Tokio 2020

«Somos una embarcación joven con la que nadie contaba, ni siquiera nosotros»

Los sevillanos Tano García de la Borbolla y Pablo Martínez reman juntos en el C2 1.000, aunque también lo harán de manera individual en el C1 1.000 de los Juegos de Tokio

Tano García de la Borbolla y Pablo Martínez, en Szeged M. G.

Sergio A. Ávila

De Trasona a Tokio , un viaje relámpago. La vida cambia tras un chasquido de dedos. En muy poco tiempo. Eso les ha sucedido a Tano García de la Borbolla y Pablo Martínez, los canoístas del C2 1.000, un barco sin representación olímpica española desde Atenas, en 2004. Hasta que llegaron ellos. Sevillanos del Club Náutico y béticos ambos, comenzaron remar juntos en el selectivo nacional celebrado este año en Trasona, donde ganaron y se clasificaron para el Preolímpico de Szeged . En Hungría rompieran las quinielas.

Antes de partir hacia Tokio pasaron varias semanas concentrados en Orense (desde donde atendieron a este periódico), tanto tiempo que el acento gallego se les podía haber pegado... aunque Martínez podría traerlo de serie. «El 90 por ciento de mi familia es de Galicia. Son de una aldeíta del Concello del Rosal. Mis cuatro abuelos son de allí, pero yo me he criado en Sevilla. Es complicado ocultar por mi acento que sea sevillano, pero por dentro corre sangre gallega », pormenoriza Pablo, bético «a más no poder» aunque su familia sea del Celta.

« Tenemos muchas cosas en común , muchos sentimientos compartidos, hay pocas diferencias entre Pablo yo», constata Tano, « bético desde la cuna » que se prepara las oposiciones para la policía local de Sevilla y ha vivido el piragüismo desde pequeño. «Empecé con once años. Mi padre era un gran canoísta y lo sigue siendo. Hace como treinta años que compitió en Szeged su única competición internacional. Y lo hizo con la misma edad que yo, 19. He crecido en el ambiente del piragüismo gracias a mi padre».

Tano alcanzó ayer la veintena en Tokio. «Un 31 de julio de 2019 cumplí 18 en Rumanía, en Pitesti , y el 3 de agosto me proclamé campeón del mundo juvenil. Es el día de la ansiada final en Tokio», apunta. El enamoramiento de su compañero con la canoa ha sido más tardío. « Hasta los 16 no di el paso , aunque mi hermano ya practicaba y lo seguía a todas partes», cuenta Pablo, que cuando logró el billete para Tokio se acordó especialmente de una persona: «Sobre todo de mi abuela materna, que me inculcó esa pasión cuando iba de vacaciones a Galicia. Era una loca del deporte».

Consejos han recibido miles. «Uno en especial nos lo dio Javier Hernanz , que fue olímpico en Río. Nos dijo que lo importante era que nos lo creyésemos. Nos insistió bastante», destaca Pablo, de 24 años, estudiante de Fisioterapia y Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. «Si me tengo que quedar con uno es con éste: que me tengo que superar cada día a día, teniendo esa ambición y siendo positivos, saliendo al agua y afrontando cada vez mejor los miedos», aporta Tano. Pero temores no tienen ninguno. «Vamos a dejarnos lo que tengamos sin miedo a lo que haya al lado. Queremos demostrar que le hemos dado una vuelta de tuerca más al barco . Allí estamos los mejores del mundo y, aunque entrar en una final olímpica es complicado, si lo lográsemos... todos tenemos dos brazos, dos piernas y una cabeza. Lo dejaremos todo para estar lo más arriba posible», enfatiza Pablo.

Remarán sin presión y eso tal vez pueda ayudarlos. «Somos una embarcación joven con la que nadie contaba, ni siquiera nosotros mismos hasta que se pospusieron los Juegos un año. No nos hemos visto las caras con muchos de los rivales y eso nos puede venir bien», considera Tano, que ve a cuatro favoritos para el C2: «Hay dos más potentes, China y Alemania, pero también Brasil y Cuba . Pensamos primero en entrar en la final, para lo cual tenemos que dar un par de pasos antes, y ya después se verá si les podemos plantar cara a estos favoritos», señala De la Borbolla, recordando lo que ocurrió con Marcus Cooper en 2016: «Entró en la final del K1 y la ganó. Nadie creía en él y lo hizo».

Sus maestros

Carlos Lara, Germán García y José Carlos Expósito son los entrenadores que los han formado en el Náutico. «Los del club me iniciaron y Marcel y Georgiana Glavan (técnicos del equipo español) son los que están exprimiendo todo lo que llevo dentro», subraya Pablo. Lo mismo puede decir Tano, que ha pasado de ser un velocista del 200 a los mil metros, un cambio radical: « H e pasado de un trabajo de cuarenta segundos en el 200 a otro de casi cuatro minutos en el mil . Hay que hacer cambios técnicos y trabajos más aeróbicos, aparte de que hay una barrera mental que superar», explica.

Ambos competirán de manera individual en el C1 1.000, lo cual supone «una ilusión muy grande» para Tano, que intentará, como Pablo, « continuar el legado español en esta prueba ». Echan de menos más atención por parte de las instituciones municipales y autonómicas, donde salen perdiendo claramente en comparación con los piragüistas gallegos, quienes cuentan con muchas más ayudas. Y se plantan en Tokio, en sus primeros Juegos Olímpicos, con la ilusión del debutante y el objetivo de lograr el mejor resultado posible, sin ponerse límites: « Todos los puestos que podamos rascar, los rascaremos , y si no podemos, es que no había más».

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