Eva Calvo
Eva Calvo - EFE

Río 2016 | Taekwondo«Si gano medalla espero una tortilla de patatas»

La taekwondista Eva Calvo, subcampeona mundial, debuta hoy en el tatami de Río 2016

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Campeona de Europa y subcampeona del mundo de taekwondo, la madrileña Eva Calvo, con 25 años recién cumplidos, es una de las principales opciones de medalla del deporte español en los Juegos de Río, donde debuta este jueves, al igual que Joel González. Eva Calvo, risueña y espontánea, atiende a este medio en la Villa Olímpica, junto a su hermana pequeña Marta, amiga, confidente y 'sparring', que se quedó a un par de combates de la clasificación. Eva Calvo pelea por dos en los Juegos.

- Llega el gran día. ¿Sueña con él?

- No sé si soñar, pero sí tengo muchísimas ganas. De ver a tanta gente competir, ya me apetece a mí también empezar y vivir la experiencia en primera persona.

- El sueño era llegar a Río, pero ahora hay otro, porque es candidata real a medalla.

- El sueño ya está cumplido, que era vivir esta experiencia y compartirlo con todos estos deportistas, pero claro, una vez que estoy aquí, pues sí. Intentaré conseguir lo máximo, que es el oro, y trabajar duro por él.

-¿Se siente presionada desde el exterior?

- No, en realidad no. A ver... Sé lo que dicen, los periodistas y todos, pero yo trabajo por mí, y lo que quiero conseguir quiero hacerlo por mí y no por lo que piense la gente. Yo sé el trabajo que hemos hecho y las ganas las tengo.

- ¿Duerme bien estos días? ¿O no deja de darle vueltas?

- ¡Qué va! Yo soy la que mejor duerme del equipo. Sí, sí, sí. Ni 'jet lag' ni nada (risas). Yo me levanto justo antes de ir a entrenar y ¡hala! (carcajadas). No hay problema.

- Mireia dice que cuanto más te obsesionas con la medalla, más te alejas de ella.

- Pues sí. En realidad no hay que pensar en la medalla, sino en el trabajo y en lo que se va a hacer en el campeonato. Yo pienso combate a combate. Primero tengo contra Tailandia y así una vez pases a la siguiente, poco a poco y escalón a escalón. Si te obsesionas con una medalla... puedes cagarla (risas).

«Yo soy la que mejor duerme del equipo. Ni jet lag ni nada»

- ¿Estar en la Villa sirve para desconectar?

- Bueno... Sí. A mí me gusta el ambiente que hay. No hay presión de ningún tipo, ni se ven malos rollos, ni hay tensión. Me gusta, porque ves gente que comparte tu pasión. Estoy muy contenta aquí.

- ¿Está mejor o peor de lo que esperaba?

- Mucho mejor. Nos la habían pintado que era un desastre, que estaba todo medio en ruinas, pero está perfectamente. Alguna cosilla en los apartamentos, pero a mí me gusta.

- En Río se habla de deporte pero también de inseguridad.

- Nosotras, como estamos aquí... Vamos a entrenar y ya está. -Hay mucha seguridad por ahí (interrumpe Marta)-. Sí, es verdad. Asusta un poco, porque están ahí con la pistola (militares y policías), con el dedo ya en el gatillo, y dices: 'Se le va a escapar a éste'.

- Y el zika, ¿no le ha preocupado en ningún momento?

- ¡Qué va! Si es que a mí se me olvida ya hasta echarme el repelente. Lo tengo en la mesilla, pero se me olvida echarme. De momento no me ha picado nada (enseña los brazos). Yo creo que como ya estoy un poco deshidratada a mí no me quieren (los mosquitos). Quedarme embarazada en poco tiempo no estaba entre mis planes.

- ¿Su pareja también estará aquí?

- Sí, le he conseguido un pase para que entre aquí a dar un paseíllo.

- Hay cola en el McDonald's.

