Toros en Sevilla. Feria de Abril 2022

Tarde de borrachera: de toreo y de gintónics

Morante de la Puebla y Roca Rey protagonizaron la tarde más artística y pasional de toda la Feria, aunque empañada por un epílogo pueblerino y vergonzante

Morante de la Puebla dio una aclamada vuelta al ruedo tras cortar la oreja del cuarto EP

Jesús Bayort

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Mientras los aficionados seguimos sin recibir el histórico y más que necesario programa de mano , los charangueros se están hartando a cubatas. N i en una romería he visto tanta bebida como hoy . Esto que les voy a contar es real: las colas para pedir gintónics son infinitamente más largas que para entrar al baño de la Maestranza. A doce euros el cacharro , no es una estupidez pensar que algunos han gastado más en mamarse que en la entrada de la mejor corrida de toros de toda la Feria de Abril. Sí, ésta ha sido la gran tarde que merecía Sevilla , aunque empañada por un epílogo pueblerino y vergonzante . También he de reconocer que finalmente todos hemos salido borrachos de la plaza : unos de ginebra, otros de toreo. Toreo de incalculables quilates.

Aunque muchos son los llamados, pocos son los elegidos. Y hoy se han visto las caras los dos mejores, en dos palos tan históricos como necesarios para la tauromaquia: el clasicismo, la elegancia y la inspiración , frente al valor más arrogante y tremendista . Qué momento éste para recordar aquella sevillana que le dedicó Ecos de las Marismas a Morante de la Puebla: « José Antonio dulce vino, que emborracha la afición / un extraño torbellino, que te arrastra el corazón ». Tengo por costumbre tomar los mínimos apuntes de cada corrida, porque lo que verdaderamente merece plasmarse negro sobre blanco es lo que se ha grabado en la memoria. O sea, esto de Morante: una antología capotera, su homenaje al Centenario Pepe Luis con el 'cartucho pescao' y una faena inenarrable y plena de inspiración bajo los sones de 'Gallito'. Otra vez el premio a la mejor faena para La Puebla del Río. Otra vez saliéndole urticarias a más de uno . Esto de Ortega: su dulzura a la verónica, su baile por chicuelinas y su majestuoso trazo con la franela. Lástima que tenga el motor de un secador de pelo , porque podría comprarse una isla entera para él. Y esto otro de Roca: su redondez, su clarividencia y sus ansias de triunfo. Ha vuelto por sus fueros. Me atrevería a decir que ha tardado exactamente dos años en olvidar aquel meneo de Pablo Aguado , pero cualquiera se le arrima ahora. Y siendo honestos, descansará mejor con dos rotundas orejas en el esportón que con tres cuestionados trofeos. Del bochorno final de las almohadillas intentaré no hablar, porque puedo acabar, bien en la cárcel, bien en una cuneta .

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