Luis Rubiales.

Villar continúa preparando su defensa ante la «operación Soulé », que le acusó de corrupción y le obligó a dejar la Federación.

La segunda novedad fue la presencia de un mago del baloncesto, Luka Doncic en las gradas, procedente de Estados Unidos. Con una camisa azul remangada hasta los codos, sudaba por el calor reinante. Sissoko le imitó muy mal con el balón en las manos y le costó al Tottenham el gol que decantó esta final desde el primer minuto.Era primer título de Klopp. El Wanda escuchó «nunca caminarás solo» cantado por veinte mil almas.

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