- Ya. ¡Qué suerte, ellos que pueden ir al McDonald's! Cuando compita, al día siguiente ahí estaré también, claro. Por una vez no pasa nada, pero ¡madre mía! Es que hay unas colas... Que no parece esto que sea una Villa de deportistas (risas).

- ¿Que anécdota le ha ocurrido en la Villa?

- El otro día estaba sentada ahí en recepción y de repente aparecieron todos los de baloncesto y yo todavía no había visto a nadie conocido, y me pegué un susto... Porque vi un montón de gente altísima y vi que eran ellos y pensé: 'Estoy aquí con toda esta gente'. Fue un momento muy guay. Ahora me los he encontrado un montón en el comedor, pero la primera vez fue decir: '¿Dónde estoy?'.

- ¿Es verdad que hay mucha fiesta en la Villa?

- ¡Qué va, qué va! Nada. No sé dónde será la fiesta, pero yo no la he encontrado todavía (carcajadas). Está muy tranquilo todo.

- ¿A qué deportistas le gustaría encontrarse que todavía no ha visto?

- Pues es que coincidimos con Nadal el día que llegamos y nos los cruzamos en el comedor y no le pedimos foto... Ya estoy arrepintiéndome, porque no le hemos vuelto ver.

«Me arrepiento de no haberle pedido una foto a Nadal cuando me lo crucé»

- Le daría mucha pena que se quedara sin medalla individual.

- Pues sí. Fue una penilla, porque lo había hecho genial. Pero bueno, se lleva el oro de dobles.

- ¿Se le hace largo estar aquí tantos días (desde el 8) esperando a debutar?

- No. A mí me ha gustado, porque así disfrutamos. Si estuviera con tensión y todo eso a lo mejor no hubiera disfrutado igual, pero así, tranquilamente, con los compañeros, dando paseos, a mí me ha gustado bastante la experiencia. Así me llevo estos días también de compartirlos con toda esta gente.

- ¿Escucha música o lee? Veo que en redes sociales es activa.

- Sí. Ya que estamos aquí hay que presumir de alguna fotillo, para recuerdo y para que la gente de fuera lo vea también, porque siempre preguntan cómo es. Sí que me gusta subir fotos curiosas, o de nosotras (mira a su hermana) aquí paseando. De todo. Para pasar el rato en la habitación estamos con el ordenador o leyendo o escuchando música. Me gustan los Red Hot (Chilli Peppers), Imagine Dragons... Me gusta de todo, pero el reggaeton no (risas).

- Y entrenarse, ¿le gusta? Hay deportistas que lo odian.

- A mí sí. Depende del deporte. Nosotros entrenamos parecido a como competimos, y es divertido. Hombre, me gusta más competir, claro.

- Pues aquí, para ser la segunda del mundo, le ha tocado un sorteo...

- La verdad es que tengo un cuadrante un poco complicadillo. En primera tengo Tailandia, que no la conozco. Luego quizás Croacia o Irán, que es una chica que medirá 1,90. Es gigante, y esa es chunga. Después también tendría a Egipto o Japón, que también ahí, ahí, y por el otro lado supongo que la inglesa. Lo tenía mejor la cuatro (del mundo) que la dos, pero bueno, es lo que hay.

- También se queja de los petos, que no marcan cuando se golpea fuerte.

- ¡Me quejo! (vuelve a reírse). Nos los cambiaron (el comité organizador de Río) en diciembre, después de estar trabajando con otros petos, y sólo hemos tenido dos competiciones con ellos. Nos han cambiado también, ahora, los patucos con los que puntuamos, y no hemos tenido ninguna competición con ellos, porque son nuevos, completamente. Los patucos puntúan mejor que los que tenían antes, más o menos.

- ¿Y el peso (menos de 57 kilos) cómo lo lleva? ¿Sufre?

