San Isidro

Puerta Grande a David de Miranda

El confirmante corta las orejas a un gran toro de Juan Pedro. Una logra Paco Ureña, en su feliz reencuentro con Las Ventas

David de Miranda sale a hombros por la Puerta Grande tras cortar dos orejas Paloma Aguilar

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Con otro lleno de «No hay billetes», abre la Puerta Grande David de Miranda, en su confirmación de alternativa . Aprovecha un gran toro de Juan Pedro Domecq, con un valor tremendo. También triunfa Paco Ureña en su vuelta a Las Ventas, después del percance en el que perdió el ojo. El Juli apenas tiene opciones, con reses deslucidas y fuertes ráfagas de aire.

Esta corrida la tenía que haber toreado Enrique Ponce . A pesar de su indiscutible categoría, se apuntó al sorteo de ganaderías y le tocó la de Juan Pedro, una de sus preferidas, pero la rotura de ligamentos se lo ha impedido. No aceptó el bombo El Juli (mal hecho) pero sí, sustituir a su lesionado compañero (bien hecho). El círculo se cierra cuando, esta tarde, con un lleno de «No hay billetes», Ponce, en proceso de rehabilitación (¿llegará a Bilbao, como pretende?) acompaña al Rey emérito en la corrida que él iba a torear. «Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel», reza el título de la obra dramática de los Machado. Esa misma fortuna que sonríe, porque la ha sabido buscar, a David de Miranda.

Vuelve a Las Ventas El Juli , donde ha triunfado pero se le exige mucho. El segundo embiste con brusquedad, pega derrotes, lleva la cara a media altura y flaquea: un conjunto de defectos. En medio de un vendaval, El Juli no consigue lucimiento y desiste pronto. Pincha atravesado, yéndose de la suerte, con salto, y la gente se enfada. El cuarto va largo y noble pero cojea de una mano y se devuelve, aunque ya había comenzado la faena de muleta (algo poco frecuente). El sobrero de Algarra, alto y largo, no se entrega, embiste rebrincado y flaquea. Julián resuelve la papeleta con mucho oficio pero con escaso brillo y la división de opiniones es grande. Le ha ido sacando más de lo que se esperaba, con mérito, pero mata mal y suena el aviso.

Regreso prometedor

También vuelve a Madrid Paco Ureña : otro ejemplo de superación, como Padilla. Aquí siempre se le ha querido, por la sinceridad clásica de su toreo; ahora, lógicamente, más. La reciben con una ovación. Casi es cogido en el quite al segundo toro, por impávidas y poco adecuadas gaoneras. Traza buenas verónicas en el tercero, que se mueve mucho pero flaquea y protesta. El comienzo de faena es prometedor, con clasicismo; los naturales, citando de frente, levantan ovaciones, aunque pasa momentos de apuro. Una faena muy sincera, con su punto de ingenuidad, que encuentra mucho eco. Mata a la segunda, volcándose. Pierde la oreja por el pinchazo pero acierta el público, al obligarle a dar la vuelta al ruedo. Consigue algunos buenos muletazos en el quinto, dándole el pecho, con mucha entrega, aunque el toro protesta y surgen algunos enganchones. La faena ha sido larga, ha ido a más, suena un aviso. Mata con más decisión que acierto: oreja.

Confirma su alternativa el onubense David de Mirada , que también ha superado un muy grave percance, con el castaño «Molador»: un toro noble, que llega desfondado del todo a la muleta. El diestro está firme y tranquilo, con un toreo vertical, valeroso: lances a pies juntos, saltilleras, estatuarios, manoletinas… Todo, con más aguante que dominio. Mata pronto. Se ciñe mucho en las chicuelinas al sexto, que repite incansable, con casta: un gran toro. Con su valor impávido, David asusta y emociona al público, en una faena de enorme impacto. Varias veces roza la cogida. Mata con gran decisión. La gente, puesta en pie, exige las dos orejas. Madrid ha descubierto a un nuevo torero, con un valor extraordinario. ¡Una nueva Puerta Grande! Esta Feria nos está compensando de tantos desastres cotidianos…

Postdata . El ABC de Sevilla ha concedido su «Premio Manuel Ramírez» de periodismo taurino a Gonzalo Santonja, por una Tercera. Acaba también de publicar un nuevo libro, «Tierras adentro. Andanzas y escrutinio por el país de la piel de toro»: una indiscutible demostración de la raíz popular de nuestra Fiesta, desde fines de la Edad Media, aunque algunos indocumentados y sectarios todavía no se hayan enterado.

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