Roca Rey corta un rabo y confirma su mandato en Jerez

El peruano arrasca con cuatro orejas y un rabo tras firmar una contundente actuación

Roca Rey sale a hombros con el rabo que cortó al sexto Ep

LORENA MUÑOZ

La expectación creada en torno al cartel de figuras llenó el coso jerezano. Hace un año Roca Rey y Talavante fueron los protagonistas de un interesante mano a mano al que se unió El Juli. Como la temporada pasada el peruano confirmó que quiere ser alguien importante en el toreo. Amarró la puerta grande con el tercero, un jabonero al que le cortó las orejas, y le rabo al sexto, dos de los toros destacados del variado encierro de Núñez del Cuvillo que tuvo movilidad.

Entregado desde el primer lance a la verónica, Roca Rey dejó un saludo variado con chicuelinas y formó el lío en un quite en el que intercaló seis lances: dos chicuelinas, una tafallera, una caleserina y una orticina antes de rematar con la media. Con un pase cambiado por la espalda de vértigo comenzó la faena, en la que cambió los terrenos varias veces hasta acabar en los medios, para seguir con estatuarios. En el centro del anillo llevó la embestida cosida a la muleta y lo exprimió por ambos pitones con una seguridad pasmosa. Hubo naturales profundos y pases de pecho excelentes en una actuación de mucha personalidad.

Brindis a Calamaro

Confirmó todo lo hecho en el sexto al que le cortó el rabo después de otra faena inmensa. No pudo lucirse con el capote ya que salió medido de fuerzas y hasta fue protestado para devolverlo a los corrales pero rompió a embestir en la muleta de Roca Rey que brindó a Andrés Calamaro . La estocada fue al encuentro y cortó los máximos trofeos que paseó exultante en la vuelta al ruedo.

El Juli cortó un trofeo a su primero y estropeó con la espada el que podría haber cortado en el cuarto. Salió dispuesto a recibir al que abrió plaza, quitó por chicuelinas y remató con una media con el compás abierto. Tras brindar al público, los doblones iniciales tuvieron mando para llevar al toro más allá de las rayas de tercio. El pasodoble dedicado a Padilla , sintonía de este coso, empezó en la primera serie con la diestra, por donde llegaron los mejores momentos ya que por el izquierdo al astado le costaba terminar el muletazo. El madrileño lo toreó a placer, engarzando los muletazos y sin rectificar la posición.

No pudo redondear en el cuarto, con el que la cuadrilla pasó un quinario en banderillas, y lo brindó a Álvaro Domecq para comenzar a pies juntos. El público jaleó mucho este prólogo pero después el tono bajó, en gran parte por la sosería del astado. Quiso apretar El Juli que lo intentó por ambos pitones y se lució al final en una serie ligada sin mover las zapatillas.

Talavante estuvo ausente toda la tarde, carente de actitud y de ideas. Sorteó un segundo de nombre «Pantomima» como fue la faena que realizó el torero sin confiar nunca en las posibilidades de la anodina embestida del cuvillo. El público pidió música, la banda empezó a tocar y el propio Alejandro hizo un gesto para que parase . Al final, el toro fue pitado en el arrastre y el torero fue silenciado. Al quinto lo recibió con un farol en el tercio pero salió suelto y luego no hubo más. Brindó en los medios y se fue el tercio para dejar unos doblones iniciales. Poco más que decir de su labor que fue censurada con pitos por el público de Jerez.

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