- Sí, sufro. Me queda que bajar un kilillo. Mañana (por este martes), en el entreno ya... He apurado ahí, pero ya llevo dos meses a dieta estricta. Me pongo un montón de capas y el kilo lo bajo sudando.

- ¿Qué le dice su familia?

- Yo creo que están más nerviosos que yo. Mi madre está que... cada vez que le pregunto se pone nerviosa. Me manda un montón de mensajes por el WhatsApp diciendo: 'Puedes hacerlo', 'Los sueños, no sé qué'... Cosas así, muy motivadoras. Pero yo le digo: 'Mamá, que estoy tranquila. No pasa nada'. Vienen malana (por este martes).

- ¿Y están preocupados por la seguridad? A Lochte y a otros compañeros les han atracado a punta de pistola.

- ¡Qué fuerte! (exclama su hermana). Están preocupados, pero yo qué sé... A mí me da un poco de cosa porque la atención van a llamar seguro, porque van a ir un montón de gente con la camiseta de España. Están un poco preocupados, pero es lo que hay. Si hubieran llevado los Juegos a Madrid... ¡Tan fácil que hubiera sido!

- La abuela coloca carteles en el ascensor cuando ganan un medalla. ¿Qué va a hacer si la gana en Río?

- Yo que sé... Me hará una pancarta o no sé (más risas). Es la única que nos espera en Madrid cuando volvamos, porque la familia se queda aquí de vacaciones. Nos hará un recibimiento... Esperemos que nos haga una tortilla de patatas o algo. ¡Por favor! Que ya tengo ganas.

- ¿Y Eva qué va a hacer si se lleva una medalla?

- Me da igual ganar la medalla o no. Nos vamos a ir de vacaciones a la playa, Marta y yo solas, haga lo que haga.

- ¿Qué daría por un podio?

- Pues todo lo que he dado ya, ¿no? ¡Que no es poco! La mayor parte de mi vida es el taekwondo. Este es como el punto en el que se concentra todo el trabajo y hay que aprovechar para sacarle todo el partido. Yo voy a disfrutar de la experiencia y pase lo que pase voy a estar contenta.

- ¿Es consciente de que se pasa a la historia con una medalla olímpica?

- Bueno, pero es relativo. La gente no creo que se acuerde de mí. Yo prefiero quedarme contenta con el trabajo que haga a pensar en medallas y medallas.

- ¿La mitad de ese premio sería para su hermana?

- Más de la mitad, yo creo. Es la que me ha estado sufriendo en todos los entrenos. Ahora pego yo y ella recibe. Me sufre también después de los entrenos, con el peso, me da ánimos... Está aquí en la Villa y es un apoyo enorme.

- ¿Mentalmente está preparada entonces?

- Sí, sí. Tranquila y sin nervios. Son ganas, más que otra cosa.

- ¿Es muy peleona fuera del tapiz?

- En realidad creo que el taekwondo me ha sacado la mala leche que me faltaba (más risas), que a veces también hay que tener cara en los campeonatos.

- ¿Cuál es la clave de sus éxitos?

- Son tantas cosas... Lo conseguido es por el trabajo de mi entrenador Xixo, en el CAR con Marco (Carreira, seleccionador nacional), de mis compañeros... Yo creo que sobre todo trabajo, trabajo, trabajo y trabajo. Tener los pies en el suelo sí que es importante, porque a veces cuando ganas es fácil venirte arriba y creer que está todo hecho. Yo después de ganar muchas cosas he perdido en el primer combate en un campeonato, y puede pasar. Ganar o perder un combate por la mínima no te hace ni mejor ni peor.

- ¿Qué es lo más duro a lo que ha tenido que renunciar por el taekwondo?

- La comida (afirma Marta). Iba a decir el tiempo, de pasarlo con la familia, con los amigos... Pero la comida también (risas). Hasta ahora he tenido que estar bajando peso todos los años y parece que es una tontería, pero se sufre. Pero son sacrificios que hago con gusto, porque lo disfruto.

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