Andrea Pirlo, junto al Papa Francisco
Andrea Pirlo, junto al Papa Francisco - afp
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La cara más desconocida de Andrea Pirlo

El futbolista italiano considera al Papa Juan Pablo II «el mejor de la historia», y ensalza el papel del actual: «El Papa Francisco te inyecta mucha energía positiva»

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Andrea Pirlo no es una estrella al uso. Se mantiene siempre en un segundo plano, aunque las portadas nunca le den la espalda. Adora vivir fuera del pandemónium mediático y pasional que genera el fútbol. Quizás ese papel de secundario de lujo con el que le encanta ir de la mano lo ha convertido en el futbolista más romántico del siglo XXI. Fue un niño prodigio y después pionero en un campeonato siempre con demasiadas aristas como el italiano. Garra, fuerza y lucha, esa era la hueca hoja de ruta del Calcio, hasta que este joven «tricuartista», reconvertido por Ancelotti a organizador, le demostró a su país que ganar no estaba reñido con la excelencia. Cien años después de la llegada del fútbol a tierras italianas, el fino estilista por fin noqueaba al duro fajador.

Condecorado como Caballero y Oficial de la Orden al Mérito de la República Italiana, su introvertida personalidad se refleja en su comportamiento. No quiere ni oír murmurar sobre su faceta altruista. Solo se le conoce su participación en el Partido por la Paz del pasado año, promovido por el Papa Francisco. Sus actos solidarios son igual o más importantes que su vida privada. Nadie tiene derecho a difundirlos. Esa verja de su casa está rematada con concertinas. Y así se lo hace saber a ABC.

En lo que no repara es en hablar de sus encuentros en el Vaticano con el Santo Padre. Ahí presume orgulloso de haber departido con dos de ellos: «Al primero que conocí fue a Juan Pablo II. Desde el respeto a los demás, para mí el mejor Papa de la historia. Me transmitió emociones inenarrables». También conoce al actual, con quien ha coincidido por partida doble: «En estos casi dos años de su pontificado, he visitado al Papa Francisco con la selección italiana y con la Juventus. Me parece una persona brillante, genuina y muy simpática. No para de inyectarte energía positiva. Y, además, es un gran aficionado al fútbol. Lo tiene todo».

Mensaje de paz

Andrea también aprovecha su encuentro con este periódico para mostrar su disconformidad por la radicalización de la sociedad y la pérdida de valores: «Vivimos un periodo muy complicado, con demasiados conflictos bélicos y religiosos. Ha llegado el momento de sentarse y ponerle remedio. Todos somos iguales y así deberíamos escenificarlo en la vida real. Hay que dar un paso atrás y ser más humildes y tolerantes. Afortunadamente, el fútbol ayuda a mucha gente que ahora lo está pasando muy mal». Como los millones de parados que ha provocado la crisis, a la que Pirlo no es ajeno: «Yo también tengo amigos que no tienen trabajo. Y me duele bastante».

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