Fútbol

Así viven del fútbol tres españoles en Bangladesh, Angola y Costa Rica

El fútbol español echa raíces por todo el planeta

Toni Cosano, entrenador del Atlético Petróleos de Luanda, Angola
Carlos Tristán González

Carlos Tristán González

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Javier Sánchez, Bashundhara Kings

Preparador físico en Bangladesh

«Toda mi formación fue para un día poder vivir de esto»

En vista de que como jugador lo iba a tener complicado, Javier Sánchez (Huelva, 1984) empezó a interesarse por otros aspectos que rodean a este deporte. Su sueño era dedicarse al fútbol profesional. Tras la correspondiente preparación, comenzó a preguntar por las posibilidades en el extranjero. «Fuera te valoran mucho más y tratan de empaparse de nuestro método», cuenta. Así las cosas, tras empezar en Sudamérica y probar en Asia, ahora trabaja en Bangladesh, donde lleva año y medio en el Bashundhara Kings, «el Real Madrid o Barcelona del país». «Aquí son 170 millones de personas en un territorio no más grande que Andalucía. La densidad es enorme y el día a día es un poco locura, pero te acabas adaptando», explica. Por su experiencia ha podido conocer el fútbol de distintas regiones del globo, y aunque el apartado físico es similar en todos, sí aprecia particularidades según la región. «La técnica y la táctica cambian mucho. Luego, por ejemplo, la fisionomía de los futbolistas también es distinta. En Bangladesh el jugador es más flexible que en otros lugares». Lo peor, asegura, es no poder volver a su Andalucía natal a ver a su familia tanto como quisiera, pero las distancias son las que son: «Entre escalas y demás son casi 20 horas», argumenta.

Toni Cosano, Atlético Petróleos de Luanda

Entrenador en Angola

«Un día te tiran piedras y otro, si ganas, eres un héroe nacional »

Los vaivenes de Toni Cosano (Barcelona, 1977) le llevaron a Angola tras sus aventuras en Corea del Sur y Argelia. A este país llegó como director de la academia del Atlético de Petróleos de Luanda en 2017, pero poco después cogió las riendas del primer equipo. Pese a estudiar Historia, su pasión por el fútbol le llevó a buscarse la vida en los banquillos, primero de su barrio y después a miles de kilómetros de su hogar. En Angola, cuenta, el deporte se vive con una pasión tremebunda, tanto que ha pasado de «ser recibido con piedras» tras perder un partido a convertirse en un «poco más que un héroe nacional» cuando la situación mejora. En este país del sur de África, Cosano se encontró con una realidad muy distinta a la que había conocido en cualquier otro lugar con anterioridad: «Aquí no hay clase media. Hay ricos y pobres. La adaptación para los europeos no es fácil porque hay mucha pobreza, y aunque nosotros somos unos privilegiados, es complicado abstraerse de tu alrededor». Es por ello por lo que el fútbol es más especial si cabe en este rincón del mundo: «Es una válvula de escape. Este tipo de experiencias son muy gratificantes, son másteres de vida».

Agustín Lleida, Alajuelense

Director deportivo en Costa Rica

«Toda mi formación fue para un día poder vivir del fútbol»

Estudiar INEF, hacer todos los cursos de entrenador habidos y por haber y cursar varios másteres de dirección deportiva, todo para cumplir el sueño de vivir del fútbol. Agustín Lleida (Huesca, 1985) empezó a entrenar con 21 años y fue a los 26 cuando le surgió la posibilidad de ir a México. Ahora es el director deportivo de Alajuelense costarricense, el club más seguido de todo el país: «La mitad de la población es aficionada al equipo. Se trata de un club muy especial porque aún es propiedad de la gente, la cual se implica mucho en su desarrollo». Desde su llegada, Lleida ha hecho un lavado de cara a la entidad: empezó por el fútbol base para ir cogiendo cada vez más responsabilidades. Tras un año de reestructuración, cuenta, el Alajuelense ya lleva su sello: «Hace seis meses empezó todo. Traje a un cuerpo técnico de confianza que conocía del Pachuca mexicano y se introdujo mi método en la primera plantilla». Entre sus logros está el haber creado una red de ojeadores o haber reforzado la academia del club, ambas esenciales para el futuro de la entidad. Lleida quiere volver a España algún día, de la que pudo salir por el impulso del triunfo de la selección en el Mundial: «Se ganó en Sudáfrica justo cuando yo acabé mi formación y todo el mundo empezó a interesarse por nuestro método», explica. Aunque echa de menos España, aprecia las ventajas que tienen experiencias profesionales como las que él está pudiendo disfrutar: «No es una vida normal, está claro. No estás mucho tiempo en el mismo sitio y te tienes que estar moviendo, pero te da la oportunidad de conocer otros lugares y otras culturas que te enriquecen como persona».

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