Eurocopa 2016

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Eurocopa 2016 París, punto y final

Vicente del Bosque dejará el cargo de seleccionador, la RFEF no tiene claro quién será el presidente y Casillas también podría irse

Eurocopa 2016: 
París, punto y final

En París, en Saint Denis, España da por cerrada una etapa, preciosa y abundante en buena parte de este viaje, extraña y desalentadora con este final precipitado. La campeona de Europa entregó su corona ante Italia, en octavos de final de la Eurocopa, demasiado pronto para un equipo que dibujaba sonrisas en el debut y que animó al personal con la exhibición ante Turquía. Ya no habrá más noches españolas en Francia y se puede dar por finiquitada la era de Vicente del Bosque, un técnico irrepetible por todo cuanto ha logrado.

Se va con mala cara, hastiado por las críticas permanentes, cansado del debate porque sí, de la polémica gratuita para justificar el color de un escudo o el otro. Del Bosque, que aseguraba estar feliz y contento en la previa del duelo de ayer, no desvela su futuro, pero parece poco viable que se mantenga en el cargo. Se puso como fecha límite esta Eurocopa y hasta aquí le han llegado las fuerzas, aunque no es la primera vez que da un giro y prolonga su contrato. Desde luego, en la Real Federación Española de Fútbol estarían encantado, pues Ángel María Villar lleva tiempo pidiéndole que aguante, al menos hasta se produzcan elecciones en noviembre.

Ahí hay otro problema. La RFEF está agitada por varios asuntos extradeportivos y encima tiene elecciones a la vuelta de la esquina, sin que se sepa todavía quién opta a la presidencia. Jorge Pérez, secretario general durante estos últimos años, se ha apartado de la junta actual y quiere el trono de Villar, un hombre muy querido por la mayoría de votantes. Sin embargo, a Villar le ponen ojitos desde la UEFA y podría dar el salto a Nyon para gobernar en el fútbol europeo. Un galimatías.

Lo que está más claro es el tema de Del Bosque, el seleccionador que hizo a España campeona del mundo en Sudáfrica y que le dio continuidad al círculo virtuoso con la Eurocopa de 2012. El salmantino, que llegó al cargo cuando Luis Aragonés abrió las puertas del cielo en 2008, supo gestionar muy bien la herencia recibida y ha exprimido al máximo a una generación tremenda. Pocos equipos lo han hecho tan bien como esta España.

Han sido 114 tardes con Del Bosque en el banquillo, resumidas con 87 triunfos, diez empates y 17 derrotas, con 265 goles a favor y 87 en contra. En estos ocho años de felicidad intercalada, ha empleado a 91 futbolistas. De Diego Capel, ese 20 de agosto de 2008 en Copenhague contra Dinamarca, a Lucas Vázquez, ha dado la alternativa a 70 debutantes.

Del Bosque se ha ganado todo tipo de premios y distinciones durante este periodo, incómodo incluso con lo de marqués porque a él no le gustan demasiado esas cosas. Querido por la mayoría, también ha despertado alguna opinión crítica por su manera de gestionar el grupo, acusado de ser demasiado condescendiente con los jugadores y de tener a unos fijos intocables. «Lo importante es que parezca que no mandes, pero que al final se haga lo que tú quieras», ha explicado estos días. Sirve la frase para resumir su manera de proceder.

En París se detiene el tren y salen desde ya los nombres de aspirantes al cargo. Joaquín Caparrós, Julen Lopetegui, Marcelino, Paco Jémez... Todo tipo de perfiles para desarrollar un trabajo muy distinto al de un club. E incluso alguno añade a José Antonio Camacho en esa terna, en la que, cómo no, también estaría Míchel.

No acaban ahí las previsibles despedidas. También se intuye la salida de Íker Casillas, triste desenlace para el capitán después de 167 internacionalidades. No se ha postulado, pero ha perdido la titularidad en Francia. París es el fin.

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