CONTRACRONICA

«Orgullito» de ganadero

El público de Sevilla ruge con El Juli e indulta a un Garcigrande, el décimo toro en la historia de la Real Maestranza

El Juli, que salió a hombros por la Puerta del Príncipe, en el apunte de Humberto Parra ABC

LORENA MUÑOZ

Su nombre lleva el diminutivo pero lo ocurrido en el ruedo de la Real Maestranza merece el grado superlativo . Orgullo – e inmenso– de ganadero de criar un toro bravo al que se le perdona la vida en un coso de primera categoría como es la Plaza de Toros de Sevilla. En el templo del toreo «Orgullito» se ganó el indulto honrando a su ganadero , Domingo Hernández , que desde el cielo, un palco de lujo por encima de los arcos maestrantes, se sentirá orgulloso de este triunfo incontestable.

Su hijo Justo Hernández fue quien compartió emocionado la vuelta al ruedo con el torero que había hecho realidad el sueño. Julián López «El Juli», maestro, rey de Sevilla por la Puerta del Príncipe , con cuatro orejas y dos faenas cumbres. El premio a la actitud, a la perseverancia, a la constancia. A ser un gallo de pelea, un perro de presa en uno de los carteles estrella de la Feria de Abril.

No hay mejor modo de celebrar veinte años de alternativa que con un indulto. Y en la Maestranza. El tercero en ocho temporadas tras el de «Arrojado», de Núñez del Cuvillo en 2011 , a manos de José María Manzanares y el de « Cobradiezmos», de Victorino Martín, en 2016 con Manuel Escribano. Tres en menos de una década y el número veinte en la historia del coso del Baratillo. El hierro de Garcigrande con « Orgullito», número 35, negro listón de 528 kilos , escribe una página gloriosa en el toreo y entra en el cuadro de honor de los toros bravos.

Quienes el 30 de abril de 2011 tuvieron la suerte de presenciar la faena a «Arrojado», de la mano del mejor Manzanares de los últimos tiempos, pensaron que no iban a asistir a ningún indulto más. Pero cinco años más tarde, el 13 de abril de 2016 , «Cobradiezmos» volvió a hacer vibrar los tendidos de la Maestranza con un torero que lo dio todo por mostrar la bravura de un toro único. Y como no puede ser de otra manera, llegaron las comparaciones entre uno y otro toro; entre una y otra faena; entre uno y otro torero.

No iba a ser diferente en esta ocasión. Cuando del palco asomó el pañuelo naranja surgieron las dudas y las preguntas: Que si hizo o no pelea suficiente pelea en varas, si escarbó más o menos o si fue más noble que bravo. Lo único cierto es que el público de la Maestranza , enarboló sus pañuelos y volvió a rugir con una faena , la de El Juli, y sobre todo con la forma de embestir, incansable, humillada, fija, templada y con clase de un toro que en su especie y en su encaste se había ganado la vida en la plaza y padrear en el campo. Ni más ni menos que la grandeza del toreo .

Eso sí, en ocho años hemos visto tres indultos en la Maestranza y no se ha cortado ningún rabo . Como ocurrió en las dos ocasiones anteriores, la emoción del público olvidó pedir los trofeos y fue el presidente -de nuevo José Luque Teruel - quien sacó los dos pañuelos blancos que le otorgaban a El Juli las dos orejas y la gloria eterna.

El torero madrileño impuso su toreo y su poderío en el cartel de figuras, en uno de los más rematados del abono maestrante de 2018. un inteligente Enrique Ponce cortó una oreja y Alejandro Talavante pasó de puntillas. La tarde y los premios serán de El Juli, de «Orgullito» y del ganadero. Apunten la fecha y memoricen el nombre. Y siéntanse afortunados de haber vivido lo que significa el toreo.

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