Juan Ortega brindó el toro que había cuajado a la verónica a su mentor, Pepe Luis Vargas. Se conocieron en el destierro taurino y juntos alcanzaron la gloria, siendo fieles a un mismo concepto.
La bandera nacional
Que bella era la estampa del primer toro de la tarde tras el tercio de banderillas. Los seis garapullos, adornados con la bandera nacional, clavados en el mismo punto. Fernando Sánchez y Sánchez Araujo lo bordaron. Aquí no hay terceros, hay toreros.
Morante se quejó
El maestro de La Puebla del Río volvió a lamentar el estado del ruedo: «Está fatal. Resbala mucho». Por este motivo recibió de salida al tercero y al quinto de la tarde en el burladero del tendido 6 (antigua enfermería).
Dos horas de reloj
Por poquito superó la corrida las dos horas de reloj. Se agradece cuando el espectáculo se desarrolla con tanto dinamismo, y cuando los matadores abrevian ante animales imposibles. Ya lo dice el sabio refranero español: lo bueno, si breve, dos veces bueno.
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